<
>

Una atleta de momentos... olímpicos

Harper empezó a reaparecer en el ámbito internacional en 2011 AP

BUENOS AIRES -- "Es una chica a la que nadie conocía, y ahora es la campeona olímpica. Es impresionante". Con esas palabras se despachó su entrenador, Bob Kersee, tras la verdadera hazaña que logró la atleta estadounidense Dawn Harper en la final de los 100 metros con vallas de Beijing 2008.

Es que Harper no era ni de cerca la favorita al oro. No sólo eso; tal como lo dijo Kersee, no era demasiado renombrada en el ambiente del atletismo. No tenía grandes títulos en su haber, y había clasificado a los Juegos de China en el último lugar disponible dentro del equipo de su país, luego de sufrir los implacables trials mediante los que Estados Unidos otorga a sus competidores las plazas olímpicas.

Pero si de un precepto no se había movido en toda su carrera era del que dice "hay que estar siempre listo". Tampoco lo hizo en esa final.

En el estadio Nido de pájaro de la capital china, Dawn se mentalizó en hacer su carrera sin mirar alrededor. Bien pensado, porque a su lado estaba su compatriota Lolo Jones, dominadora de la especialidad en esa época y gran candidata a la victoria.

Jones arrancó bien y, promediando la prueba, se encaminaba a cumplir con todos los pronósticos. Sin embargo, se tropezó en la penúltima valla. Perdió el equilibrio y, para cuando lo recuperó, ya la habían superado seis competidoras, con Harper, como un rayo, a la cabeza.

El festejo alocado de Dawn describía todo: la alegría, el orgullo y, también, la sorpresa. Fue y es el momento más glorioso de su carrera. Es uno de esos casos en los que un triunfo sobresale con muchísima diferencia respecto al resto del historial personal. Uno de esos casos en los que los antecedentes no avalan demasiado lo ocurrido. Sin embargo, ocurrió.

Es más, Harper no pudo capitalizar ese instante dorado en los años siguientes de su carrera. Casi que desapareció del mapa, como aquel individuo que logra el máximo sueño de su vida y después ya no encuentra la motivación.

Pasaban los años, los eventos de magnitud como los mundiales, y Harper rara vez aparecía en las finales. La australiana Sally Pearson, que llegó detrás de Harper en Beijing y ganó la presea de plata, sí explotó después de aquella carrera.

Ella sí lo capitalizó, y se transformó en la dueña de la disciplina en los años siguientes.

Con el transcurso del tiempo, empezó a desvanecerse la influencia de Beijing y a hacerse cada vez más fuerte la de Londres 2012, los Juegos Olímpicos por venir.

Ese era el alimento que necesitaba el espíritu de Harper.

Con Londres en el horizonte, la estadounidense poco a poco empezó a retornar a los primeros planos. Alguna buena actuación en carreras menores, luego aparición en finales más trascendentes. Todo fue paulatino.

Hasta que llegó el mundial de atletismo Daegu 2011. Allí Harper, de 27 años en esa época, no sólo se metió en la final, sino que acabó tercera y se llevó la medalla de bronce.

¿Otra casualidad? ¿De nuevo un buen día y nada más? Nada de eso.

A partir de allí, Dawn se despertó para apuntarle todo su esfuerzo a la cita olímpica. Ya en esta temporada, participó en una de las fechas de la Diamond League de la IAAF y la ganó. Fue el 31 de mayo en Roma, donde venció con un tiempo de 12.66.

Completó la faena este sábado 23 de junio, cuando ganó los exigentes trials de Estados Unidos y se aseguró su plaza para participar en Londres.

Está claro, Harper no es de aquellos atletas regulares, que mantienen un nivel parejo a lo largo del tiempo. Dawn necesita una motivación especial.

Estén seguros de que, con los Juegos Olímpicos Londres 2012 a la vista, ahora la tiene.