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Hola, soy Roger, ¿me recuerdan?

Sigan hablando de Djokovic, no me tengan en cuenta. Yo voy calladito... parece decir Roger AP

BUENOS AIRES -- Entre las múltiples tareas del periodista -hacerse preguntas, escribir historias, investigar, destacar hechos, etcétera- figura la de interpretar lo que está sucediendo en un área específica.

En este caso, nos ocupamos del tenis profesional masculino, la llegada del Mundial de polvo de ladrillo y la pregunta que nos hacemos todos, periodistas y seguidores de la disciplina: ¿podrá Novak Djokovic concretar en París lo que pudo hacer en los torneos preparatorios? ¿Vencerá a Rafael Nadal en la fortaleza parisina que supo construirse el español, allí donde sólo perdió un partido desde su debut en 2005? El Nº 1 y la racha invicta del serbio son otros elementos que entran en la conversación...

El probable duelo que ya tuvo episodios en la final de Madrid y Roma -en Monte-Carlo no, porque Djokovic no participó- ocupaba el espacio de los análisis previos y pronósticos. También durante el desarrollo del torneo: Nadal con una primera ronda complicada ante Isner; Djokovic y el partido que simplificó sobre el cierre contra Del Potro. El asunto era seguir el camino de ambos.

Ocurre que esa probable final soñada entre el 1 y el 2 deja fuera de la consideración a un señor llamado Roger Federer, que por su pasado reciente, merecería algo más de crédito. De multicampeón de Grand Slam a tercero en discordia, sin escalas.

Hay un dato elaborado artesanalmente, sin precisión fáctica, que dice que es el primer Grand Slam en mucho tiempo –podríamos decir desde 2004- que Roger no aparece en la discusión pública sobre los candidatos al título. Hace apenas cinco meses lo teníamos como favorito en Australia, hoy no llega al status que sí disfrutan Djokovic y Nadal.

"Me lo vienen preguntando bastante, cómo se siente esto de no figurar en la conversación por ser campeón", dijo un sonriente Federer en una de sus entrevistas post-partido. "Trato de enfocarme en lo mío sin prestarle atención a eso. Creo que estoy jugando bien de nuevo", alertó.

Hay que reconocerlo: él mismo nos fue llevando hacia ese lado, con derrotas sorpresivas para un standard Federer, como las sufridas ante Jurgen Melzer en Montecarlo o Richard Gasquet en Roma. Al mismo tiempo, se conoce, es un "animal distinto en los Grand Slam", como alguna vez dijo Andy Murray, quien lo sufrió en dos finales de esa categoría, US Open 2008 y Australia 2010.

El suizo impuso en la actual edición de Roland Garros el récord de llegadas a cuartos de final en forma consecutiva (28, superando por uno a Jimmy Connors), pero a la vez, no llega a una final grande desde que ganó Australia 2010.

Convivió con la presión de demostrar lo suyo durante muchos años, y llega al estelar choque de mañana contra Djokovic en una situación inédita, de punto en un Grand Slam. Por eso puede darse el lujo de pasar la pelota del otro lado: "Creo que hay menos en juego para mí que para él. Son muchas cosas a su alrededor, especialmente la situación del Nº 1, algo muy importante, y no tanto la racha invicta, pero todo va de la mano. Será un día interesante".

Un asunto no menor: el suizo es el único que no perdió sets en el torneo. A la vez, Djokovic disfrutó de cuatro días de descanso, debido a la baja por lesión del italiano Fabio Fognini. El físico, habitual factor clave en las últimas rondas de un Grand Slam, no debería influir en el superpartido del viernes. "El mejor del mundo en este momento contra el mejor de la historia", definió Nadal, quien jugará la otra semifinal frente a Murray.

¿Qué podrá hacer Federer en polvo de ladrillo? Tendrá más tiempo para tomar decisiones y no se verá tan apurado por el ritmo infernal que impone Djokovic (tan apurado como si se tratara en una superficie más rápida). A la vez, deberá armarse de paciencia porque crecerá todavía más la terrible defensa del serbio. En estos partidos, el clima y la velocidad de la cancha, el viento, también suelen jugar un papel importante.

Federer fue el último jugador que venció a Djokovic en un partido oficial: 6-1 y 6-4 en las semifinales del Masters de Londres. Desde allí, Djokovic hilvanó 43 triunfos consecutivos, 41 en 2011, incluidas tres victorias sobre Roger.

"La gran pregunta sigue en pie: ¿por cuánto tiempo lo puedes mantener? Es difícil que te pregunten todos los días lo mismo. ¿Cuántas victorias puedes lograr? Te gustaría que no se hable tanto de eso, simplemente salir a la cancha y seguir ganando", comentó Roger sobre el récord de su rival. "Quizás el récord no importe tanto de alguna forma, porque le será más fácil para él enfocarse en enfrentarme a mí que en toda la situación".

Si viajar a la cabeza de Roger fuera tan fácil como en la película de John Malkovich, quizás el suizo esté pensando algo así: "Sigan hablando de Djokovic, no me tengan en cuenta. Yo voy calladito. Ya van a ver".