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Pesadilla del manager Tony La Russa

ARLINGTON, TEXAS -- Si usted todavía no entiende lo que pasó con Tony LaRussa y su manejo del bullpen en el momento más importante de la temporada para los Cardenales de San Luis, puede estar tranquilo. No está sólo.

Y no cuente con las explicaciones del manager de los pájaros rojos para tratar de entender lo sucedido, porque es probable que quede más confundido sobre esa parte baja del octavo inning del quinto juego de la Serie Mundial, una victoria de Texas 4-2 que les permitió tomar ventaja de tres juegos por dos en el Clásico de Otoño.

Octavio Dotel abrió el octavo capítulo por San Luis en sustitución de Chris Carpenter y Michael Young le dio con doble. El derecho, que se recuperó y ponchó a Adrián Beltré, estaba listo para enfrentar a Nelson Cruz hasta que el coach de lanzadores, Dave Duncan, salió a decirle que le diesen cuatro malas de forma intencional.

Dotel, uno de los hombres que le cambió la cara al cuerpo de relevistas de los Cardenales, reveló que le sorprendió que no lo dejasen medirse a su compatriota.

"Yo quería enfrentarlo, no te voy a decir mentiras", dijo Dotel en el clubhouse antes de salir hacia el hotel. "Tenía hambre de enfrentarlo. Pero el manager no quiso y eso se respeta".

Pasado Cruz, La Russa decidió traer al zurdo Mark Rzepczynski a medirse a otro zurdo, David Murphy. Cuando le dio una suave rola a las manos, todo pareció salirles a la perfección a San Luis. El doble play estaba cantado. El detalle es que no pudo tomar la bola y se llenaron las bases.

"Definitivamente hubiese tirado a segunda, es lo que estaba pensando", explicó Rzepczynski. "Le hice un buen pitcheo, bajito y afuera, y me la bateó un poquito hacia mi izquierda. Dos pulgadas hacia mí y lo agarro y salimos del inning. Desafortunadamente no fue así".

Lo que siguió entonces parece más un capítulo de una obra de teatro del absurdo que un inning dirigido por La Russa, un manager al que pocas veces se le toma desprevenido y que siempre tiene al relevista adecuado listo.

Pero contra el derecho Mike Napoli, uno de los toleteros más peligrosos del lineup de los Rangers, dejaron a Rzepczynski.

De acuerdo a la explicación de La Russa, en el bullpen de los Cardenales no escucharon el nombre de Jason Motte, su cerrador, cuando lo mandó a calentar para que estuviese listo para medirse a Napoli.

"Escucharon Rzepczynski y no Motte", detalló el estratega sobre lo que pasó cuando en el bullpen levantaron el teléfono, una responsabilidad que recae en el coach Derek Lilliquist. "No sé si era el ruido, estaba realmente ruidoso allá afuera. Le doy crédito a los fanáticos".

"Estaba pensando que, si podíamos, íbamos a lanzarle alrededor a Napoli y trabajar al zurdo (Mitch Moreland). Y si las cosas se ponían mal, íbamos a tener a Motte listo para enfrentar a Napoli", dijo La Russa. "Pero no estaba calentando, así que no pudimos tenerlo listo".

Por esa razón Napoli se midió a Rzepczynski, a quien le dio el doblete que trajo las dos carreras de la diferencia.

Después del ponche a Moreland que puso la entrada en dos outs, La Russa salió a pedir un nuevo lanzador. Él quería a Motte. Quien llegó al montículo fue Lance Lynn.

"Cuando volví a llamar para que tuviesen a Motte listo (otra vez), escucharon 'Lynn'", continuó describiendo la insólita escena. "Salgo allá afuera, pitcher equivocado. Lo vi y dije, '¿qué estás haciendo aquí? Boléalo'".

"Él no iba a lanzar hoy", insistió La Russa. "Ahí vuelvo a decir que alistasen a Motte. Boleamos al tipo (Ian Kinsler) porque no quería dañar a Lynn. Así que hizo sus pitcheos de calentamiento y le dio las cuatro malas intencionales. Y ahora sí Motte estaba listo".

Motte entró y ponchó a Elvis Andrus, sin mayores inconvenientes, para lograr el último out de la entrada. Aunque el daño ya estaba hecho.

"Yo estaba un poquito también medio loco", reconoció Dotel. "Me dije, '¿pero qué es lo que está pasando? Es algo que te sorprende, de la manera cómo se vio y cómo se hizo en el octavo inning, pero ya Tony explicó y dijo lo que pasó. Pero me sorprendí".

No fue el único. Arthur Rhodes, quien ha estado relevando en Grandes Ligas desde la temporada de 1991, no quiso comentar demasiado porque no había actuado en el juego y ciertamente no tenía ganas de echarle demasiada leña al fuego.

Sin embargo, cuando se le insistió a Rhodes si alguna vez en sus 20 años de carrera había visto algo parecido, el veterano zurdo movió la cabeza de un lado a otro. "No", dijo en voz baja, encogido de hombros.

"Primera vez que veo algo como eso", mencionó Lynn, el hombre que entró a dar el boleto intencional. "Tony me dio la pelota y no me dijo nada".

"Realmente, no", reconoció Dotel sobre lo sucedido con Lynn. "Nunca había visto eso, pero siempre hay una primera vez. Y hoy fue esa primera vez".

Pero La Russa, quien está dirigiendo en Grandes Ligas desde 1979, indicó que había estado inmiscuido en situaciones parecidas en el pasado.

"Sí, algunas veces cuando hay mucho ruido, sobre todo con esos bullpens que tienen a los aficionados tan cerca", comentó. "Eso pasa en Filadelfia. Es difícil escuchar allí. Así que no es inusual. Quizás tenemos que usar auriculares o algo así".

"Ese problema con el teléfono en un estadio como este, en esta situación no es algo raro", terminó La Russa. "No lo justifica, pero …"

Los problemas de comunicación de los Cardenales, sin embargo, no se limitaron a esa octava entrada.

En el séptimo, con un out, Allen Craig salió hacia la segunda base con Albert Pujols en el home en lo que ambos peloteros dijeron que era una jugada de bateo y corrido.

Pujols no hizo swing al pitcheo de Alexi Ogando, una recta alta, y Craig fue retirado por Napoli.

¿La Russa pidió la jugada?

"¿En el séptimo?", preguntó el piloto cuando se le mencionó el asunto. "Ah, sí, nos confundimos. No voy a decir más nada. No voy a lanzar a nadie debajo del autobús".

En el noveno, se repitió la misma situación. Abajo esta vez por dos carreras, Craig salió al robo, Pujols abanicó el tercer strike ante Neftali Feliz y Napoli volvió a hacer un tiro perfecto hacia la intermedia.

"Confié en que Albert podía poner la bola en juego", dijo el manager. "Me gustó la idea de mandarlo y abrir ese inning ahí mismo. No funcionó".

No fue lo único que no le salió a los Cardenales. Cuando llamando por teléfono tienes problemas, quiere decir que no es tu noche.