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Más allá del tenista

MIAMI -- "Perdón que ahora no voy a poder colaborar con sus viáticos", lanzó un sonriente Fernando González a los medios chilenos que llegaron en buena cantidad a Miami, para cubrir el retiro del triple medallista olímpico. Era la rueda de prensa de su despedida y Feña estaba distendido, escapándole a cualquier tipo de solemnidad o frase hecha.

González actuó por última vez como profesional del ATP Tour en una cancha de tenis y pidió que no lo analicemos en lo tenístico. "Me han hecho comentar más de 600 partidos, no me van a decir que este también", seguía bromeando el chileno.

No hay mucho para decir: se notó su falta de competencia, lo terminó con una doble falta ante el francés Nicolas Mahut, pero qué importa. Por momentos, el drive tenía la pimienta que se transformó en marca registrada (la mecánica nunca la olvida) y arrancaba exclamaciones del público. Es notable: el drive puede ir al medio, donde está el rival, pero es capaz de quebrar la resistencia de la raqueta por la violencia con la que viene la bola. Ya lo explicó González en un diálogo anterior con ESPNDeportes: ese derecho no es solamente posible gracias a la fuerza, sino también a la técnica y el entrenamiento.

Hoy, la motivación de viajar y entrenarse no es la misma de antes y, por esa razón, González deja la raqueta en el armario antes que hacer todo por la mitad. En las dos pantallas de video en la central del Crandon Park, aparecen Roger Federer, Rafael Nadal, Andy Murray, Novak Djokovic, los hermanos Bryan y David Nalbandian; varios de ellos elogian su drive y su calidad de persona. Esto lo resumió Janko Tipsarevic vía tuiter: "Una de las mejores personas en el ATP Tour, y el mejor drive en la historia de este deporte. Ya te extraño, hombre". González destaca que así le gustaría ser recordado: como buena persona y como alguien que siempre dio todo. Su compadre Nicolás Massú también escribió: "Gracias por todo, Fernando, eres y serás siempre un grande. Se te va extrañar. Gracias, amigo y compañero, nunca olvidaré lo que logramos juntos". El mismo González también eligió el twitter para "agradecer a todos por todo" y sentenciar: "Game Over".

Mahut lo espera en la red con los brazos abiertos. Al francés le tocó perder el partido más largo de la historia (Wimbledon 2010, con John Isner) y, en este caso, resumir en ese abrazo lo que piensan aquellos que conocieron a González. Falta un saludo especial y es con el juez: Feña le pide al brasileño Carlos Bernardes que baje de la silla y también se abrazan fuertemente. Momento después de arrojar parte de la indumentaria al público y agradecer a los chilenos -y fans en general- que lo siguieron por todo el mundo. Especialmente a los chilenos, porque le reconfortaba ver su bandera en cada lugar en el mundo donde jugaba. Dice eso Feña y en la primera fila, una joven chilena agita la bandera chilena todavía más, casi queriendo meterse en la cancha. "Fue difícil aguantar las lágrimas, especialmente cuando tuve que dar el discurso", reconoce después el Bombardero de La Reina.

Feña vivió su último partido consciente de cada momento. Dice que se sentía especial prepararse en el vestuario, ponerse las zapatillas, la vincha, que fue especial precalentar. Hace unos días tuvo su fiesta de despedida, a la que asistieron colegas como Rafa Nadal y Juan Martín del Potro, y planea una despedida en Chile, para fin de año, enfrentando a una figura actual. Repite que jamás se sintió tan bien en un partido como cuando derrotó a Tommy Haas en Australia y separa aquella final –un hito en lo tenístico- con lo hecho en los Juegos (destacable en lo emocional). Sobre los logros olímpicos, aún no puede creer la recepción en el Palacio de La Moneda. Se queda pensando y suelta: "No pensé que podría haber esa cantidad de gente por jugar al tenis. Eso es para un O'Higgins".

Se ríe cuando le preguntan por su mayor frustración. Intenta recordar y los mismos periodistas chilenos lo ayudan… "No llegar a la final de Atenas. El partido con Soderling en Roland Garros…", y para de contar. "Frustraciones se viven todas las semanas, a menos que seas Federer, Nadal o Djokovic. Al final de cuentas, siempre vas a terminar perdiendo un partido".

Ahora, días de relax con su familia y amigos que llegaron para ver el último acto. Necesita parar un poco, porque siente que la suya es "una vida a mil revoluciones" y quiere tomarse un tiempo prudencial hasta decidir su próximo paso.

"Tengo que elaborar el duelo, porque una parte mía ya no existe más", dice hoy en Miami, en el mismo torneo a donde llegaba como aficionado adolescente a pedir firmas de los tenistas del momento. En ese entonces, el sueño de Fernando González era jugarlo algún día.

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