BUENOS AIRES -- Radiante. Así estaba Graham Henry, entrenador de Nueva Zelanda, luego de que su equipo venciera a Francia en la final del Mundial para alcanzar su segundo título en la historia.
"Es algo que hemos soñado desde siempre, ahora podemos descansar en la paz", señaló el coach de los All Blacks, que durante todo el Mundial manifestó la presión que tenían de obtener el título por el hecho de ser los locales.
Henry le dedicó la victoria a sus jugadores: "tengo mucho respeto por los jugadores, los muchacos hicieron algo importante", dijo.
Para finalizar el entrenador declaró que todo fue "maravilloso, la gente ha sido excepcional con el apoyo que le entregó a este equipo y a esta Copa del Mundo. Estoy orgulloso de ser neocelandés".