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Falsa premisa

Albert Pujols sueña con batear muchos jonrones en medio de la sequía AP Photo/Chris Carlson

Si has prestado atención a la temporada del 2012, sabes que Albert Pujols todavía no ha podido conectar un jonrón. El tres veces Jugador Más Valioso, recién salido de su primer mes sin jonrones de su carrera, batea apenas .208/.252/.287 con la peor frecuencia de bases por bolas y ponches de su carrera. El juego de anoche sin hits ni carrera de Jered Weaver ha desviado un poco de atención de las dificultades de Albert. Pero mientras Weaver acribillaba a los Minnesota Twins, la racha sin jonrones de Pujols llegó a 107 apariciones en el plato, lo que garantiza que el escrutinio sobre su swing se intensificará una vez se apague el bullicio por el juego sin hit.

Pujols tuvo un promedio de 39 jonrones con los St. Louis Cardinals durante las últimas cinco temporadas. Después de tener cierta disminución relacionada con la edad y la dificultad de dar jonrones por el lado derecho en el Angel Stadium, PECOTA proyecta que bateará 33 vuelacercas en el 2012. La probabilidad de que un bateador de 33 jonrones se fuera sin cuadrangulares en 107 apariciones en el plato sólo por el azar es tan sólo de 0.3 por ciento. O bien Pujols ha tenido muy mala suerte, o ha disminuido más rápidamente de lo que estimaba PECOTA, o está presionado en el plato.

En privado, es probable que Pujols sienta algo de presión. Públicamente, sin embargo, él dice no estar preocupado: "Yo no pienso en eso, hombre. Podría ser mañana, tal vez el día siguiente, o en un mes a partir de ahora, no lo sé. Mi trabajo es estar listo para jugar y hacer mi swing. Los jonrones, cuando vienen, llegan en racimos".

En este punto, Pujols probablemente se conformaría más con conectar jonrones hasta a cuentagotas. Sin embargo, de acuerdo con sus comentarios, cuando comience a batear jonrones van a acumularse rápidamente. ¿Pero se puede creer en Albert?

La creencia de que los jonrones se batean en racimos -- en otras palabras, que son conectados en ráfagas seguidas por sequías en lugar de por medio de intervalos regulares -- no es exclusiva de la estrella en dificultades de Los Angeles Angels. Cuando Bryan LaHair se fue sin jonrones en esta primavera, Dave Sveum, el manager de los Chicago Cubs, dijo: "La gente olvida que los jonrones vienen en racimos". Desde entonces han venido de esa manera para LaHair, quien ha disparado seis en la temporada regular a pesar de que los Cachorros en conjunto han bateado menos jonrones que Matt Kemp.

Pero la historia de "los jonrones en racimos" se remonta mucho más allá de LaHair. Los escritores y los jugadores al menos se han referido a la idea desde mediados del siglo pasado. En 1958, Willie Mays dijo, "cuando bateo jonrones los disparo en racimos y luego no los bateo más por un tiempo".

¿Hay algo de esto, o "los jonrones que se batean en racimos" es otro mito beisbolero que merece ser quebrantado? Si buscas en Google "bateador clutch", "pitcheo acomodado a las anotaciones", o una serie de otras creencias consagradas del béisbol, y encontrarás innumerables estudios que intentaron y no encontraron ninguna evidencia estadística para respaldarlos. Hasta ahora, el argumento de que los jonrones se batean en racimos parece haber escapado a la investigación, pero igual es fácil de comprobarlo.

Si utilizamos el concepto estadístico denominado distribución binomial, determinamos las frecuencias teóricas de juegos de un bateador promedio de las Grandes Ligas con cero, uno, dos, tres y cuatro jonrones. Al comparar las frecuencias mencionadas a la frecuencia con la que realmente ocurren esos juegos podemos ver si hubo algo de la idea de que los jonrones se dan en racimos. Si los jugadores realmente se alternan entre rachas jonroneras y rachas secas, sus bambinazos se amontonarán juntos, y veríamos frecuencias más altas de juegos de dos y cero jonrones, y frecuencias más bajas que lo previsto de juegos de un jonrón.

En muestras pequeñas, por supuesto, algunos jugadores tienen más juegos de dos jonrones que lo previsto. En 78 juegos durante la temporada pasada, Mike Cameron conectó nueve jonrones, seis de los cuales llegaron en dos racimos de tres jonrones. Estos tres juegos de dos jonrones ocurrieron aproximadamente 2.6 más que lo que el modelo habría previsto. Cameron fue uno de cinco jugadores que tuvo al menos dos juegos más de dos jonrones de lo que "debía" tener en el año 2011:

Sin embargo, en muestras más largas no vemos las grandes diferencias correspondientes. Consulta la tabla siguiente:

Es posible que los cuadrangulares de Vlad tuvieran alguna leve tendencia de venir "en racimos", pero incluso en su caso lo más probable es que la diferencia se debió a la casualidad.

Entonces, ¿cuál es el veredicto cuando nos fijamos en las distribuciones de jonrones de todos los jugadores? La siguiente tabla muestra los porcentajes esperados y el porcentaje de juegos observados en los que un jugador promedio de las Grandes Ligas bateó cada número de jonrones de 1994 a 2011.

El modelo predijo que el jugador promedio se iría sin jonrones en el 89.29 por ciento de sus juegos, bateó un jonrón en el 9.99 por ciento de sus juegos, y bateó dos jonrones en un 0.68 por ciento de sus juegos.

Los resultados esperados y los observados son casi idénticos, y las pequeñas diferencias no son significativas.

Ahora mira la tabla de abajo, para ver cómo lucen estos porcentajes en la carrera de Pujols. Como era de esperar, tanto el modelo teórico y los resultados en el juego demuestran que ha tenido más probabilidad de llegar más profundo que el jugador típico, pero no ha tenido más juegos de múltiples jonrones de lo esperado.

Así que, ¿por qué Pujols y tantos otros jugadores creen erróneamente que están conectando jonrones en racimos? Una tendencia cognoscitiva denominada "heurística de la disponibilidad" podría ser la culpable. De acuerdo con Amos Tversky y Daniel Kahneman, los psicólogos que acuñaron el término, la heurística de la disponibilidad es nuestra "tendencia a hacer un juicio acerca de la frecuencia de un evento basado en lo fácil que es para recordar casos similares".

Cuanto más fácil sea convocar las instancias de un evento en nuestras mentes, más a menudo creemos que el evento ocurre. Para los bateadores, pocos eventos son más memorables que un juego de múltiples jonrones o un tramo largo sin batear un jonrón, por lo que no es de extrañar que les parezca que esos acontecimientos sucedan con más frecuencia.

En la realidad, los jonrones no son se batean en racimos, pero probablemente a los Angelinos les interesa no reventar la burbuja de Albert. Podría haber algún beneficio psicológico en creer en los racimos. En medio de una andanada de jonrones el pasado mes de mayo, Mark Teixeira explicó su éxito al decir: "Los jonrones vienen en racimos, y ahora mismo sólo estoy en una de esas rachas en las que conecto muchos fuera del parque". Después de poner fin a la racha más larga de su carrera sin jonrones, en julio del 2009, Teixeira utilizó el mismo razonamiento para explicar sus dificultades: "Yo soy un bateador de jonrones por racha. Vienen en racimos, y después de batear muchos consecutivamente, me toma un tiempo en conectar otro".

La explicación de múltiple propósito de Teixeira sugiere que, si bien conectar jonrones en racimos no es un hecho, es una ficción útil. Una de las cualidades más importantes para un bateador es tener confianza, y la creencia del "racimo" proporciona una inyección de confianza para cualquier ocasión. Un jugador que bateó un jonrón recientemente puede ir a la caja de bateo con la creencia de que se encuentra la mitad de los racimos y que está a punto de conectar otro. Un jugador que no ha bateado jonrón en mucho tiempo puede consolarse con la idea de que a un juego de distancia puede haber muchos vuelacercas.

Lo que Albert Pujols podría realmente utilizar ahora mismo es un jonrón. Pero cierta confianza no le hace daño.