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No come cuento

BUENOS AIRES -- Venezuela inició con el pie derecho su segunda tanda de Eliminatorias de 2011. Tras un peleado partido en Barranquilla, el equipo de César Farías regresa a casa con un empate en el bolsillo. Lo importante era sumar, y -partiendo de esa premisa- se cumplió el objetivo. Colombia lo vive como una derrota; perdió dos puntos en casa ante un rival directo en el camino a Brasil 2014.

Se jugó como un verdadero clásico. Dos selecciones con buen fútbol, jugadores talentosos y hambre de resultados positivos. Colombia impuso el clima de Barranquilla como un obstáculo de peso para la Vinotinto. Sin embargo, le jugó en contra. Farías preparó el partido en Maracaibo, otra ciudad con un clima bastante pesado, y sus jugadores no tuvieron mayores inconvenientes en el Metropolitano Roberto Meléndez. En cambio, los pupilos de Leonel Álvarez se quedaron sin piernas en el segundo tiempo y Fran Feltscher les pasó factura. Pudo ser peor, pero la historia terminó con un punto por lado.

Fue parejo desde el arranque, con llegadas en los dos arcos. Venezuela pudo haber tomado ventaja por intermedio de Nicolás Fedor, pero la suerte no estuvo de su lado. Colombia pegó en la primera que tuvo. La armaron James Rodríguez y Jackson Martínez, la terminó Freddy Guarín con un cañonazo desde la distancia. Renny Vega tuvo algo que ver, pero también la dupla de recuperadores que nunca llegó para tapar el remate o -por lo menos- incomodar al ejecutante.

El gol desconcertó al 11 Vinotinto y reforzó la confianza de Colombia. Sólo Juan Arango pudo darle claridad a su juego durante el primer tiempo. El equipo local tuvo varias oportunidades de aumentar su ventaja en el marcador, casi todas con remates de larga distancia. Renny Vega y Gabriel Cichero impidieron que tal cosa sucediera. Y con esa misma tónica arrancó el complemento. Venezuela no encontraba el rumbo, Colombia no podía llegar con facilidad pero estaba cada vez más cerca del segundo. Venezuela notó la ausencia de Lucena.

El empate pudo haber llegado tras un tiro libre ejecutado por Arango, pero Ospina y el palo mantuvieron el 1-0 en Barranquilla. El maracayero está en gran momento. Fue el mejor jugador de Venezuela, un líder incondicional en el terreno de juego y una de las mejores zurdas de todo el continente. Mostró garra, dejó la vida y levantó al equipo en el lapso más difícil. Distinta hubiese sido la historia si no se reponía a la dura patada de Luis Amaranto Perea.

Miku abandonó la cancha, en su lugar ingresó Rondón. Poco después tuvo que salir también Rincón, deshidratado y con secuelas de una fiebre más que impertinente. Moreno se mantuvo en el terreno y fue muy poco lo que aportó. Frank Feltscher ocupo su lugar poco después y la historia cambió. Tras un error de Perea, el suizo empató el partido en una de las primeras pelotas que tocó. El tercer cambio funcionó y Venezuela alcanzó un empate que -por el desarrollo- no estaba en el guión. Farías tiene un ángel, se evidencia en cada partido de esta Selección.

Venezuela sacó petróleo en Barranquilla. ¿Por qué? Porque corrió todas, no dio un balón por perdido y defendió su camiseta con el cuchillo entre los dientes. Un equipo que crece con el correr de los partidos y que toma cada vez más peso en las eliminatorias de Conmebol. Es importante la unión, es importante la seriedad con la que se hace cada preparación. Los resultados avalan esta gestión, parece que la Vinotinto va por el camino correcto.

Un punto importante. Un paso más hacia Brasil 2014. Partido duro, rival directo. Venezuela no come cuento y se ilusiona con lo que viene. La próxima cita: Bolivia, en San Cristóbal.

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