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Copa Davis: Nadal aplastó a Mónaco

SEVILLA -- Ventaja España. Con un clima agradable, ante más de 25.000 personas y con muchísimo ruido y color en las tribunas, el primer punto de la gran final de la Copa Davis quedó en poder del equipo local. Como era previsible, eso está claro. Es que Rafael Nadal no sólo venció, sino que aplastó a Juan Mónaco y así España se puso 1-0 frente a Argentina.

En dos horas y 26 minutos, Nadal, el rey histórico y absoluto sobre arcilla, le ganó a Mónaco por 6-1, 6-1 y 6-2. Se trató, ni más ni menos, de un partido sin equivalencias. El actual N° 2 del mundo y rey hasta hace cinco meses no le dio posibilidades ni respiro al 26°, justo en cancha lenta, la preferida de ambos.

El duelo entre dos grandes amigos, que se la pasan compartiendo comidas y jornadas de play-station durante el circuito ATP, fue claramente dominado por el dueño de casa. Y fue delirio para el público rojo y amarillo, que se acercó desde temprano al estadio Olímpico de La cartuja, en Sevilla. La misma gente que fue liderada por un grupo con cornetas en una cabecera alta, frente al palco oficial y las cabinas de TV.

Cerca, muy cerca de ellos, a la derecha, su ubicó el 70 % de los hinchas argentinos, vestidos de celeste y blanco, que se hicieron sentir desde una hora antes del comienzo del choque, con gorros, vinchas, más de 60 banderas (casi a la par de los anfitriones) y un par de bombos. El clima festivo fue completo y bullicioso, llevándose los locales una alegría grande, parcial y rotunda gracias a su querido Rafa.

Lejos de la versión un poco devaluada de Nadal de los entrenamientos previos, tras su paso casi decepcionante por la Copa Masters de Londres, apareció el aguerrido zurdo de Manacor con un nivel alto y claramente inalcanzable para Mónaco. Desde el vamos, se sabía que se trataba, para España, del partido más accesible de toda la final. Y, para Argentina, era el más difícil, por lejos. Y vaya si la realidad ratificó esos pronósticos.

En 48 minutos, Nadal sentenció el set inicial. Fue un 6-1 tan amplio en el marcador como en el trámite. Ya desde el primer game a Mónaco se le hizo cuesta arriba, teniendo que levantar tres break-points para pasar ese susto, cerrando el parcial con un ace. Los simpatizantes locales empezaron a delirar con su ídolo máximo, ganador de Roland Garros, el Mundial de canchas lentas, en seis de los siete últimos años, con su habitual estilo de mucha defensa y contragolpe, en una escala casi imposible de igualar por algún colega en polvo de ladrillo.

Mónaco empezó buscando el revés de Nadal, tratando de evitar que pegara cómodo con la zurda, su drive. Así, se notó enseguida que los golpes del argentino no lastimaban al español, ya que en los intercambios desde la base el dueño de casa es incansable, mantiene un ritmo altísimo y a la vez es capaz de llegar a pelotas perdidas para la mayoría, trayendo tiros desde cualquier sector de la cancha.

Por todo esto se sabía de antemano que la parada era bravísima para el conjunto visitante en esta apertura de la final de la Copa Davis. Es que Mónaco, al que le gusta moverse en esta superficie, no tiene ni la regularidad ni los golpes necesarios para poder hacerle fuerza realmente a un Nadal con mentalidad de hierro y corazón de acero.

Por eso es que no hubo equivalencias. Se llegó a pensar que Mónaco podría resistir más en el planteo desde el fondo, pero el problema extra que se le presentó, como era de esperarse, que no tiene el saque ni los tiros ganadores y desequilibrantes que sean suficientes para poder molestar mucho y quebrar, al menos por momentos, la resistencia de semejante monstruo.

Una vez más (y van...), Nadal confirmó que, en esta superficie, es cosa seria, realmente un hombre que trae todas las bolas y resulta frustrante y desgastante para casi todos los adversarios. Su jerarquía le dio un respiro a la gente, que llegó al estadio de la capital andaluza con ciertas dudas sobre el pasado inmediato del zurdo de Manacor, por algunas derrotas que lo golpearon duro.

La semana pasada, inclusive Nadal llegó a comentar que se sentía "cansado y sin pasión". Claro, está en el tramo final de una temporada muy larga y con muchísimos encuentros sobre sus espaldas. Pero la unión del conjunto español y sus deseos irrefrenables de poder seguir haciendo más historia con sus amigos en la Copa Davis pudieron más. Se lo vio ya apretando el puño de su famosa zurda desde el primer game del partido.

Eso llamó la atención, ya cuando tuvo chances de quiebre en el primer juego empezó a celebrar mucho. Es archisabido que es un tenista de lucha permanente y festejos de todo tipo, pero esta vez intentó mostrarse superactivo y mostrando sus emociones a flor de piel, quizá consciente de que necesitaba de ese plus en meses en los que no viene siendo el de otros tiempos.

Nadal le quebró el servicio a Mónaco -venía en alza en la gira final de 2011- en los games tercero, quinto y séptimo del primer capítulo, sellando una diferencia abismal, demoledora y desmoralizadora, hasta para el más optimista. Es que el español resistió a los intentos de desequilibrio del argentino y, ante la primera oportunidad, contragolpeó con inteligencia y no tuvo un rival que le encontrara la vuelta en ningún pasaje.

Muy motivado por ser local y tratarse nada menos que de la final de la Davis, el dueño de casa siempre buscó y encontró huecos por dónde doblegar al visitante. En el quinto game, por ejemplo, Mónaco debió remontar dos chances de rompimiento (15-40), pero luego lo cedió. Otra muestra notoria de que nunca le encontró la vuelta al partido.

Con el correr del encuentro, ya con los simpatizantes albicelestes más calmados, "tocados" por la situación vivida, y los locales más animados que antes de que empezara el choque, se comprobó que, a diferencia de muchísimos casos en los que los rivales buscan atacar y "machacan" sobre el revés de Nadal, era mejor tratar de agredirlo y forzarlo sobre su zurda, ya que suele defenderse con algunos golpes cortos y eso le permite a su oponente alguna posibilidad de poder atacarlo.

Es que Nadal se encuentra cómodo y, sobre todo, está muy acostumbrado a que sus adversarios le jueguen sobre su revés de dos manos, pero así él se mantiene dentro de los límites de la cancha, no sale a buscar tiros muy abiertos y con grandes ángulos y está más al acecho para conectar contraataques ni bien consigue un hueco. Hay que ser realistas: Mónaco no es, ni por asomo un Roger Federer o un Novak Djokovic, como para tener la agresividad máxima y los cambios de ritmo que puedan lastimar al español.

El suizo, en varios momentos de su carrera, padeció horrores contra Nadal y en especial en polvo de ladrillo. Y el serbio recién este año pudo romper esa hegemonía del de Manacor en canchas lentas, ganándole siempre. Así las cosas, le costó a Mónaco poder quebrar al local, ya que intentaba, buscaba, pero sus disparos carecían de los ingredientes para hacerle daño. Por más que intentaba tener la iniciativa, el argentino terminaba siendo presa de las defensas y los contagolpes del ídolo de millones y millones de niños y fans en el mundo entero.

No quedan dudas de que no es fácil de hacer ante semejante adversario, de llevar esa táctica de abrir sobre su zurda y buscar después los espacios por su revés. De hecho, lo intentó y en algunos momentos le dio resultado. Igual, fue algo efímero, que no le dio ninguna posibilidad de sembrar una esperanza concreta al argentino.

En esa tónica, Nadal se adueñó del segundo parcial en 44 minutos, al obtener rompimientos en los games cuarto y sexto, y esos dos le bastaron (empezó sacando y lo hizo en los impares). El set final fue casi un símil de los dos anteriores y sólo le permitió al albiceleste llevarse un juego más. Y lo hizo transpirar un poquito más al ganador, ya que ese parcial se extendió por 54 minnutos. Vaya consuelo.

Así, Nadal aumentó su récord en singles como local en la Copa Davis, siempre sobre arcilla, a 15-0. En total, el de Manacor apenas perdió cuatro sets en esos choques, mostrando su extraordinario nivel. Ahora, su foja total en individuales en este certamen por equipos es de 19-1. Y Mónaco volvió a perder de visitante, donde tiene marca de 0-6 en la Davis, habiendo sido este su primer encuentro fuera de casa sobre arcilla. Para el festejo esperado y no por eso menos ruidoso de mucha gente en el Olímpico de Sevilla y de muchísimos más en toda España.

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