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Prohibido ser artista

-No puede.
-Claro que puedo.
-De acuerdo, puede, pero no es lo correcto.
-Justamente lo contrario, filosóficamente hablando fue lo correcto.
-¿Filosóficamente, dice? ¿Pero de qué habla?
-Cuando no queda otra alternativa para la trascendencia y la única opción es el mal, debe abrazarse el mal como un destino impuesto, una única elección, eso digo.
-¿Cuando no queda otra opción debe elegirse el mal? No estoy de acuerdo.
-¡Y qué me importa que usted no esté de acuerdo! Estamos hablando de figurar en los anales del fútbol mundial, de figurar de aquí a la eternidad en caracteres en negrita con su nombre y apellido, de ver su propia imagen repetida una y otra vez en todos lados, de estar en boca de todos no durante uno o dos días, sino durante uno o dos lustros. Si esa es la opción, y si para eso es necesario hacer el mal, el mal debe hacerse.
-¿Así que de ese modo usted justifica la lesión en el tobillo que le produjo Tomas Ujfalusi a Messi?
-No, justificar sería comprender su actitud pero manteniendo prudente distancia del asunto. Lo que yo digo es que yo en su lugar hubiera hecho lo mismo.
-¡Pero si Ujfalusi pidió públicamente disculpas...!
-Claro, yo también las pediría, pero lo que estamos discutiendo es otra cosa.
-¿Qué es?
-Que el único modo de responder a lo inhumano es de manera inhumana, que en cierto sentido el juego de Messi se hace merecedor de ese castigo. Porque hasta la genialidad tiene un límite –o debería tenerla.
-No estoy de acuerdo.
-No siga repitiendo eso, ya sé que no está de acuerdo. Y si ni siquiera estoy tratando de convencerlo. Todo lo que hago es mostrarle mi punto de vista.

-Que me parece errado. Me parece brutal.
-Lo es, lo mismo digo yo. Ujfalusi dice que fue sin querer, que su objetivo no era darle a Messi en el tobillo, que resultó un lance desafortunado de un partido en el que el argentino lo había atormentado de manera indescriptible. Que él no es un futbolista violento. Tonterías.
-¿Tonterías?
-Sí. Ujfalusi resultó atormentado, eso es cierto, pero en determinado momento pensó en Goikoetxea, quien quedó en la historia del fútbol por un hecho violento y no precisamente por sus habilidades.
-¿Goikoetxea?
-Andoni Goikoetxea, ¿no lo recuerda?
-No.
-Vamos, el que en el 83 le rompió el tobillo izquierdo nada menos que a Maradona. Maradona jugaba entonces en el Barcelona y su equipo le ganaba 3 a 0 al Athletic Bilbao. Goikoetchea le fue de atrás a Maradona deslizándose por el piso hasta serrucharle un tobillo, en la mitad de cancha. Una falta totalmente innecesaria.
-¿Y entonces? ¿La justifica aunque fuera innecesaria?
-De no haber sido por esa falta, hoy el nombre de Goikoetchea sonaría con la misma intrascendencia que el mío. Lo importante es entrar en la historia, mi amigo, como sea. Y ahí lo tiene a Ujfalusi, dentro de la historia, y con efectos mucho menos graves: Messi está bien, en 15 días volverá a jugar, no pasó nada.
-Cuando habla de un modo tan cruel y despiadado.... no sé... tengo la impresión de que me está tomando el pelo.
-No le estoy tomando el pelo, en primer lugar porque, por si no lo sabe, ya casi no le queda, y en segundo lugar porque estamos acá para hablar con el corazón, para decirnos la verdad a calzón quitado.
-¿Y cuál es esa verdad?
-La verdad es que cuando la gracia no te concede la posibilidad de ser un genio, hay que entrar a la historia aunque sea haciendo un agujero, pero entrar.
-Brutal lo suyo.
-A algunos el arte les está vedado y sólo les queda la fuerza bruta, la oportunidad y el autocontrol. Agradézcámosle a Ujfalusi que a falta de arte entró en la historia haciendo un mal menor. Son 15 días de reposo nada más. No exageremos y recibamos con honores al gran Ujfalusi, el jugador más sucio del momento que nos toca vivir. No será bueno y habilidoso, pero al menos es grande.

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