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Vilas: Así gané Roland Garros '77 (II)

Guillermo Vilas un referente de la historia del tenis Getty Images

MÉXICO -- Hace 35 años, Guillermo Vilas llegó a aquel Abierto de Francia un Masters ganado (en 1974) y dos finales de Grand Slam perdidas, en Roland Garros '75 y el Abierto de Australia '77. A los 24, al argentino formaba parte de la elite del tenis, pero estaba ubicado un escalón por debajo de Bjorn Borg y Jimmy Connors. Juntos, el sueco y el estadounidense sumaban ya 7 grandes títulos ganados, contra ninguno del marplatense. Pero esa historia cambiaría.

En esta segunda entrega, el particular camino a la final de un Vilas transformado. No te pierdas la primera parte.

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"Cuando llegué a ese Roland Garros, yo pensaba que estaba perdido. Venía de caer en el Abierto de Italia con el yugoslavo Zeljko Franulovic, un tipo que se había operado y tenía un clavo en el hombro. ¡Era como patearle un penal a un arquero sin un brazo! ¡Y Franulovic jugó y me cagó! Recuerdo que me dije: Si no le puedo ganar a un tipo con un clavo en el hombro, menos puedo ganar el Abierto de Francia. ¿Y quién me tocó en la primera rueda de Roland Garros? Franulovic".

"Antes del partido, Tiriac me dijo: Te apuesto cien dólares a que ganàs. Yo aposté en contra. No porque pensara que iba a perder, sino porque quería que él creyera en mí. Tenía que obligarlo a que estuviera de mi lado. Realmente esos fueron los cien dólares que pagué con más gusto en mi vida".

"En aquel torneo hubo en mí un gran cambio mental. En un momento dado Tiriac me dijo: Yo escuché todo lo que me dijiste. Pero ahora mando yo. Te voy a decir qué comer, cuándo dormir y dónde ir. Y así era. Él tenía todo ordenado: yo me entregaba totalmente y a cambio le exigía resultados. Él, a través mío, podría conseguir lo que no había logrado como tenista: ganar grandes certámenes. Los dos tenìamos hambre".

"El partido con Franulovic no marcó un click. Pero si él me hubiese ganado, habría estado perdido. ¡Menos mal que no perdí! Recuerdo que entré a jugar el partido con una táctica muy clara y simple, de la cual no me moví para nada, porque sabía que así le podría ganar. El triunfo (por 6-1, 6-2, 6-4) no significó nada especial, pero fue un paso delante de lo que había ocurrido en Italia. ¡El tipo tenía un clavo, macho! ¡No le podía ganar a nadie! La gente, sin embargo, esperaba que yo perdiera. No había confianza en mí. Tenìa cero de chance".

"Belus Prajoux (su rival en 2da ronda) era el único jugador que me había hecho mella en mi carrera de juvenil en Sudamérica. Era talentoso, y yo le tenía miedo porque veía que lo mío era muy tembleque. Pensaba que podía perder tranquilamente. Además, fue el único partido que no jugué en cancha central. Y eso me ponía loco. Él, en ese partido, se jugó todo. Tiriac trataba de tranquilizarme, pero yo estaba a punto de explotar, porque todavía no tenía fe en lo mío. Ese primer set lo perdí mal, pero Ion me dijo: Seguí con la misma táctica. Por primera vez no cambié una táctica que me estaba llevando a la derrota. Lo hice porque confiaba en él (resultado final: Vilas 2-6, 6-0, 6-3, 6-0)".

"La rutina durante el torneo fue monacal. Me despertaba a las siete de la mañana. A las nueva salíamos a entrenar al Stade Francais. Me estiraba en la cancha de rugby y después entraba al court. Habíamos hecho una rutina de trabajo que no la cambiamos hasta el final. Después almorzaba, dormía la siesta, corría un poquito y nos íbamos a Roland Garros a jugar. Recuerdo que en esa época escuchaba todo el día un casete de Genesis, para no prestarle atención a la gente que me hablaba. Tenìa siempre un grabador en la oreja".

"Contra Bernie Mitton (en 3ra ronda) estaba obligado a ganar, porque ya lo había vencido antes. De nuevo jugué con miedo, pero al final fue fácil (6-1, 6-4, 6-2). Después me tocó contra Stan Smith, en lo que era su despedida del Abierto de Francia. Recuerdo que en ese partido el público estuvo en contra mío, me silbaba todo el tiempo, y al final del partido (6-1, 6-2, 6-1) yo reaccioné contra ellos. Había perdido la cabeza, estaba muy nervioso. Cuando llegué al vestuario, Tiriac me dijo: Toda expresión de sentimientos ante un partido ganado implica una ansiedad que te impide pensar. Estuviste mal. ¿Cómo te puede influenciar algo externo? Que te aplaudan o te puteen tiene el mismo valor, porque tu trabajo debe ser cumplido al pie de la letra, me dijo. Eso me apuntalò aùn màs mentalmente".

"Wojtek Fibak (rival en 4tos de final) era un tipo muy inteligente, y me dijo antes de empezar: Yo sé quién va a ganar Roland Garros, pero te lo voy a decir después del partido. Quería ponerme nervioso, pero al decirme eso me mostró que tenía dudas. Al final del partido (6-4, 6-0, 6-4) se me acercó para decirme quién iba a ganar el título. Pero yo le respondí: no me interesa, y me fui. Había llegado a un estado en el que nada era más importante que lo que yo me había fijado. Buscaba estar tan aislado que, por las noches, escuchaba Tangerine Dream (LINK: http://www.tangerinedream-music.com/index.php ), un grupo alemán que tocaba música anárquica, sin ritmos. Lo hacía para evadirme, para poder tener la mente en blanco. Eso necesitaba para jugar".

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En la última entrega, Vilas protagoniza uno de los cierres más contundentes que se recuerden en la historia de los torneos de Grand Slam. La gloria, al alcance de su mano.