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Un barrilete cósmico en Rosario

Luciana Aymar se bancó todos los golpes e hizo un gol inolvidable frente a China AP

BUENOS AIRES -- Esta vez voy a empezar por el final. O mejor dicho, por lo que pasó 10 minutos antes de que terminara el partido entre Argentina y China.

Y si hago esto es porque lo que hace Lucha Aymar, la mejor jugadora de todos los tiempos, no deja de sorprenderme. Cuando pienso que ya vi todo, Lucha me deja boquiabierta con una maravilla más.

Venía de bancarse un partido difícil, recibiendo los miles de golpes que para ella ya deben ser habituales. A eso hay que sumarle que, esta vez, los árbitros le sacaron ¡tarjetas! A Lucha, justamente, que se tiene que aguantar que le peguen de principio a fin, que la marquen al borde del reglamento y más allá... en fin, supongo que para los árbitros será importante poner en su currículum que alguna vez amonestaron a Luciana Aymar.

Pero vuelvo al momento clave: a 10 minutos del final, Lucha hizo una apilada tremenda, dejando en el camino a todas las rivales que se le cruzaron, y al enfrentar a la arquera, definió sobre pierna derecha de push cruzado (lo habitual y lógico es definir apoyada sobre pierna izquierda).

GOLAZO para poner el 2-0 y bajarle la cortina al partido. Pero más allá de eso, fue otra demostración de por qué digo, y repito, que Lucha es más desequilibrante de lo que fue Maradona en 1986 para Argentina. Que se enojen los futboleros, pero los que saben de este deporte conocen la importancia de lo que hace Lucha en una cancha de hockey.

Ahora que conté lo que para mí fue lo más importante del partido, pasemos al resto. Se ganó el cuarto en cuatro y se llega al partido final, con Inglaterra, sabiendo que dos de tres resultados nos aseguran el primer lugar y nos evitan el cruce con Holanda en semifinales.

Argentina entró a jugar ya clasificada, tras el empate de Corea del Sur ante España y la victoria de Inglaterra frente a Sudáfrica. Eso, aunque parezca positivo, creo que suma en vez de quitar presión. Encima, del otro lado había una China que necesitaba sí o sí un buen resultado para seguir en carrera.

A eso súmenle que los dos venían de jugar el viernes (por la lluvia del jueves) y se va a entender mejor por qué el partido, pero sobre todo el primer tiempo, fue tan impreciso. Sí, fue de ida y vuelta, pero faltó juego para ser un enfrentamiento entre el número dos y el número tres del ránking.

Las Leonas, como siempre, se armaron de atrás para adelante. La defensa siguió luciendo sólida, y eso que enfrente tenía un equipo que ataca con mucha precisión y velocidad. Y Belén Succi mantiene máxima concentración: la exigen poco en cada partido, pero ella siempre responde. Es importantísimo cuando tu arquera no la toca casi nunca, pero saca las que van adentro.

En el otro arco, Argentina acumulaba los corners pero no llegaba el gol. Hasta que finalmente se le abrió el arco a Noe Barrionuevo, en una jugada que necesitó videoref para finalmente convertirse en el 1-0.

De ahí en adelante, se vio lo mejor de un equipo en el que cada una sabe cual es su rol y lo cumple a la perfección. Nadie quiere hacer más de lo que sabe. Nadie quiere brillar por sí sola y nadie quiere ser más que el equipo. Eso es tener humildad y amor propio.

Y si encima tenés de tu lado a Lucha, cuesta ver cómo hay que hacer para ganarle a Argentina.

Pero, insisto y repito lo que vengo diciendo desde el primer partido: todavía quedan varios pasos (tres más) y es mejor concentrarse en el que viene.

Hasta la próxima.