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Nalbandian ganó la Copa Argentina

BUENOS AIRES -- En un partido en el se jugó tan en serio que nadie se acordó que se trataba de la final de un torneo exhibición, David Nalbandian (número 27 del mundo) derrotó por 6-3 y 7-6 (7-5) a Juan Mónaco y se consagró campeón de la Copa Argentina de Tenis jugada en el Buenos Aires Lawn Tennis Club.

El match entre los dos mejores tenistas argentinos del momento estuvo signado por la irregularidad en el saque de ambos protagonistas. Y como los dos son muy buenos para devolver, se dio algo insólito. El encuentro estuvo plagado de quiebre de servicio.

Fueron en total diez rupturas en dos sets. Y en esa extraña dinámica, el que más renta sacó fue el cordobés. Porque fue el que menos desaprovechó las chances que generó para quedarse con el servicio de su rival. Lo hizo en seis -sí, seis- ocasiones, mientras que Pico lo logró cuatro veces.

Además, a David le funcionó muy bien la derecha a lo largo de todo el desarrollo. Potente y precisa. El de Unquillo la aprovechó para hacerlo correr a Pico, que nunca le escapa al sacrificio. Ya en el primer game del partido lo sometió a un limpiaparabrisas insoportable. Así, logró rápido el primer quiebre.

Pero Mónaco no se amilanó y puso primera en el segundo juego para recuperar la ruptura. Entonces, todo como al principio.

Intercambiaron quiebres en los primeros tres juegos, con dos rupturas para David y una para Pico. Recién en el cuarto juego, Nalbandian inauguró en el match el rubro de servicios conservados.

Un nuevo quiebre para Mónaco en el sexto juego y, de nuevo, todo como en el inicio. Pero, enseguida, otra ruptura, ahí mismo, en el séptimo game. Parecía que la cuestión pasaba por ver quién quebraba más, en lugar de ser el servicio lo preponderante.

Y como no podía ser de otra forma en un set plagado de quiebres, fue con una ruptura que Nalbandian lo cerró. En el noveno game se volvió a quedar con el servicio de Mónaco, y se adueñó también del set por 6-3.

En un encuentro jugado tan a cara de perro, el público se prendió enseguida. Y extrañamente, estuvo dividido en su preferencia. A diferencia de otros años, en los que el favorito era claramente Nalbandian, esta vez la voz de la tribuna estuvo bien pareja. Hubo tantos "¡Vamos David!" como "¡Dale Pico!

Con el comienzo del segundo parcial, quedó claro que la inconsistencia de los saques no se había terminado con el primer set. Otra vez ambos protagonistas flaquearon por ese lado. Lo más sorpresivo de esto fue que le haya ocurrido a Mónaco, quien en sus dos partidos anteriores se había destacado justamente por la mejoría en esa faceta del juego.

Primer game, quiebre para Mónaco. Segundo, ruptura para el de Unquillo. Sexto juego, Pico se quedó con el saque del cordobés. En el séptimo, David recuperó el quiebre. Esa fue la tónica en la segunda manga.

Luego la cuestión se tranquilizó un poco y el trámite se volvió más normal. Ambos encadenaron varios games seguidos manteniendo su servicio. El de Mónaco, por caso, se empezó a parecer al que había mostrado en los partidos previos de esta copa.

Esa mejoría de ambos llevó a que el set se fuera al tie break, que también entregó emociones. Porque Nalbandian se llegó a poner 5-2 y parecía que lo cerraba fácil. Pero se recuperó Mónaco y llegó al 5-6. No obstante, ahí David no perdonó, ganó ese punto decisivo y pudo festejar.

"Me voy contento. Por más que sea una exhibición, nosotros somos deportistas y nunca jugamos para perder. Hoy con Pico jugamos bastante en serio. Creo que salió un buen partido. Espero que la gente lo haya disfrutado", afirmó el cordobés tras el partido.

Nalbandian también se refirió al marco: "Ver el estadio lleno es hermoso. No es fácil lograrlo en una exhibición, y acá se dio. Fue espectacular".

La gente, seguramente, pensó lo mismo del show que él y Pico brindaron dentro de la cancha.