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Manny se incorpora a Medias Blancas

CLEVELAND -- Con unas gafas de sol que tenían los cristales de color de rosa, y con las rastas amarradas en forma de cola, Manny Ramírez llegó a la conferencia de prensa. Llevaba también los colores negro y gris de los Medias Blancas por primera vez en el uniforme.

Mientras se acercaba al estrado, Ramírez se ajustó las correas de tela adhesiva en los guantes de toletero. Fue como si quisiera dejar claro que ha llegado aquí con la misión de batear.

"Sólo quiero jugar béisbol", dijo Ramírez, quien habló en español y solicitó que el asistente boricua Joey Cora tradujera sus declaraciones, durante una breve conferencia de prensa que tuvo peculiaridades y momentos tensos.

No podía ser de otra forma con Manny.

Ramírez, que se marchó en malos términos de Boston y que no pudo brillar en la última campaña con los Dodgers, comenzó el martes la nueva etapa de su controversial carrera, al unirse oficialmente a los Medias Blancas, quienes se hicieron de sus servicios esta semana en busca de que los ayude a llegar a la postemporada en la Liga Americana.

Ramírez, 12 veces electo para el Juego de Estrellas, no fue incluido por el manager venezolano Ozzie Guillén en la alineación de inicio para el partido del martes en Cleveland. El dominicano estaba fatigado tras levantarse muy temprano y viajar en avión de un extremo a otro del país.

Guillén dijo que lo incluiría de inicio el miércoles, cuando Chicago y Cleveland concluyen su serie con un duelo diurno.

"Se despertó a las 4.30 de la mañana", dijo Guillén. "Por eso no jugará. Ha estado ya en la lista de los lesionados este año. ¿Para qué correr riesgos?... No quiero usarlo esta noche, pero si lo necesito lo haré. El me dijo: 'Como quieras'".

Ramírez, quien puso fin a un boicot que le impuso a la prensa en los entrenamientos de pretemporada, cuando estaba con los Dodgers, habló sólo en español con los reporteros, quienes se preguntaban si cumpliría con las políticas de Chicago sobre el aspecto personal y se cortaría el cabello, que ha llevado desde hace años largo y trenzado en rastas.

"Esa es una pregunta estúpida", dijo Ramírez. "Estoy aquí para jugar pelota y eso no tiene nada que ver".

Ramírez sigue siendo uno de los jugadores más populares de las Grandes Ligas, pero también suele meterse en problemas. Luego de ayudar a que los Dodgers llegaran a los playoffs en el 2008, las últimas dos campañas del dominicano incluyeron una suspensión de 50 partidos por dar positivo en un análisis antidopaje.

Sus últimos meses fueron grises en Hollywood, convertido en "Mannywood" antes de que la sonrisa y el bateo de Ramírez se extinguieran.

Ramírez dijo que estaba encantado por llegar a los Medias Blancas, que comenzaron el día cuatro juegos abajo de Minnesota, líder de la División Central. En Chicago, Manny será principalmente bateador designado, aunque también podría estar en el jardín izquierdo en algunos encuentros.

El toletero de Santo Domingo ingresó tres veces a la lista de los lesionados en esta temporada, por problemas en una pierna. Se perdió 58 encuentros y, debido a que los Dodgers no pueden utilizar bateador designado, decidieron darlo de baja, en vez de canjearlo y obtener algo a cambio.

Ramírez dijo que no guarda rencor a los Dodgers, pero se pregunta por qué el manager Joe Torre no lo incluyó más en el orden al bate.

"Fue una bendición jugar con ellos", dijo. "Sólo jugué 60 partidos para ellos este año, pero no entiendo por qué no jugué más, especialmente al final".

Se preguntó a Ramírez cómo se siente.

"Como si tuviera 25 años", dijo.

Guillén se mostró seguro de sacarle el máximo provecho al bateador de 38 años.

"El se esforzará al máximo, lo hará. Cuando uno trata a Manny con respeto todo está bien", dijo Guillén. "Todo lo que quiero es que él remolque carreras. Correrá, no digo que correrá tan rápido como Juan Pierre, pero correrá como Manny. Me gustaría que pudiera jugar todos los días pero no lo sé. Ya no tiene 15 años.

¿Y el cabello? Guillén dijo que ése es problema del presidente de los Medias Blancas, Jerry Rindsdorf.

"Esas reglas no las puse yo. Como manager aprecio las reglas de Jerry, pero yo lo único que podría hacer es impedirle que juegue, y lo trajimos aquí para jugar. Prefiero no meterme en eso. Si yo fuera Manny, trataría de mantener contento al presidente".

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