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Pasa la antorcha

TAMPA, Fla. -- En una esquina profunda del clubhouse de los Yankees de Nueva York, tres guantes abiertos de receptor que aguantan pelotas de béisbol autografiadas descansan uno al lado del otro en un vestidor, como trofeos en vitrina.

"Solamente por si algo sucede", dijo Jorge Posada.

Él cumplirá 40 años en agosto, y si exhibir las herramientas de su antiguo trabajo es señal de una crisis de la mediana edad, que así sea. Por memoria muscular, Posada se presentó con los lanzadores y receptores al inicio de los entrenamientos de primavera.

Jorge PosadaAP Photo/Charlie Neibergall

Posada llegó a entrenar junto a pitchers y catchers

No existe una fecha de reportarse a los entrenamientos para un bateador designado y potencial primera base suplente que inicia una gira de "gracias por los recuerdos" que su jefe concertó en contra de su voluntad.

"Al fin y al cabo", Derek Jeter dijo el jueves, "Jorge será recordado como uno de los mejores receptores en la historia del deporte".

Jeter advirtió que la carrera de su gran amigo no ha terminado, que Posada aún tiene tiempo para realzar una carrera distinguida como sucesor digno tras el plato de Thurman Munson.

La verdad, Posada no parece ni suena ni actúa como un bateador designado a tiempo completo o como un primera base a tiempo parcial más de lo que parece o suena o actúa como el segunda base de ligas menores que antes fue.

Ni hablar de que Posada es oficialmente un bateador designado, y que Joe Girardi reveló el jueves que Posada pronto iniciará labores como un posible suplente para Mark Teixeira. Todo el ser de Posada gira en torno al espíritu de un receptor, en torno a encargarse de la posición más viril del béisbol, y él no puede renunciar a su identidad de un día para otro simplemente porque sus jefes se lo pidieron.

"Estoy trabajando en ello", dijo Posada entre risas. "Pero es difícil. Tu rutina es muy diferente en los entrenamientos de primavera, cuando tú usualmente atrapas y atrapas y entonces vas a batear. Ahora tengo un poco más de tiempo libre, y estoy intentando descifrar cuál será esa rutina".

Posada ha estado intentando descifrarlo desde aquel día en noviembre en que Brian Cashman lo visitó en el Hospital Columbia-Presbyterian, donde el receptor sería sometido a una resonancia magnética. El gerente general había llamado a Posada solicitando una reunión, y Posada le dijo a Cashman que viniera a hablar con él en el hospital antes de que saliera de viaje.

Cashman le pidió a un funcionario del hospital una habitación privada, sentó a Posada, y fue directo al grano. "Yo simplemente le dije a Jorge que esto es lo que haríamos, que vamos a designar a otra persona para ser el receptor este año", Cashman recordó. "Yo le dije que si nuestros grandes planes en la receptoría se iban a pique, él debería estar listo para atrapar, pero que ahora era nuestro bateador designado".

"Jorge no respondió nada. Él solo escuchó y finalmente dijo, 'Está bien'".

Posada sabía que esto venía luego de que bateó para .248 y demostró algún desgaste defensivo. "Pero fue difícil cuando me lo informaron", dijo.

"Ellos me lo dijeron temprano, sin embargo, y yo creo que eso me ayudó a lo largo del invierno para prepararme mentalmente para comenzar como bateador designado".

Según la profundidad del plantel, Russell Martin es el receptor titular, con el lesionado Francisco Cervelli y el fenómeno, Jesús Montero, haciendo una audición para el papel de suplente. Pero Posada todavía tiene sus manoplas de receptor listas. Además trajo su careta por si acaso.

Ante la pregunta de que si aún sentía en lo más profundo de su corazón que terminará siendo el receptor de los Yankees en algún punto esta temporada, Posada dijo, "Yo no sé. Mucho puede suceder. Muchas cosas pueden suceder. Nosotros tenemos algunos receptores jóvenes que están listos, así que veremos. Estoy ansioso por ser bateador designado ahora mismo".

Después de que se supo la noticia de que Posada ya no sería el receptor titular, fue consolado por los aficionados que le escribían o se topaban con él en la calle, aficionados que le dijeron que el equipo aún necesitaba su liderazgo, su tenacidad y su bate.

Por supuesto, Posada figura como uno de los enlaces autóctonos entre los campeones del 2009 y los equipos dinásticos de finales de los años 90. Él podría ser la respuesta del Núcleo de los Cuatro a Ringo Starr, un miembro de los Yankees careciendo del tipo de momentos distintivos entregados por Jeter, Mariano Rivera, y Andy Pettitte.

Pero Posada pertenece a la lista de los mejores Yankees de todos los tiempos, un honor ganado con pasión al estilo de Munson por jugar a pesar del dolor. De hecho, si Girardi tan solo se lo permitiera, Posada arriesgaría otra conmoción cerebral, se pondría una careta el viernes por la noche, y trataría un partido de los entrenamientos de primavera contra los Medias Rojas de Boston de la misma forma en que Munson hubiera tratado otra pelea a puñetazos con Carlton Fisk.

"He visto mucho video de Thurman como receptor", dijo Posada, "la manera en que lanzaba la pelota y su porte al plato. Yo vi que él estaba bastante magullado y aún así salía y rendía, y sus compañeros de equipo me dijeron que él siempre estaba ahí para su equipo, que si estaba adolorido y Ron Guidry estaba lanzando, Thurman se decía a sí mismo, 'Yo tengo que estar allá afuera para él'".

"Tú de veras tienes que hacer un esfuerzo sobrehumano como receptor, porque siempre estás lesionado. Thurman hizo eso, y yo me veo a mí mismo ser un poco así".

La viuda de Munson, Diana, le dijo a Posada que su intensidad le recordaba la de su esposo, y que el enfoque de Posada ante su arte le permitió a ella ver el béisbol otra vez muchos años después de la muerte de Thurman en un accidente aéreo en 1979.

"Eso significó tanto para mí", Posada dijo.

Así que ahora él está dispuesto a enseñarle a los jóvenes -- los Montero y los Austin Romine -- cómo hacerlo al estilo de Munson y Posada.

"Jorge ha sido increíble", dijo Cashman. "Él ha decidido no ir contra la autoridad. No estoy diciendo que él no quiere ser receptor, pero él ha tenido una gran actitud y yo nunca lo he visto involucrándose tanto con los receptores jóvenes como lo está haciendo ahora".

Posada se encuentra en el año final de su contrato, casi seguro su último contrato como jugador de los Yankees. Girardi necesitará el puesto de bateador designado en los años siguientes para descansar a Jeter y a Alex Rodríguez, entre otros, dejando a Posada con una frontera final por conquistar más allá del 2011.

¿Recibirá la placa en el Parque de los Monumentos tan altamente merecida?

"Oh cielos, eso sería muy especial para mí", Posada dijo. "Yo sólo espero que no pase demasiado tiempo, porque mi mamá y mi papá están envejeciendo y yo quiero que estén ahí. Ése sería un día conmovedor que sería muy difícil para mí".

Jorge Posada, cinco veces campeón, hallará una manera de manejarlo. Eso es lo que hacen los receptores orgullosos de los Yankees.