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Recuperó la sonrisa

BUENOS AIRES -- El que ríe último, ríe mejor. Novak Djokovic retomó la senda ganadora y recuperó la sonrisa. El Nº 1 del mundo retuvo la corona y festejó por tercera vez en Miami, como su ídolo Pete Sampras. La victoria del serbio sobre el escocés Andy Murray le permitió igualar al estadounidense con 11 títulos de la categoría Masters 1000, la siguiente a los Grand Slam. Así, llegó a la marca de 30 torneos ganados en su carrera.

Dos meses pasaron para que Djokovic volviera a cantar victoria en un certamen de ATP, desde su gran triunfo en el Abierto de Australia, cuando se adjudicó su 5º 'Major'. En el medio, cayó en dos semis: ante Murray en Dubai y contra el local John Isner en Indian Wells. Esta vez, su superficie favorita, el cemento, le dio la posibilidad de levantar otra copa, al punto de que obtuvo 17 justamente en cancha dura y al aire libre.

Así, el dueño de cuatro de los cinco últimos Grand Slam del circuito, si bien tuvo altibajos durante la cita en Miami, fue claramente el mejor de todos. Se mostró agresivo, punzante, siendo muy firme en defensa en varios pasajes y haciendo la diferencia con su mentalidad ganadora. Además, si bien no se cruzó en el camino con sus inmediatos perseguidores en el ránking, el español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer, tuvo varios rivales de jerarquía.

Sin ir más lejos, debió superar a Murray (4º) en la final y en cuartos derrotó al español David Ferrer (5º). En total, Djokovic se impuso en sus seis partidos sin ceder un set, siendo este el segundo Masters 1000 que consiguió el serbio sin perder un parcial, después de su éxito, también en Miami, en 2007. Ese fue justamente su primer título de ese nivel en su trayectoria y la única diferencia es que la final se disputó al mejor de cinco capítulos.

A partir de aquella conquista, Djokovic fue creciendo en juego y confianza, siempre a la sombra de los monstruos Federer y Nadal, hasta que llegó su tremendo salto de calidad en 2011, cuando se adjudicó tres de los cuatro 'Majors' y escaló por primera vez a la cima del ránking. Así, con esta victoria en Key Biscayne, el divertido imitador de varios de sus colegas de ambos sexos ratificó otra vez su condición de indiscutido rey.

Mientras que Murray aprovechó dos retiros de rivales importantes, que no se presentaron por lesiones, como el ascendente canadiense Milos Raonic y el caso de Nadal en semi, el andar de Djokovic fue casi implacable. Si bien aún no alcanzó su altísimo nivel del año pasado, sólo fue forzado a jugar tres tie-breaks, en el segundo set de sus tres últimos partidos, ante Ferrer, frente al inesperado argentino Juan Mónaco en semi y contra Murray.

Así, Djokovic igualó a Sampras como el cuarto tenista con más títulos Masters 1000, con 11. Esa lista la encabezan Federer y Nadal, con 19, mientras que Agassi se adjudicó 17. A los 24 años -la misma edad del escocés-, el serbio tiene marca de 20-2 en este año, dándose el gusto de retener por primera vez la corona de un Masters 1000. Sin dudas, esta reconfirmación de su liderazgo le servirá de mucho para la gira europea de canchas lentas.

Djokovic, campeón como ya se dijo en Miami en 2007 y en 2011, había perdido la final de 2009, precisamente contra Murray. De esta manera, el serbio igualó a Sampras con tres títulos en este certamen, siendo segundos en esa lista, detrás del local Andre Agassi, quien se impuso en seis oportunidades. Con esta conquista, superó a otro local, Roddick, a Federer y al checo-norteamericano Ivan Lendl (actual entrenador de Murray), quienes triunfaron dos veces.

En un partido cerrado en general, Djokovic marcó una amplia ventaja en el marcador en el primer set al saber aprovechar sus opciones de quiebre. No le ocurrió lo mismo en el segundo y la victoria quedó en manos del más sólido. El serbio buscó la iniciativa, hizo prevalecer su saque en momentos importantes y trató de jugar puntos más cortos, evitando las extensas y valiosas defensas de Murray. La lucha fue, sobre todo, psicológica y allí el campeón resultó letal.

En el frente a frente, Djokovic supera ahora por 8-5 a Murray. Lo llamativo es que, de los 13 partidos entre sí, 10 se definieron en sets corridos. Excepto en el primer cruce personal, que ganó el serbio en Madrid, en 2006, siempre ganó el partido el que obtuvo el primer parcial. El Nº 1 del mundo está 6-5 en canchas duras e igualó 5-5 en cemento al aire libre, descontando la desventaja en finales para quedar 2-3.

La marca de Djokovic en finales de ATP es ahora de 30-14, mientras que Murray está 22-11. Con este título, defendió los 1.000 puntos del título logrado en 2011 y aumentó su diferencia sobre Nadal. En cambio, la brecha entre los siguientes tenistas se redujo, porque Murray se le acercó un poco a Federer. Al reciente dueño de Indian Wells se le cortó una racha imponente, al caer sorpresivamente ante Roddick en la tercera rueda.

Así, el paso de Djokovic por Miami volvió a ser clave en su recorrido. Un año atrás, al lograr su segundo triunfo en la séptima victoria al hilo sobre Nadal en una final. Esta vez, para recuperar la sonrisa y llegar a las tres decenas de trofeos en sus vitrinas. El serbio sabía, interiormente, que necesitaba reacomodarse luego de su éxito en Australia, de un mes de descanso y de dos caídas seguidas en semis.

El campeón afirmó estar jugando bárbaro y, si bien no recuperó la pimienta y la regularidad de 2011, va por el buen camino. "La competencia se está poniendo fuerte", admitió el balcánico, consciente de que debió rendir en gran forma para celebrar en Miami. Djokovic sabe que no es sencillo repetir todo lo hecho el año pasado, con el plus de que ya todos los rivales lo conocen perfectamente y es el rival a vencer. Por eso rió último. Y mejor.

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