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Federer y Murray pasaron a la final

LONDRES -- Le quitó la corona londinense. El suizo Roger Federer, tercer favorito, derrotó al serbio Novak Djokovic, campeón defensor y principal cabeza de serie, y pasó a la final de Wimbledon, donde se medirá con el escocés Andy Murray, cuarto, verdugo del francés Jo-Wilfried Tsonga, quinto. Por eso, será una definición apasionante.

Federer, seis veces campeón de Wimbledon, jugó bárbaro, impuso presencia con su saque y así venció a Djokovic por 6-3, 3-6, 6-4 y 6-3 en dos horas y 19 minutos en la primera semi en el césped del All England Club de Londres.

El suizo cometió apenas 10 errores no forzados, contra 21 de su rival, y le rompió el saque tres veces, ratificando que se siente local en este certamen y domina de manera extraordinaria esta veloz superficie. Y estiró a 8-0 su marca en semifinales en Wimbledon, con sólo un set perdido, el segundo esta jornada contra el serbio.

La dificultad para defenderse sobre el césped de la central del All England Club, ya desgastado por las casi dos semanas de torneo, se hizo evidente en los primeros games, en los que ambos explotaban su saque y los intercambios concluían a los pocos golpes.

En una jornada fría y lluviosa, que obligó a desplegar el techo retráctil de la cancha para evitar cortes en el juego, fue Federer el primero en aclimatarse a un escenario muy conocido, en el que se coronó siete veces y sólo cayó en una, la que le arrebató en 2008 el español Rafael Nadal tras casi cinco horas.

El suizo comenzó a sentirse cómodo tras los primeros juegos, arrancando con golpes inesperados los aplausos de los cerca de 15.000 espectadores que abarrotaban el estadio principal, y materializó esas buenas sensaciones en el marcador al imponer su devolución con una ventaja de 4-2 en un primer set que no iba a dejar escapar.

Djokovic, sin embargo, no es el ruso Mikhail Youzhny (26º), que claudicó en cuartos ante la gran calidad del suizo, en un fugaz encuentro de hora y media, sino el tenista que dominó el circuito en los últimos tiempos, ganador de cuatro de los últimos seis Grand Slam.

El vigente campeón de Wimbledon no parecía preocupado por haber dejado escapar ese set inicial en 24 minutos, y salió al segundo parcial dispuesto a discutirle el duelo a Federer, prácticamente el anfitrión en la central del All England, dado su predominio en este escenario durante la última década.

El serbio rompió rápidamente el servicio de su adversario y Federer, por detrás en el duelo, parecía por momentos un jugador más rígido y con menos muñeca para sacar golpes maestros. Igual, eso sólo ocurrió en ese set.

Tras dejar escapar el segundo capítulo, el suizo tuvo la opción de discutirle el saque al número uno al inicio del tercero, pero terminó el juego cabizbajo ante la potencia de un Djokovic sólido y aguerrido, convencido de cada uno de sus golpes. A sus 25 años, el serbio demostraba más capacidad física que Federer, si bien el suizo sabía echar mano de su juego elegante para, aparentemente sin esfuerzo, desquiciar a su rival en algunos puntos.

Así lo hizo al final del set, cuando desequilibró el duelo al anotarse el último juego, frente al servicio de Djokovic, que comenzaba a ver cómo se le escapaba el partido debido en gran parte a sus propios errores.

Djokovic, nervioso y descentrado, fallaba demasiadas bolas, casi el doble que Federer, que no estaba dispuesto a desaprovechar esa oportunidad y volvió a ponerse por delante en un cuarto set -3-0 en el arranque- que resultó definitivo, pese a la resistencia del serbio.

Así, en el primer partido entre ambos sobre césped, en el 27º duelo de sus carreras, el suizo tomó ventaja de 15-12. Y se recuperó de una racha adversa ante el actual Nº 1 del mundo, quien había superado al helvético en seis de los siete últimos choques, desde comienzos de 2011. Fue la sexta semifinal al hilo entre ambos, todas en torneos de Grand Slam y Masters 1000. Y este fue el primer éxito de Federer siendo Djokovic el rey.

Federer sigue en gran nivel en este certamen y busca empatar el récord de siete títulos de Wimbledon, que ostenta el estadounidense Pete Sampras y el inglés William Renshaw, tras ser eliminado en los cuartos de final en 2010 y 2011. Federer avanzó a su octava final en Londres, en un hecho sin precedentes.

El suizo, que cumplirá 31 años el mes próximo, es el tenista con más títulos de Grand Slam entre los varones, con 16. Además, completó el Grand Slam de carrera en 2009 al coronarse en Roland Garros, pero no conquista un 'Major' desde el Abierto de Australia de 2010, es decir, dos años y medio.

Con este éxito, Federer avanzó a una final de Grand Slam por primera vez desde Roland Garros del año pasado, cuando perdió con Nadal. En los siguientes cuatro 'Majors' habían definido Djokovic y Nadal.

Si logra este título en el tradicional césped londinense, el suizo se ubicará de nuevo como Nº 1 del ránking mundial de la ATP, desplazando justamente el lunes próximo a Djokovic, para empatar el récord de Sampras de 286 semanas en la cima.

Federer empezó este torneo en el 3º puesto del listado y ya se aseguró ser 2º, desplazando a Nadal, eliminado en Londres en la segunda rueda. Pero una victoria más, en la finalísima del domingo, le dará el soñado regreso a la cumbre mundial.

"Estoy muy contento, jugué un gran partido, estoy jugado un gran torneo", comentó Federer, papá de mellizas, en busca de lograr su 17º 'Major' en singles.

Djokovic venía de obtener cuatro de los seis últimos torneos de Grand Slam. Este año, el sebio se impuso en el Abierto de Australia en la final ante Nadal y viene de caer ante el mismo rival en la definición del Abierto de Francia. El rey llegaba con una marca de 43-2 en partidos en los Grand Slam en los dos últimos años.

La otra semifinal tuvo mucha emoción y Murray, la esperanza local, se impuso a Tsonga con un marcador de 6-3, 6-4, 3-6 y 7-5 en dos horas y 46 minutos. El escocés llegó a las semifinales en Londres por cuarto año consecutivo, y con Nadal afuera de carrera en su lado del cuadro, todo el público británico esperaba que avanzara a la gran final.

Wimbledon no tiene un campeón local desde el legendario Fred Perry, en 1936. Y el último inglés que jugó una final aquí fue Henry Austin, en 1938. Por eso, Murray es el elegido de la gente, más allá de la idolatría hacia Federer, dueño de un estilo muy ofensivo y agresivo.

Murray, de 25 años, perdió las tres finales de Grand Slam que jugó, incluyendo la del Abierto de Estados Unidos de 2008 y el Abierto de Australia de 2010 ante Federer. La otra la cedió ante Djokovic, en Australia 2011.

El oriundo de Escocia se topará con un Federer que, ante Djokovic, jugó como en sus mejores tiempos y que quiere escribir otra excelente página en su rica carrera deportiva. Así, el de Glasgow logró lo que muchos de sus predecesores no consiguieron en más de 70 años y lo que tan sólo los aficionados veteranos disfrutaron, ver a un británico en la final de Wimbledon.

Pasaron 74 años desde que Austin fue finalista en 1938 para que el Reino Unido se sumara delante del televisor y disfrutara con la presencia de uno de los suyos en la final del Grand Slam más tradicional de todos.

Una vez dio tregua la incesante lluvia sobre la capital británica, la organización de Wimbledon decidió reabrir la tan utilizada cubierta retráctil de la pista central para que la segunda semifinal del día no se disputara bajo techo.

Murray, ya héroe local, contó con el apoyo de los más de 15.000 espectadores presentes en el All England, quienes, entre gritos de "¡Vamos, Andy!" y aplausos, alentaron a un tenista al que le queda lo más difícil, batir a Federer en la final, nada menos.

El inicio del encuentro estuvo marcado por los largos intercambios de golpes entre ambos desde el fondo, más propios de un partido jugado sobre cancha lenta. El escocés, pese a presentar ciertas dudas al inicio del campeonato, desplegó un tenis impecable y sin errores que le sirvió gozar de una cómoda ventaja en los primeros juegos (3-0 a los 11 minutos).

A medida que avanzaba el partido, Murray se fue sintiendo más cómodo sobre el fondo y en 34 minutos consiguió hacerse con el primer set. En un segundo parcial donde Tsonga cometió 11 errores no forzados, Murray mantuvo su tenis ofensivo para romperle el servicio al francés, que erraba una y otra vez en sus subidas a la red, para imponerse otra vez.

En un tercer set donde los aficionados confiaban en ver a su ídolo mantener el nivel y sellar su pase a final, Tsonga limitó sus subidas a la red y mejoró sus derechas para dominarlo. Tras dejar escapar ese set, el escocés quebró el servicio del galo en el cuarto juego, pero el francés le devolvió el "break" y ganó su saque, instaurando de nuevo la igualdad (3-3).

La tan mencionada fragilidad mental de Murray parecía no existir en este partido, donde en el octavo game fue capaz de levantar dos bolas de rotura de Tsonga, que lo pusieron a tan solo un juego para clasificarse para su primera final en Londres. El escocés mantuvo la cabeza fría y, después de ponerse 6-5, logró romper el servicio de un Tsonga que no fue capaz de luchar más.

Así, Murray confía en finalizar la larga espera del tenis británico y convertirse en el primer tenista de las islas desde Perry, en 1936, en coronarse rey de Wimbledon.

Con vistas a la final, Murray supera 8-7 a Federer en los duelos personales, siempre sobre superficie de cemento. El suizo está 4-2 arriba en finales y, en torneos de Grand Slam, domina 2-0, siendo las dos definiciones mencionadas.

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