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Diez años después

Pasaron 10 años de aquella semi en Wimbledon AP

LONDRES -- Han pasado diez años ya. David Nalbandian tiene menos pelo, Xavier Malisse está más relleno, pero los dos conservan una sensibilidad para impactar la bola que es infrecuente y los distingue. La superficie es la misma que la de aquella semifinal de Wimbledon, aunque la cancha Nº 1 de Queen's es más modesta, con capacidad para 1.300 personas y ruido perturbador que llega desde la central, allí donde el taiwanés Yen-Hsun Lu se ve forzado a abandonar su partido ante el croata Marin Cilic por lesión en una pierna.

"¿Les puedes decir que se callen? Es la tercera vez que les pedimos", le grita Malisse a la señora que asoma por ese balcón que une al estadio central con el Nº 1. Un juez de línea reafirma el pedido con un delicado "please". Hace rato que el belga clavó su foco en cuestiones externas a su tenis y el del rival: insulta al aire y detiene su movimiento de servicio porque Cilic no para de hablar al micrófono desde la central, y mantiene un continuo diálogo con el juez de silla, Fergus Murphy.

"Las mías las ves afuera y las de él, adentro. Esto es algo que ocurre todo el año, no ahora", le recrimina Malisse, memorioso para el rencor con el juez y también para repetir secuencias autodestructivas frente a Nalbandian. Como en aquella semifinal de Wimbledon que duró cinco sets; como la última vez que se habían enfrentado, en Estocolmo 2011, partido en el que el belga contó con dos match points. Hoy también ocurre. A Xavier, la situación de tensión no lo encuentra ganador.

Nalbandian inventa un tiro de emergencia en punto clave, un sobrepique de derecha, set abajo, 5-5 y 15-15, que termina picando como si la superficie fuera arena seca. Dick Norman, doblista, y Ruben Bemelmans, quien había perdido con el argentino en la segunda ronda del single, observan el punto, sentados al lado del entrenador de Malisse, y elogian al argentino por lo bajo. Hablan en flamenco, pero se entiende que se trata de un cumplido. Norman, alias Big D, ocupa dos sillas: mide 2m03.

Malisse termina el partido con 18 aces, ninguno en momentos clave. Nalbandian le da la mano y acaba de ganar su segundo partido de tres sets en el día: 4-6, 7-5 y 6-3 al francés Edouard Roger-Vasselin –con quiebre abajo en el segundo- y 4-6, 7-6 (7-2) y 6-4 frente a Malisse, para llegar a su tercera semifinal del año.

Así como en aquel Wimbledon recién pisó la cancha central para la final con Lleyton Hewitt, esta vez jugará en la central del Queen's Club en forma inédita este sábado, para su semifinal con el búlgaro Grigor Dimitrov. Por primera vez en la semana podrá usar el Ojo de Halcón y tendrá la protección de la tribuna para frenar el viento primaveral de Londres. Durante su victoria sobre Roger-Vasselin, demoró en encontrar el punto justo en la tirada de la bola y no frustrarse, y sumó 14 doble faltas.

El césped contribuye a la recuperación del unquillense, recientemente clasificado a los Juegos Olímpicos de Londres. "Llegaré bien a los Juegos, pero podría haber llegado mejor", se lamenta. En Roland Garros, afectado por un malestar estomacal, sufrió una inesperada caída ante el rumano Adrian Ungur. El polvo de ladrillo nunca fue un amigo fiel para él, menos desde la operación de cadera.

En el césped, la pelota pica lo bajo que a él le gusta, los puntos son cortos, y su devolución de servicio genera incomodidad en el de enfrente. El revés cruzado funciona para sacar al rival de la cancha, tanto que Bemelmans y el canadiense Vasek Pospisil terminaron resbalando y acostándose boca arriba en el césped.

El argentino se siente a gusto en Londres: en vez de alojarse en los hoteles oficiales y tener choferes a disposición, llega conduciendo desde su lugar de residencia, el campo donde vive su amigo polista Adolfo Cambiaso, jugador del Dubai Polo Team. "Después de París vine a visitar amigos, traté de entrenarme en pasto pero el clima fue lamentable, y recién el jueves anterior al torneo pude. Algo jugué en indoor, superficie intermedia", comenta el argentino.

Ya en Queen's, sumó triunfos ante Pospisil y Bebelmans, y de su lado del cuadro cayeron Andy Roddick (probable rival en octavos), Gilles Simon (cuartos) y Andy Murray (semifinales). "No recuerdo dos victorias en un día, encima en tres sets", trata de hacer memoria Nalbandian en charla con ESPNDeportes. "Debe haber sido acá en esta ciudad, por la lluvia", razona. Ante Malisse, dice haber jugado "el mejor partido de la semana".

"Fue un muy buen tenis, de menor a mayor, así fue el día. Ahora siento un cansancio normal, ningún dolor puntual", afirma antes de enfrentar a Dimitrov, quien lloró tras su victoria frente al sudafricano Kevin Anderson: había alcanzado su primera semifinal de ATP y ésa fue su reacción.

"Será un partido duro, le gusta mucho jugar en césped", dice el argentino sobre el búlgaro, campeón de Wimbledon en categoría junior hace cuatro años, y se va al auto, donde lo esperan sus amigos y el volante del lado derecho.