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Heridas que no cierran

PHILADELPHIA -- Como muchos de ustedes, resalté la fecha 3 de octubre en el calendario el día que la NFL dio a conocer su rol de juegos de la temporada regular. El regreso de Donovan McNabb a Philadelphia como mariscal de campo de los Washington Redskins ofrece la oportunidad de regresar a revisar viejas heridas.

Pero ahora que llegó, parece que todas esas respuestas que hemos estado buscando seguirán en espera. El entrenador en jefe de los Eagles, Andy Reid, un hombre que no ha franco con nosotros en días recientes, puso su legado en juego cuando envió a McNabb a los Redskins. Por 11 temporadas, las carreras de Reid y McNabb habían estado entrelazadas en lo que había sido un viaje exitoso, pero al final desesperante.

Sería muy pobre de su parte admitirlo en público, pero Reid sigue sorprendido de que los Eagles no hayan ganado por lo menos un par de Super Bowls. Aún en los primeros días de la era Reid, se creía que él y el presidente, Joe Banner, contaban con un plan a prueba de errores. Los aficionados pudieron haber abucheado por su decisión de reclutar a McNabb antes que a Ricky Williams en el draft, pero terminó siendo un acierto.

En 11 temporadas, McNabb mostró un liderazgo impresionante llevando a los Eagles a cinco Juegos de Campeonato de la NFC y un Super Bowl. Pero la otra cara de ello es que recibió la mayor parte de la culpa por perder esos Juegos de Campeonato de la Conferencia y el Super Bowl frente a los Patriots. Terrell Owens acusaría infamemente a McNabb de vomitar durante ese partido, un cargo que permanece en su contra a pesar de que se ha deshecho de muchos más.

Es sin dudas el mejor mariscal de campo en la historia de los Eagles, pero fue demasiado criticado como para ser el más querido. Ese honor pertenece probablemente a Randall Cunningham, cuya estancia con el club nunca fue tan exitosa como la de McNabb.

Nunca he vivido ni trabajado en Philadelphia, pero tengo la sensación de que los aficionados se apegan más a los atletas que portan sus emociones (y derrotas) a flor de piel. Mike Schmidt fue uno de los grandes bateadores de todos los tiempos pero él también fue demasiado estóico como para ganarse la pasíon de los fanáticos. Sixers como Charles Barkley y Allen Iverson nunca ganaron títulos, pero su extrovertida conducta y pasión dio en el blanco de los aficionados.

McNabb no sufrió lo suficiente después de las derrotas, y parecía reírse demasiado pronto después de las intercepciones. Pero honestamente, su habilidad para aislarse de las críticas es lo que le permitió ser exitoso. Pregunté a Kevin Kolb qué fue lo más importante que aprendió después de observar a McNabb por tres años.

"Tiene una gran actitud todo el tiempo", respondió Kolb. "Nunca dejó que los medios o las malas épocas le afectaran en el vestidor".

Para el registro, nunca he inferido que la fingida sonrisa que portaba McNabb durante las conferencias de prensa después de los partidos, o sus risitas en las laterales, se debían a una falta de pasión. No importa lo que diga públicamente esta semana --y cada una de sus palabras será cuidadosamente pronunciada--, opino que se sintió humillado por la decisión de los Eagles de negociarlo a un rival divisional. Me dijo a principios de agosto que "daría un gran abrazo de oso" a Reid antes del partido, y que no guardaba resentimientos en contra de la organización. Pienso que el abrazo sucederá, pero también opino que aún quedan resentimientos.

El ex mariscal de campo de los Cowboys, Troy Aikman, quien narrará el juego para Fox este domingo, no compra la teoría de que Reid envió a McNabb a los Redskins por la dulzura en su corazón. Como muchos de nosotros, piensa que habla de la confianza que tenía Reid de que los Redskins no fueran amenaza a las aspiraciones de postemporada de los Eagles.

"Hubo muchas personas que criticaron a Andy por realizar el canje con Washington", dijo Aikman al Philadelphia Daily News esta semana. "El modo en que yo lo veo es que los Eagles querían ganar. ¿Para qué enviar a su mariscal de campo a un rival divisional si sienten que iba a impedir que ellos vencieran a ese equipo? La respuesta es que no lo hubieran hecho. No lo harían.

"Claramente, Andy sintió suficiente confianza en lo que tenía como para hacer ese movimiento y no sentir que impactaría adversamente a los Philadelphia Eagles."

Como breve nota al pie, Reid alguna vez intentó sacar del retiro a Aikman cuando McNabb se lesionó temprano en su carrera. Aikman lo meditó seriamente, pero al final declinó. Si sienten que es difícil acostumbrarse a ver a McNabb en dorado y guinda, ¿cómo creen que se hubiera visto Aikman en verde y blanco?

A lo largo de las últimas 11 temporadas, no siempre fue sencillo decidir si Reid o McNabb merecían la mayor parte del crédito por las victorias y derrotas. Mirando atrás, parece que McNabb probablemente recibió demasiada culpa por la incapacidad de los Eagles de ganar un Super Bowl. Pero mucho de ello es parte de la naturaleza de la posición de mariscal de campo.

McNabb y Reid aún están a tiempo para redefinir sus legados. Y este domingo nos proporcionará una interesante ventana para mirar a sus futuros. Los Eagles son el mejor equipo ahora, pero de hecho creo que eso funciona a favor de McNabb. Los Eagles hicieron este movimiento porque no pensaron que McNabb podría volver a perjudicarlos.

Reid dijo a reporteros este miércoles que el partido no se trataba "de Donovan... ni de Andy Reid ni de Michael Vick, ni de nadie más".

No, yo tampoco le creí.

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