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Inter cinco estrellas

ROMA -- Inter cumplió con una gran hazaña, consiguiendo cinco títulos a lo largo de un año solar, objetivo nunca alcanzado antes por un equipo italiano. El último, la quinta estrella, se acaba de obtener en el Mundial de Clubes de la FIFA, gracias a dos victorias por 3 a 0, primero ante Seongnam de Corea del Sur en semifinales y después contra Mazembe de Congo en final.

De esta manera, los nerazzurri cerraron un año espectacular, en el que, de no ser por la derrota ante Atletico Madrid en la final de la Supercopa Europea, hubiesen ganado todos los torneos que disputaron.

En tiempos de fiestas navideñas, el club de Milán podrá festejar en alegría y serenidad lo bueno que logró construir, para empezar el año nuevo con una fuerza mayor, que deriva de la conciencia de ser los mejores del planeta, por lo menos por 12 meses.

NO HUBO HISTORIA
El Mundial de Clubes era un objetivo totalmente importante para Inter, que en el último período Benítez no quiso arriesgar más nada y, a menudo, estuvo dispuesto a perder puntos en el campeonato y en la Champions League para guardarse a sus mejores jugadores y asegurarse la presencia de sus "estrellas".

El viaje para Abu Dhabi sin dudas se preparó con inteligencia, atención y el máximo de la profesionalidad, lo que le permitió a los nerazzurri llegar a la competición más importante a nivel planetario para clubes en un estado de forma óptima, como para poderse jugar como se debe los dos partidos que separaban al equipo de Benítez de la historia.

Así, tras una semifinal realmente fácil, en la que Zanetti & Co. liquidaron de manera contundente a los coreanos de Seongnam, se llegó a la final que, sorpresivamente, no fue ante el otro Internacional, el de Porto Alegre, sino que contra los campeones africanos de Mazembe, cuadro originario de la República Democrática del Congo.

El match realmente no tuvo historia, porque luego de 12 minutos de estudio, Inter decidió que era la hora de ofender y, a la primera maniobra lo suficientemente rápida, metió el 1 a 0: Milito apoyó para Eto'o, el camerunés metió un gran cuchillazo para el corte de Pandev y el macedonio tuvo tiempo y espacio a suficiencia para controlar y mandarla a guardar.

Cuatro minutos más tarde, Zanetti bajó por derecha, llegó hasta el fondo y la tocó baja hacia la media luna. Primero Pandev quiso controlar, pero pifió con la zurda. Así, el balón le llegó sobre el límite del área a Eto'o quien, increíblemente solo, tuvo el tiempo para coordinarse y rematar cómodamente, para clavarla a lado del poste a la derecha del portero.

Había una neta diferencia de velocidad, de orden táctico, de poder técnico y de profesionalidad, que les permitió a los italianos ser dueños de la cancha en cada momento, sin nunca arriesgar nada y construyendo muchas ocasiones clarísimas. Las chances fuerion tantas que el encuentro hubiera podido terminar sin ningún problema con una tremenda goleada.

No se vieron cinco goles en la primera etapa solamente porque Milito falló unas cuantas posibilidades y, por encima, el argentino no fue el único que erró a la hora de mandarla a guardar.

Además, con la manifiesta superioridad que se veía sobre el césped, claramente Inter no quiso desperdiciar energías y bajó mucho el ritmo, para controlar el trámite y obtener el máximo resultado con el mínimo esfuerzo, como suele decirse.

En el complemento no cambió casi nada, a parte el hecho de que los africanos estuvieron cerca del descuento en un par de ocasiones, más por el evidente relajamiento interista que por algún argumente válido en su juego.

Sobre el final llegó el 3 a 0, anotado por Biabiany al minuto 40, quince más tarde de su ingreso en el campo al puesto de Milito. Un gol que le dio un aspecto más real al marcador y que replicó el de la semifinal, dejándole a todo el planeta la impresión de que el Inter todopoderoso aún tiene ganas de seguir venciendo y levantando trofeos.

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