ESPNdeportes.com 12y

Con sushi y asado

BUENOS AIRES -- Dante Bottini corrió la suerte de la mayoría de los que buscan un camino profesional en este deporte: no pudo "llegar" (vivir en el circuito, regularmente dentro de los top-100 del mundo). El argentino alcanzó un ranking "300º y pico en dobles" -intenta precisar- y 700º en singles. Debió vivir en una casa rodante con dos colegas durante tres años, viajando por torneos en Europa, hasta que a los 20 decidió no seguir intentando.

Allí probó un camino alternativo, el de jugar tenis universitario en Estados Unidos, y poco más de una década después, final feliz para esta rápida biografía: Bottini "llegó" por otro lado, sentado en la silla de entrenador. Hoy es el coach del japonés Kei Nishikori, firme proyecto de top-ten, clasificado a la tercera ronda en el Abierto de Australia.

"Jugué los Nacionales en mi país con Chela, Gaudio, Puerta, Zabaleta, Roitman... A 'Chelita' le ganaba siempre", recuerda con una sonrisa. Hoy, Chela, de 32 años, sigue en carrera en Melbourne como jugador activo. "También compartí las giras juniors Cosat con Massú y 'Feña' González. A los 14 años fui Nº 1 de la Argentina", enumera Bottini en charla con ESPNdeportes.com.

"A los 16 viajé a Europa con un sponsor, por tres años, y no funcionó". Era 1998, época floja del contingente argentino. "Zabaleta estaba empezando, Gaudio y Cañas la luchaban todavía. Sólo estaban Gumy y Squillari, pero ninguno instalado fijo en el top 50", relata Bottini. Fue allí cuando la opción del sponsor privado, un argentino que vivía en Alemania, llegó como inyección necesaria para intentar llegar a los torneos más importantes.

"En realidad lo hacía más por el hijo, que tambíen jugaba y era malísimo. Nos llevó a los mejores del ranking nacional de entonces: Daniel Caracciolo, Diego Palmeiro y a mí". Ninguno de los tres pudo llegar al tour ATP, aunque sí jugaron futures y satélites. Caracciolo fue el que logró el mejor ranking, 280º en 2000; pero repetimos, no es extraña la situación: la mayoría de los que comienzan no llega al ATP.

"El primer año, todo bien; el segundo y tercero, luchándola. Vivíamos en una casa rodante, íbamos de un torneo a otro ahí. Compartíamos todo, incluso la cama. Había que ir al baño y ducharse en el club, y después tenías que salir a jugar y ganar", recuerda el argentino. Si había un encuentro sexual, venía la orden: "Che, bajate un rato".

A los 20, entonces, no probó más. Volvió a su país, estudió inglés y decidió jugar para universidades estadounidenses, como una manera de pagarse sus estudios. Comenzó en Lindsey Wilson College, en Kentucky; luego Drury University, en Springfield, y terminó en West Florida University, en Pensacola. Figuró 2º en el ranking nacional universitario de dobles y 5º en singles. La carrera elegida, Management Deportivo. En 2004, encontró una pausa en los estudios para ayudar a su amiga Paola Suárez como sparring del mejor Roland Garros de la argentina, en el que llegó a semifinales de singles y logró el título en dobles, junto con la española Virginia Ruano Pascual.

Recibido con diploma en 2007, Bottini ingresó por un contacto a la Academia de Nick Bolletieri en Bradenton. "Empecé desde abajo, como tirador de pelotas, y ahí ven si sos bueno. Después de un mes haciendo eso, me dieron dos grupos de chicos", cuenta. A los dos años, ascendió hasta trabajar con el grupo de elite de IMG, con luminarias como Maria Sharapova, Tommy Haas, Taylor Dent y Nicole Vaidisova, entre otros. Poco tiempo después, era cabeza de ese grupo de profesionales de elite que se entrenaba allí.

A fines de 2010, llegó el esperado ofrecimiento de su primer jugador importante con el contacto de Olivier van Lindonk (manager de Nishikori), quien trabajaba en la academia de Bolletieri. "Me preguntó si quería ser entrenador a tiempo completo. Justo Kei había terminado su relación con otro entrenador, Glenn Weiner". El acuerdo incluía a Brad Gilbert en el rol de consultor: el ex entrenador de Andre Agassi y Andy Roddick viajaría 10 semanas al año, pero finalmente, por otros compromisos, no pudo cumplirlo. Durante un tiempo, el sitio de la ATP listaba a Gilbert como entrenador de Nishikori, cuando el que viajaba (y viaja) es Bottini.

"Compartimos viajes al inicio, pero luego quedé solo. En la Argentina, mis padres y amigos me decían: '¿Cómo es que te nombran más en Estados Unidos que en tu país?'. Allá no se sabía bien, porque no soy un coach conocido, no me conoce nadie. Con Brad estamos en contacto por e-mail; me pregunta cómo anda Kei, le cuento que está haciendo tal o cual cosa, me dice 'buen trabajo', por ahí tira algún dato de algún rival. También se comunica con él y le da aliento", explica el entrenador.

La relación con Nishikori comenzó en enero de 2011, en Chennai, con Nishikori en el 98º lugar del ranking ATP. En 12 meses, pudo vencer a Novak Djokovic y a Tomas Berdych, y convertirse en el japonés mejor ranqueado del profesionalismo: llegó al 24º lugar, hoy figura 26º y por primera vez llega preclasificado a un Grand Slam.

"Creo que influí en el trabajo duro, la seriedad y la disciplina. Yo soy un tipo humilde pero por dentro me la creo, me tengo confianza, trato de inculcarle eso, que no le tenga miedo a nada. El tiene otra cultura, otra forma de pensar. Cuando debía jugar con Djokovic pensaba: 'Uh, no, imposible'. ¿Cómo imposible? Menos con la calidad y el juego increíble que tiene".

El trabajo con el entrenador argentino incluyó cambios en el saque -"lo hacía muy largo, se lo acorté y mejoró la potencia en ese golpe"-, agregarle top-spin al drive y mejorar la defensa. "Cuando lo sacaban de la cancha, lo suyo era 'pum', tirar, o le hacían un primer saque fuerte y él quería darle más fuerte todavía. Ahora, en vez de jugar tres pelotas, tiene que jugar diez", sentencia Bottini.

La pretemporada sirvió para un duro trabajo físico, especialmente en el tren superior. "No había hecho una buena preparación el año anterior porque había terminado tarde por jugar challengers. Con pesas y físico, queremos mejorar la mitad para arriba, porque es muy flaquito. Así puede evitar lesiones; tuvo algunas importantes, y también mejorar el saque, por ejemplo. También se trabaja la resistencia: él puede jugar un torneo muy bien, y llegar muerto al siguiente. Hay que lograr regularidad".

No es sencillo el trabajo con Nishikori: en Japón es una estrella del deporte, de esas que no pueden caminar tranquilas por la calle. "Tiene mucha presión, ahora menos porque llegó a ser el japonés mejor ranqueado de la historia y el primer asiático que le gana al Nº 1 del mundo. Los periodistas están constantemente con él, lo siguen a todos lados, hacen documentales, viene gente por una semana a filmarlo en cada momento, van a cenar y lo siguen hasta al baño. A mí también y no me importa, pero él tiene que estar enfocado. Cuando vuelve a Japón, es una locura".

Un poco incómodo en ese rol, Nishikori se desenvuelve con timidez. "No es de hablar mucho y eso es lo más difícil de entrenarlo. No hay mucho 'feedback', le digo y no demuestra mucho. Por ahí con un argentino habría respuesta o un 'che, pará, dejame de hinchar las b...'. El se lo guarda, pero después repercute en algo, por ahí me dice que no quiere hacer tal cosa. Eso es lo único: después, hay mucho respeto mutuo".

Nishikori todavía no quiso probar mate, incorpora de a poco la carne y le encanta, lógicamente, la comida japonesa, a lo cual sí se acostumbró Bottini. "Siempre trata de buscar un restaurante japonés donde sea, en París, Basilea, donde juegue". Su toque argentino está en algunos festejos que fue adquiriendo, como el "vamosss" o "daleee".

"Le suelo decir esas palabras típicas de festejo, o 'qué linda', 'muy buena', y después las repite en cancha", dice Bottini. Finalista en la última edición de Basilea, el japonés tiene como misión ganar un torneo ATP, llegar a la segunda semana de un Grand Slam y alcanzar el top-15. "Sé que tiene potencial para ser top-ten, pero me gusta ser realista e ir cumpliendo objetivos. Kei tiene mucho talento, estoy contento de trabajar con él", dice Bottini, a un costado del protagonista, alejado de las cámaras, contento de haber "llegado" a su manera.

^ Al Inicio ^