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Tenis como ajedrez

La alegría de Juan Martín, la alegría de Argentina Getty Images

BELGRADO -- La historia en Belgrado terminó con un brindis en el hotel. Estuvo lejos de ser íntimo, pero qué importa: varios de los 400 hinchas argentinos que llegaron a la capital serbia acompañaron a los cuatro jugadores, capitán, subcapitán y resto del cuerpo técnico cuando éstos alzaron la copa en el bar del hotel. Pocas horas antes, se había consumado lo que podríamos llamar, sin temor a la exageración, el mejor triunfo de visitante para la Argentina en la historia de la Copa Davis.

Se trataba de una victoria sobre el campeón vigente, que tenía al Nº 1 del mundo, el cual se mantenía invicto en la Copa desde inicios de 2010. La serie se decidió de mala manera; Djokovic ni Del Potro merecían que termine así. Sin embargo, el argentino no pudo aguantar las ganas de alzar los brazos y celebrar, aun cuando, a un metro de distancia, su amigo intentaba incorporarse, muy dolorido, ayudado por sus colaboradores.

¿Cuándo comenzó a ganarse la serie? Primero habría que mencionar: cuando Del Potro y David Nalbandian se juntaron en un equipo por primera vez desde 2008. Distanciados desde aquella serie final en Mar del Plata, no habían coincidido en una formación desde entonces, fundamentalmente por las lesiones de ambos, cadera de Nalba en 2009, muñeca de Delpo en 2010.

"La convivencia fue normal, positiva, adulta", destacó un miembro del equipo sobre los días en Belgrado. Delpo bromeaba más con Chela, a quien llamó irónicamente "el verdadero líder del grupo". Sí podemos afirmar que es el más gracioso y esa buena onda contagia. Habla poco, pero dice lo que hay que decir. Nalbandian, mientras, tenía más de cómplice a Mónaco. Eso no evitó que "los galácticos" -como llamó Chela a los singlistas, en contraposición a los "rústicos" que son Pico y él- pudieran compartir entrenamiento, dialogar en el banco durante el partido de dobles o llorar juntos en cancha, después de que Delpo aportara el punto decisivo.

Como repite Tito, no tienen que ser amigos e ir a bailar juntos, sino ser profesionales y respetar las diferencias. "La convivencia fue buena, vinimos con perfil bajo y lo pudimos sacar adelante", dijo Del Potro. Hacía dos años que no jugaba de visitante por la Davis, y esta serie no la olvidará jamás.

Un segundo punto, inevitable, es dar las gracias a aquellos dos días de lluvia constante y aburrimiento en la segunda semana del US Open. El torneo se retrasó y la final se jugó el lunes por cuarto día consecutivo. El martes, Nole se lució, ya no en los sets de tenis, sino en los de televisión, y llegó a Belgrado el día del sorteo.

¿Qué habría pasado si Roger Federer convertía uno de los dos match points en semifinales, si el drive de Djokovic no entraba en el primero de los puntos de partido o si, en el segundo, la faja de la red dejaba muerta la pelota del lado del serbio? Difícil hablar de supuestos, pero es verdad que Djokovic llegó a Serbia totalmente fundido. Cada día, reconoció, hablaba con su equipo a ver si era necesario que entrara a la cancha. Los dolores habían comenzado durante el US Open y se intensificaron en la final con Nadal.

Finalmente, Nole decidió arriesgar "por mi nación", dijo, en modo patriota, porque creía que "un 60% suyo podía más que un 100% de Troicki" (¿qué pensará Viktor de eso?). Igualmente, el Nº 1 reconoció que es muy posible que no le hubiera ganado a Del Potro por el nivel de servicio que tuvo el argentino. Se veía desde la mitad del segundo set, que el serbio se reía, incrédulo, ante los bombazos que llegaban del otro lado. Sus hermanos, Marko y Djordje, compartían la sorpresa desde el banco. Un datito: Delpo no perdió el saque en toda la serie.

Tercero, relacionado con lo anterior y quizá lo más importante: el nivel de los jugadores y las elecciones del capitán. Cuando la serie era un ajedrez, Tito Vázquez eligió posturas ofensivas a lo Kasparov y atacó con Delpo y Nalbandian. Podría haber guardado a David para el doble, prefirió arriesgarlo. El sábado, tuvo en cuenta la posición, tirando a un Karpov, y siguió pensando en que lo mejor era hacer descansar a los galácticos, aunque la presencia de ambos en el doble podría haber asegurado la victoria.

Nalbandian regresó a su nivel de Copa Davis para lograr su primera victoria sobre un top 20 desde enero, cuando venció a Nicolás Almagro en Auckland. Del Potro logró un punto clave ante Janko Tipsarevic (cuartofinalista en el US Open) y no pensó en su historial negativo ante Djokovic; por el contrario, se lo vio muy aplomado, inclusive en ese tie-break clave, en el revés paralelo que mete y deja a su rival maldiciendo.

¿Cómo hizo para abstraerse de los bombos y el griterío juvenil del Belgrade Arena? "Tengo mis métodos de concentración", dijo, cómplice. Sobre el público en Belgrado, lo notamos en la final del año pasado y se refuerza ahora: el que llega a la parte nueva de la ciudad a ver tenis es mayormente juvenil e infantil. Djokovic es un ídolo de la juventud; no hay que temerle a la hostilidad del público que, por el contrario, se portó correctamente para una Davis, más allá de alguna cornetita que sonó a destiempo.

Como Vázquez, Djokovic también hizo su apuesta, y no le salió. "Estuvo llorando en el vestuario, le duele mucho cuando pierde por la Copa", contaba un integrante del equipo serbio. Finalmente, el diagnóstico oficial indica que tiene un desgarro en un músculo intercostal, que estará alrededor de cuatro semanas fuera del circuito y es muy posible que se pierda el Masters 1000 de Shanghai. Así como Nadal pidió jugar la Davis pese al cansancio y perdió apenas diez games en dos partidos al mejor de cinco sets, con cambio de huso horario y superficie, la apuesta de Novak falló. Su padre, Srdjan, sufría su abandono en primera fila, cerca de un miembro de la iglesia ortodoxa serbia, la cual honró a Djokovic recientemente con la orden de Saint Sava.

Falta mucho para la revancha contra España, dos meses en los que pueden ocurrir muchas cosas. Tito descansará unos días, antes de pensar en cómo mover sus piezas.