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El récord 2011 y la historia reciente

El serbio está un escalón por encima de Nadal AP

NUEVA YORK -- Djokovic está 5-0 en la temporada contra Nadal, todos los partidos en finales importantes: Indian Wells, Miami, Madrid, Roma y Wimbledon. "Es una ventaja para él", reconoció el español. No deja de ser obvio lo que dice Rafa, pero es infrecuente que un finalista lo conceda en las vísperas de una finalísima como la que se viene.

La de Londres fue la más preocupante, en la que el español terminó admitiendo que no le encontraba la vuelta al serbio, y que tendría tarea para el hogar en el breve receso que seguía al Grand Slam en césped.

Esta ventaja actúa en ambos frentes, especialmente a la hora de los puntos importantes. Sirve de combustible en Djokovic para probar tiros como aquella devolución ganadora ante Federer cuando estaba match point en contra. También puede hacer dudar a Rafa, aunque las buenas costumbres digan que nunca hay que menospreciar en lo mental a un campeón como él.

De la misma manera, haber perdido dos partidos en el año -uno por abandono- le infla el pecho a Djokovic todavía más. Su compatriota Janko Tipsarevic decía: "A veces ves tipos en el circuito, y lo cuento desde un punto de vista psicológico, de los que podés decir por su lenguaje corporal que ganan un par de partidos y se sienten satisfechos... Imaginate Novak".

¿Influirá el resultado del año pasado en Flushing, cuando Rafa venció a Nole en la final? Difícil: Nole jugó su primera final de Wimbledon ante Rafa, campeón defensor, y no pareció sentir la presión del primerizo.

"Al final, es todo mental", dijo Djokovic tras vencer a Federer. "Ser capaz de manejar la presión, dar el salto de calidad y aprovechar las oportunidades, todo eso es mental".

"La clave es ser fuerte mentalmente todo el tiempo, pelear todas las pelotas y creer en la victoria en cada momento", listó Rafa.

CRECER EN OFENSIVA
En los últimos encuentros ante Djokovic, Nadal ha estado jugando muy corto. En los días malos del español, el drive tiene esa tendencia: pica cerca de la línea de saque, no logra el efecto deseado de tirar al rival hacia atrás con el top-spin, y provoca que su dueño tenga que correr más de lo que quisiera.

"Debo ser agresivo, no siempre lo he sido este año", reconoció el Nº 2 del mundo. Si recupera la pimienta y la profundidad que mostró contra Andy Roddick (otra categoría de rival en este momento), podrá adelantarse en la cancha y pasar a dominar con el drive. No es tan sencillo, el partido tiene dos dimensiones: Djokovic juega casi de sobrepique si lo necesita, y tiene una defensa igual de asombrosa que el español.

Nadal necesita ganar metros en la cancha, no puede jugar como si se tratara en polvo de ladrillo. Debe visitar la red con el punto dominado, ese es el escenario ideal. "Creo que voy a hacer saque y volea", bromeó en la rueda de prensa tras vencer a Murray.

Para comenzar dominando, el servicio y la devolución cobran importancia fundamental, como en casi todos los partidos entre figuras de este calibre. El porcentaje de saques fue bueno ante Murray (67% de primeros adentro) y debe serlo aún más contra Djokovic.

UNA CUESTIÓN DE REVESES
El revés de Djokovic es efectivo en superficies rápidas; funciona cruzado, paralelo; ofensivo y en defensa. Nadal no tiene ese privilegio.

En los últimos partidos, Nole ha dominado a Rafa con el drive cruzado al revés del español. Lo tuvo ahí el tiempo que fuera necesario; si Nadal cambiaba con revés paralelo al de Djokovic, profundo o alto, no importa, llegaba un revés cruzado fulminante del serbio. Si Nadal ensaya un slice paralelo, Djokovic se corre y juega un drive invertido. En cualquier situación, Rafa pasa a la defensiva y es puesto a correr.

Djokovic no tiene ese problema: su revés es como un joystick. Le da top, lo tira rasante cruzado, se juega con el paralelo, se estira para manotazos salvadores. Para ganarle a Nadal, es necesario tener un revés que haga daño.

¿Cómo soluciona esto Rafa? Debe evitar ese duelo cruzado, tarea complicadísima. Jugar el revés más profundo, o sorprender tirándose más sobre la pelota en el revés cruzado. Su premisa es atacar con la derecha todo el tiempo, de nuevo, desde el saque primero, y desde la devolución si puede.

Seguramente, Nadal tenga el público a favor. Es imposible calcular cuánto influye la gente en una final así, pero al menos sabe que tendrá esa energía extra.