MÉXICO -- Conquistar el título de la Copa del Mundo Sub-17 del 2011 para su país y como logro personal es lo único que ocupa la mente de los integrantes de la selección mexicana de futbol, aseveró el capitán Antonio Briseño.
"La idea es apoyar todos y decir una frase que dice: Las finales no se juegan, se ganan, y así la vamos a jugar, a jugarla como tal (un choque por el título)", indicó el zaguero central.
No será un partido sencillo, pues además de que estará en disputa el campeonato mundial de la categoría sub-17, el adversario, Uruguay, es reconocido por la marca férrea y las entradas duras.
"Cómo no va a haber patadas, si es de lo que vivimos, si ellos nos pegan vamos a pegar nosotros también, pero vamos a tratar de hacer nuestro futbol, tener el balón, darle circulación, y si llegan a pegar ellos el árbitro ya tomará sus debidas correcciones".
Ya tuvieron la experiencia de enfrentar a los celestes en una gira por Sudamérica a principios de 2011, que sirvió de preparación para ambos hacia el Mundial Sub-17 México 2011 y en los cuales los charrúas ganaron una vez y en otro empataron.
"Fueron partidos muy duros, donde lucharon, trabaron, pero fueron siempre en su casa, ahora vienen a la nuestra y que la respeten como tal. Fueron partidos (con entradas) fuertes, pero de forma leal, jugaron la pelota, así que nosotros tenemos que tratar de tener el balón y darle circulación para no recibir patadas".
El capitán de la escuadra mexicana afirmó que ya dejó atrás la jugada donde perdió el balón afuera del área y que derivó en el empate momentáneo a un gol en la semifinal ante Alemania, apenas unos minutos después de que su compañero Julio Gómez pusiera 1-0 adelante al conjunto Tricolor, en el juego disputado en Torreón.
"De los errores se aprende. Fue un error tonto, la verdad, infantil, pero estoy consciente de ello, ya lo dejé en el olvido, ya no puedo hacer nada, en el partido no pude hacer nada después de que cayó el gol, pero hay que tratar de seguir jugando igual y, creeme, el domingo no va a pasar algo así".