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Impacto de Valenzuela no será olvidado

El zurdo mexicano Fernando Valenzuela batalló durante 17 temporadas en las mayores Ron Vesely/Getty Images

En toda la historia de las Grandes Ligas, probablemente ningún latino causó tanto impacto inmediato que el mexicano Fernando Valenzuela prácticamente desde el mismo día de su debut.

De pronto, todos querían ser Fernando. El manager de los Dodgers de Los Ángeles, Tom Lasorda, sorprendió al mundo cuando en 1981 designó a Valenzuela para abrir el partido inaugural de la temporada, a pesar de contar en su rotación con los experimentados Jerry Reuss, Burt Hooton o Bob Welch.

El mexicano había tenido una estadía en las mayores en septiembre de la temporada anterior, cuando lanzó en cuatro partidos, todos como relevista, sin permitir carreras limpias en 17.2 innings. Aquello fue más que suficiente para Lasorda.

Desde que lanzó su primera pelota hacia el plato ante los Astros de Houston para abrir la campaña el 9 de abril de 1981, la Fernandomanía se apoderó de la ciudad de Los Ángeles, del estado de California y de todos los Estados Unidos.

Una blanqueada de 2-0 ese día fue apenas la punta del iceberg de lo que vendría después.

Todos querían ver lanzar a aquel mexicano regordete que miraba al cielo antes de soltar la pelota, como invocando el favor de los dioses del béisbol.

Fernando salió victorioso en sus ocho primeras aperturas, con cinco blanqueadas y en todo el país los fanáticos coleccionaban las tarjetas del nuevo ídolo.

Para añadir más brillo, Valenzuela era un excelente bateador, mucho mejor que la mayoría de sus colegas pitchers, lo cual le permitió convertirse en el único pelotero en la historia en ganar en un mismo año los premios de Novato, Cy Young y Bate de Plata.

Sus cifras al final de la campaña no dejaron espacio a dudas: 13 victorias y siete derrotas, con efectividad de 2.48, en tanto encabezó la Liga Nacional en juegos completos (11), blanqueadas (8), innings lanzados (192.1) y ponches propinados (180), en una temporada que sólo contó con 110 partidos, debido a una huelga de peloteros que se extendió desde inicios de junio hasta mediados de agosto.

Y para terminar de convencer de su grandeza, el Toro Valenzuela estuvo inmenso también en la postemporada, la fase donde muchos se achican y pierden la brújula.

Con desventaja de 1-2 en la serie divisional ante los Astros, Fernando le dio el empate a su equipo al vencer 2-1 en un duelazo a Vern Ruhle.

Por el campeonato de la Liga Nacional ante los Expos de Montreal, perdió 3-0 frente a Ray Burris en el segundo partido de la serie, pero ganó el juego decisivo que catapultó a los Dodgers a la Serie Mundial.

En el clásico de octubre, ante los mismísimos Yankees de Nueva York, Valenzuela volvió a mostrar la sangre fría de los elegidos.

Los Yankees tomaron ventaja de 2-0 en la serie y le tocó al mexicano marcar el punto de viraje. Obligados a ganar de todas todas para evitar quedar al borde del abismo, los Dodgers se apoyaron en faena completa de su astro zurdo para ganar 5-4.

A partir de ahí los Dodgers no perdieron un juego más y se coronaron campeones, para completar la temporada de ensueño de Fernando.

Valenzuela asistió a seis Juegos de Estrellas, incluido el de 1986, cuando igualó la hazaña de Carl Hubbell en 1934, al ponchar en fila a cinco bateadores: Don Mattingly, Cal Ripken, Jesse Barfield, Lou Whitaker y su compatriota Teodoro Higuera.

En 1997, después de 17 temporadas, se retiró oficialmente, con récord personal de 173-157, 3.54 de efectividad y una aureola que sólo unos pocos elegidos son capaces de dejar a su paso por el mejor béisbol del mundo.