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La final menos pensada

Se acabaron los penales: Bayern Munich celebra lo que Real Madrid sufre Getty Images

BUENOS AIRES -- Lo dijimos la semana pasada tras la ida de semifinales de la UEFA Champions League: los dos candidatos ya no lo eran tanto, y había grandes riesgos de que la final soñada con el clásico del fútbol español jamás tuviera lugar.

Pues bien, eso fue ni más ni menos lo que pasó: ni Barcelona ni Real Madrid estarán el 19 de mayo en Munich, y sus lugares los tomaron el Chelsea y el Bayern, cada cual con sus herramientas, pero nadie les puede discutir ya lo conseguido.

Y así como la Liga que seguramente conquistará el Real Madrid será más relevante que la eventual Copa del Rey que puede lograr el Barcelona (si supera al Athletic de Bilbao, por supuesto), la realidad es que de los dos, si alguno puede decir que hizo más merecimientos para llegar a la final, ese fue claramente el conjunto catalán.

Una cosa es caer yendo a buscar el resultado durante la totalidad de los dos partidos y otra muy distinta es hacerlo después de haber sido superado durante la mayor parte de la serie. Si uno piensa en los 210 minutos disputados (180 + 30 de alargue) entre Real Madrid y Bayern Munich, salvo por un breve período en la ida en el que los de Mourinho empataron, y por los primeros 15 minutos en el Bernabeu, en el resto del duelo fueron los alemanes quienes impusieron su ritmo y dictaron las condiciones de juego.

LOS PENALES HICIERON JUSTICIA...
El hecho de haber perdido en los penales tras ganar 2-1 no cambia la cosa para el Real Madrid: la paridad en la serie la consiguió en un partido en el que no fue dominador, y en el que incluso la ventaja tempranera que sacó se debió a un penal dudoso y a un segundo gol en offside.

Después de esos 15 minutos de furia, en los que Bayern también podría haber marcado vía Robben abajo del arco, el partido tomó una dirección que ya no se
habría de modificar. El Madrid mostró demasiada timidez para estar dos goles arriba en su propia cancha, y tan poco espíritu conquistador tuvo que prácticamente no se creó situaciones de gol en el resto del partido y en el alargue.

Y más allá de lo extraño que resulta ver a un Real Madrid tan timorato en su propio estadio, el gran mérito fue del Bayern Munich. Tuvo la pelota, la manejó y la usó para arriesgar, yendo una y otra vez a buscar el resultado que necesitaba.

Defensivamente, apostó por jugar lo más arriba posible, alejando así a los hombres ofensivos del Madrid del arco de Neuer. Eso lo hace aparecer por momentos
frágil atrás, pero la realidad es que eso es parte de la vocación ofensiva, porque en pos de buscar el arco rival, elige muchas veces quedar mano a mano atrás. Una característica no sólo del Bayern sino del fútbol alemán en general.

En definitiva, fue una gran lección de fútbol del Bayern Munich, que refutó esa creencia demasiado instalada de que en el fútbol el potencial económico es
todo y asegura de antemano a un ganador. Sin menospreciar los recursos del Bayern, que también los tiene, el miércoles borró de su propio campo al plantel más caro del mundo y jugará de manera más que merecida una final en su casa, el Allianz Arena.

... PERO NO SIEMPRE HAY JUSTICIA
Es mucho más difícil decir que la clasificación del Chelsea en el Camp Nou fue justa. Los mismos jugadores y técnicos del equipo inglés reconocieron que la suerte los había ayudado y que el Barcelona había sido superior. Pero en otro partido típico del Barcelona, esta vez les faltó la puntada final.

Una vez más, los de Guardiola monopolizaron la pelota, y buscaron de una y mil maneras llegar al gol ante un rival que, con un 4-5-1, superpobló su propia área y los alrededores para cerrar todos las caminos hacia Petr Cech, que dicho sea de paso, también aportó lo suyo para frustrar al Barcelona.

Y eso que Barcelona consiguió relativamente rápido los dos goles que necesitaba para clasificarse. Pero cuando parecía que había conseguido abrir el cerrojo del Chelsea, llegó un descuido defensivo en el descuento del primer tiempo y Ramires anotó un golazo que obligaba al blaugrana a anotar otra vez.

No es que no lo haya intentado: lo hizo por todos los medios, pero Barcelona no consiguió reflejar en el marcador la enorme cantidad de situaciones de gol que tuvo. Entre las atajadas de Cech, los palos y el penal errado, se fue yendo el partido, que además agregó una cuota más de injusticia al cerrarse el marcador empatado 2-2 con otro descuido en el descuento. El tercero y último de la serie, ya que si recordamos el gol de Drogba en la ida, todos los goles del Chelsea llegaron en tiempo extra.

Igualmente, en ese monólogo que fue el partido, fue verdaderamente un lujo disfrutar de los recursos ofensivos del Barcelona, de las paredes que tiran, de la búsqueda permanente del espacio, por mínimo que sea, para quedar en posición de gol. Pero, y aunque me repita, creo que se sigue notando la ausencia de un "nueve nueve", es decir, de un centrodelantero de área que sirva de punto de referencia.

Ni siquiera lo tiene en el banco, y eso hace que Barcelona necesite, demasiadas veces, volver a empezar una jugada y así darle tiempo al adversario para achicar y reorganizarse defensivamente. Esa circulación interminable del balón termina convirtiendo a una defensa en impenetrable, pero para ser más directo, y volvemos a lo mismo, Barcelona debería tener esa referencia de área que hoy no existe.

El martes ni siquiera tuvo en Messi al arma letal que suele usar cuando todos los demás caminos se cierran. Muchos de los goles que hace el mejor jugador del mundo son arrancando desde mitad o tres cuartos de cancha, dejando varios rivales en el camino. Pero ese accionar, repetido muchas veces por partido, produce un desgaste tremendo, y más en un jugador que completa los 90 minutos prácticamente en cada encuentro.

Me da la impresión, y puede que me equivoque, de que Messi está un poco cansado. Y sería lógico, a esta altura de la temporada, y tras cuatro años en los que Barcelona jugó por todo en casi cada competencia.

Pero aún así, la diferencia entre la eliminación y haber pasado a la final fueron unos centímetros y unas astillas. Si alguno de sus tiros en los postes hubiera entrado, incluyendo el penal, en este momento estaríamos hablando de lo mismo de siempre: decómo Messi, una vez más, guió al Barcelona a la victoria.

Por último, todos quieren saber qué pasará con Guardiola y si esta eliminación marca el final de un ciclo. El DT tiene una apuesta tremenda por delante, pero yo creo que debería quedarse: no le va a ser fácil encontrar un lugar en el que pueda desarrollar su trabajo con tanta libertad y con directivos que compartan su mentalidad.

RUMBO A LA FINAL
Ahora sólo nos queda pensar en la final menos pensada. A cada equipo le faltarán tres titulares para el partido decisivo, y ambos tendrán que rearmar su esquema defensivo por esas ausencias.

Da la impresión de que el Bayern Munich puede encontrar soluciones más rápidamente. También de que llega en mejores condiciones, tanto por su virtual localía como por el juego desplegado a lo largo de la temporada.

Será interesante ver cómo se planta el Chelsea ante esa situación. De entrada, anticipo que no tendrá un esquema tan conservador como el que mostró ante el Barcelona. Ahora sí tendrá un rival mucho más frontal y con un referente claro de área como es Mario Gómez. Por lo tanto, creo que no estará tan refugiado y que saldrá a intentar jugar mucho más de igual a igual.

Por ahora, igualmente, son todas especulaciones. Habrá que esperar hasta el 19 de mayo para saberlo.

Felicidades.