ESPNdeportes.com 13y

Como en los viejos tiempos

BUENOS AIRES --Las imágenes con las caras de los titulares de Independiente para la primera final por la Recopa pasan una tras otra en el flamante tablero electrónico del Libertadores de América.

Hay aplausos tibios para algunos, de compromiso para otros, pero hay tres que se suben al podio de los más reconocidos. La medalla de bronce es para Hilario Navarro, el siempre seguro arquero del Rojo; la de plata para Eduardo Tuzzio, el veterano defensor que se ganó con creces el cariño de la hinchada; y la de oro, sin lugar a dudas, para Gabriel Milito, el ídolo que volvió una noche de Recopa.

Después de ocho años y tras su paso por el Zaragoza y el multicampeón Barcelona, el Mariscal regresó a su casa y se llevó una ovación de todo el público del Rojo.

Cumplió Milito en su debut: en líneas generales estuvo seguro en la marca (aunque una de las pocas veces que lo superaron, fue gol), ordenó a la defensa y mostró una cualidad que no se ve muy seguido en los centrales del fútbol argentino: siempre le dio la pelota en los pies a un compañero.

Y cumplió también Independiente con el resultado: ganó 2 a 1 y llega con ventaja al partido revancha que dentro de dos semanas se jugará en tierras brasileñas.

La sorpresiva obtención de la Copa Sudamericana 2010 le dio al Rojo la posibilidad de volver a meterse en la discusión por ser el Rey de Copas, título que ahora, con 18 conquistas internacionales, ostentan Boca y el Milan. Atrás vienen los de Avellaneda, con 16.

La Suruga Bank, aunque es una copa de menor importancia, hubiera sido un envión anímico importante para los de Mohamed de cara al inicio de la temporada. Pero no se pudo ganar, Independiente volvió de Japón dejando una pobre imagen ante un rival de poca jerarquía y se terminó generando un efecto negativo para con los jugadores.

Por eso, para calmar ánimos y alejar fantasmas, esta primera final en su estadio el Rojo tenía que ganarla. Y la ganó. Aunque no le sobró nada, fue más que su rival en el balance de los 90 minutos y viajará a Porto Alegre con la tranquilidad del resultado a favor (en estas finales no vale doble el gol de visitante).

Podríamos decir que el Independiente del primer tiempo fue mejor que el del segundo. Porque apretó más arriba al rival, le sacó la pelota y tuvo casi siempre el control del partido.

Eso sí, sintió y mucho la ausencia de Patricio Rodríguez, el hombre que de mitad de cancha hacia delante le podría haber dado más desequilibrio y claridad a los ataques del equipo. Y no hay que olvidarse de la baja de Facundo Parra, el goleador que en los momentos clave siempre dice presente.

De todas maneras, con un mediocampo que asfixió siempre la salida del rival y favorecido por la poca ambición que los brasileños mostraron en la primera mitad (D'Alessandro por momentos se preocupó más por tapar la subida de los volantes que por atacar), el local generó las mejores situaciones. No fueron muchas, pero sí suficientes para llevarse la ventaja parcial.

Sin embargo, en el primer ataque a fondo de Inter llegó el gol: desbordó Nei a Milito por derecha y el centro llegó justo para el anticipo de Damiao, que les ganó a todos y puso el 1 a 0. Inmerecido. Reaccionó rápido el Rojo, y antes del final de la primera etapa, luego de un centro perfecto de Tuzzio, Maxi Velázquez puso de cabeza el merecido 1 a 1.

En el segundo tiempo Independiente no fue el mismo, aunque contó con un par de situaciones bien resueltas por el arquero. Ya no tuvo el control absoluto del balón y el Inter emparejó las cosas. Un centro al corazón del área casi es empujado por Damiao para el 2 a 1, y un remate de Tinga hizo temblar el travesaño de Hilario.

Pero a los 27 minutos el empuje del conjunto argentino tuvo su premio: Marco Pérez ejecutó un tiro libre, el rebote en la barrera descolocó al seguro Muriel y el local se puso 2 a 1.

Después, estuvo cerca del 3 a 1 con un cabezazo de ingresado Nieva que pegó en el palo, y los brasileños también pudieron haber alcanzado la igualdad con algunos centros venenosos y un remate de Damiao que tapó muy bien Navarro.

La serie está abierta. El Rojo tenía que ganar y ganó, pero la diferencia es mínima y ahora habrá que definir en Brasil. La revancha no será sencilla, pero será una buena oportunidad para que uno de los equipos más ganadores a nivel mundial saque a relucir su mística copera.

^ Al Inicio ^