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Qué aprendimos del clay azul

BUENOS AIRES -- Las quejas de los jugadores con la superficie ya probada no era el color, sino el estado de las canchas, situación que no es nueva en Madrid -hubo problemas el año anterior- y que resulta de un mix entre la resbalosa arcilla modificada símil arena y el (mal) trabajo de los cancheros, gente con experiencia en finales de Copa Davis y Roland Garros.

El jugador resbalaba y, si lo abrían a los costados, se le dificultaba demasiado regresar. De alguna manera, los deslizamientos y patinadas hacían recordar al césped. Del Potro lo comparó con el programa de televisión Patinando por un Sueño; Djokovic afirmó que traerá botines de fútbol o le pedirá consejos a Chuck Norris por las patadas que daba al resbalar, Rafael Nadal admitió que terminó con dolores en la cintura de tanto rectificar sus movimientos sobre la marcha y Richard Gasquet se comparó con Candeloro y Joubert, reconocidos patinadores sobre hielo franceses.

Hubo resbalones y tobillos doblados, como los de Caroline Wozniacki y Gilles Simon, y los tenistas que iban llegando a Roma -Maria Sharapova, Samantha Stosur y Paola Suárez fueron los primeros- manifestaron la alegría que les genera volver al "verdadero clay". Por ejemplo, Djokovic dijo este domingo: "Después del azul, esto es un paraíso".

Ion Tiriac, dueño del Madrid Open, quiere continuar con la estrategia del cambio de color. En diálogo con la agencia dpa, admitió las fallas, reconoció no saber "que la base era tan dura" y destacó que no hubo malos piques como en 2011 justamente por esa base dura y, por consiguiente, resbalosa. Promete mejorar las canchas y seguir con el azul. Eso sí, acatará cualquier decisión que la ATP tome al respecto, como debe ser.

LA FALACIA DE LA "SUPERFICIE PARA TODOS"
Roger Federer, campeón del torneo, fue más moderado en sus críticas al polvo azul. No sólo por su estilo preferentemente conciliador, sino porque la superficie lo favorecía. Servía el slice de revés, los puntos de dos o tres tiros, el servicio, las contrapiernas letales...

Como él, varios jugadores se subieron al discurso de la "superficie para todos". Esto es: la dificultad es la misma para cada uno de los integrantes del cuadro y hay que ver quién se las arregla en estas circunstancias y sobrevive al último domingo. "Es difícil jugar, pero es lo que hacemos: adaptarnos a las condiciones que se nos presentan", dijo el suizo.

El error es encapsular el problema en lo que ocurrió esta semana en Madrid. En la Caja Mágica, es cierto, todos tuvieron las mismas condiciones de superficie, pero el torneo forma parte de una gira, y la gira, de un calendario tras cuya finalización todos quieren terminar lo más arriba posible en el ranking.

Introducir una superficie tan distinta en el medio de la gira más importante en tierra roja, a tres semanas de Roland Garros, no es la mejor idea. Para Nadal, se sintió como que "pusieran césped en Cincinnati antes del US Open".

El español no tuvo dilemas en reconocer que la resistencia y el físico le permiten ganar partidos en canchas lentas, lo cual se hace más difícil en el polvo azul. Así como en canchas rápidas pueden dominar el servicio y los tiros planos, pueden emplearse otros elementos para tener éxito en canchas lentas. Nadal no perdió por el polvo azul: hasta el 5-2 y saque contra Verdasco, venía todo encaminado pese a su flojo nivel.

Sin embargo, el asunto no se cierra en Rafa: basta echar un vistazo a los semifinalistas, todos jugadores que se sienten más cómodos en cancha rápida (aunque no son flojos en lentas). Berdych, Del Potro y Federer dispararon saques ganadores toda la semana y jugaron a pocas pelotas. Tipsarevic sufrió algo más en sus partidos, pero aprovechó sus tiros planos. Inserta en la gira de canchas lentas, Madrid fue lo contrario, una cancha veloz.

Desde esta columna hemos "denunciado" la homogeinización de las superficies. Que las canchas de la gira indoor de fin de año ya no son lo que eran, que sería recomendable tener pisos duros realmente rápidos, como lo era el viejo París-Bercy.

Se aplaude que haya superficies diversas, dificultades en la adaptación como parte del desafío del tenista, pero el tenis de Madrid fue exageradamente distinto al de Montecarlo y Barcelona. Otro tipo de juego, tanto que Nadal pidió jugar con zapatillas de césped, y no le dejaron por reglamento.

Federer, que hizo saque y red en su primer partido ante Milos Raonic, se quejó levemente si se lo compara con Nadal o Djokovic, mientras que lo hizo más airadamente en otros años, cuando el césped comenzó a parecerse al polvo de ladrillo y el español le arrebataba los títulos en Wimbledon pegándole con top-spin. Esta semana recordó sus comienzos en el circuito, cuando había mayor margen de velocidad entre las rápidas y las lentas. Lo acompañamos en ese pedido: que vuelvan las duras ultrarrápidas, pero en la gira y época del año que corresponde.

Lo hemos escrito: el tenista sólo se queja cuando la situación lo perjudica y, salvo casos contados (se recuerda ahora a Ivan Ljubicic y, más recientemente, Sergiy Stakhovsky), no suelen aparecer aquellos interesados en el bien común, ni hablar de pensar en los peor ranqueados. Ya saben: desde pequeños se los educa con la cultura de la competencia, el individualismo y demás.

En Montecarlo hubo cuatro tobillos esguinzados y no se advirtió tanta queja. A la vez, la queja necesita de un periodista que pregunte. Es muy extraño que el tenista salga a criticar negativamente porque se despertó con ganas de hacerlo. Hay más quejas que no salen a la luz porque se hacen en oficinas o pasillos, entre jugadores y dirigentes.

QUEJARSE O ACCIONAR
Vuelvo a Federer y aquella frase de Federer sobre adaptarse a las condiciones que se les presentan. Un periodista británico escribió esta semana en tuiter: "Ferrer afirmó que no es cuestión de criticar (el polvo azul), sino de salir a la cancha y hacer lo mejor que puedas. Eso puede resumir la actitud de Ferrer ante la vida".

El tuit del colega pudo haber sido escrito en forma de elogio al español o simplemente haber sido una descripción sin carga de valores, pero me invitó a pensar en las probables diferencias culturales sobre las "actitudes ante la vida".

No es la intención hacer sociología barata, pero... ¿hay que elogiar esa actitud de Ferrer -por seguir este ejemplo- de aceptar sumisamente las condiciones y dar lo mejor de sí? El valenciano es un ejemplo de constancia, garra y amor por el deporte, de acuerdo con eso, ¿pero es una forma de pensar adecuada para cambiar lo que funciona mal en su deporte?

En la misma línea, Serena Williams contestó, en broma y en serio, por qué las mujeres se quejaron menos de la arcilla resbaladiza: "Porque somos más duras y no estamos lloriqueando".

Tampoco es cuestión de pasarse al otro lado, la queja por la queja misma y la falta de propuestas o intenciones de provocar un cambio. ¿Qué tal un punto medio, esforzarse por dar lo mejor de uno en la búsqueda del bienestar personal y colectivo, y alzar la voz cuando es necesario? Asunto opinable este de la "actitud ante la vida".

Federer, Nadal, Djokovic y todos finalmente juegan los torneos que no les gustan sin es que son importantes, en la pista de patinaje de Madrid o en el césped lento de Wimbledon, porque necesitan los puntos y el dinero. Será cuestión de ver qué sucede si la decisión del Consejo de la ATP es mantener la tierra azul, si Rafa y Nole cumplen su promesa de no pisarla más.

EL MARKETING NEGATIVO
En un texto anterior me refería a dos dimensiones: la del espectador, que agradece (estoy incluido) la mayor visibilidad de la pelotita al seguir el torneo por televisión o Internet. El asunto es que si los jugadores, la mayoría de ellos, sienten que es otro deporte, la tierra roja debería volver a Madrid.

El marketing, por un lado, pareció funcionar: se habló del polvo azul durante toda la semana. Que se hable mal, pero se hable, como pide Tiriac. Ahora, ¿no fue una publicidad demasiado negativa? Especialistas en el marketineo, ¿qué dicen?

En su twitter, Jimmy Connors escribió: "I can remember when tennis was the show and it didn't need gimmicks. #BlueClay." Traducción: "Puedo recordar cuando el tenis era el show y no necesitaba trucos. #ClayAzul."

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