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De Trenque Lauquen al mundo

BUENOS AIRES -- Mide 1m86 y pesa 127kg. Cuando está al lado de los típicos lanzadores de cualquiera de los tres implementos atléticos, su contextura física no se asemeja a los componentes de grupo del que él forma parte.

Todo empezó en Trenque Lauquen, donde Germán Luján Lauro nació el 2 de abril de 1984. Lo cierto es, pese a formar parte de una familia amante del automovilismo, terminó dedicándose a un deporte distante de los afectos de quienes lo rodeaban, aunque utilizando elementos construidos de fierro.

Según cuentan, a los 14 años, unos amigos invitaron a sumarse a su grupo de atletismo. Germán se enganchó, se entusiasmó con la bala y el disco. Luego, cada día el bichito prendía más en su sangre. Tras un año de aprendizaje, fue campeón nacional de Menores. Y no paró más.

Según cuentan también alguna vez vendió pollos, otras vendió rifas para poder trasladarse a campeonatos nacionales. Desde el 2000 hasta el 2002 sumó otros siete títulos nacionales, de bala o disco, de Menores y Juveniles.

Para Lauro el atletismo es algo raro: "Se compite con uno mismo, es una tarea de auto superación, y tal vez sea lo que tiene de lindo. Porque ves día a día tu capacidad de hacer y eso te atrapa. Inclusive te incentiva a ganar, a hacer un récord, a obtener una medalla".

Después de terminar la escuela secundaria, en el 2000 viajó a Buenos Aires con una beca de la Secretaría Nacional de Deportes para prepararse en el Cenard y la posibilidad de estudiar para ser contador público, una carrera que aún tiene pendiente.

El primer año en el centro de entrenamiento de Núñez le costó mucho. No por el lugar, sino por la ciudad. Venía de Trenque Lauquen, 50.000 habitantes, y pasó a una Buenos Aires de millones. Además los viajes le complicaron los estudios.

Estuvo casi ocho años en el Cenard y regresó a Trenque Lauquen en 2009, donde se entrena con Carlos Llera, representando al Fútbol Club Argentino de esa ciudad bonarense. Recibió el Olimpia de Plata 2008 y participó en Beijing 2008.

Desde el 2002 hasta ir a Londres, este prodigioso diamante se pulió y fue 20 veces campeón nacional. Y 10 veces campeón sudamericano.

Es uno de los mejores especialistas de la historia en lanzamiento de bala: se convirtió, con el subcampeonato iberoamericano 2010, en el primer atleta de nuestro país que supera los 20 metros en dicha prueba.

También logró, en dos oportunidades consecutivas, el doblete (bala / disco) en el Campeonato Sudamericano de Mayores. Consiguió el bronce en los Juegos Panamericanos de 2011, siendo el primer argentino que consigue una medalla en bala en casi medio siglo de la historia de ese tipo de Juegos.

Y su arranque del 2012 fue formidable al convertirse en finalista del Mundial Indoor y campeón de bala y disco en el Iberoamericano de Barquisimeto, clasificando en ambas pruebas para Londres.

En 2006 mejoró por primera vez el récord nacional de bala, superando los legendarios 18.73 de Juan Turri que estaban vigentes desde 1975, con 19, 17.

A partir de allí lo mejoró en cinco ocasiones, llevándolo a 20,43 en 2010 y lo igualó en Mar del Plata el 28 de marzo de este año. Hoy, 3 de agosto de 2012, superó tres veces esos 20,43.

Todos sabemos las dificultades que representan el evento olímpico para nuestros atletas. Se trata del máximo desafío que deben afrontar, una vez cada cuatro años: el desafío supremo. Por eso, para los mejores de los nuestros se hace complicado conseguir un sitio en esa privilegiada "crema" del atletismo.

Este análisis sirve para valorar aún más la hazaña de Germán Luján Lauro, quien se consagró con diploma por el sexto lugar en la final del lanzamiento de bala en los Juegos Olímpicos de Londres.

Lauro, además, lo hizo con el "plus" de un récord nacional de 20,75 metros, para superar la clasificación. Por la tarde, para quedar entre los ocho definitivos, lo mejoró con 20,82 y en otro alto lo llevó a 20,84.

Es muy complicado que los lanzadores logren récords en pruebas clasificatorias, donde tienen la presión de sólo tres disparos y allí deben buscar su condición de finalista, primero, y otros tres para estar en la definición. Pero, en el caso de Lauro, sabía que necesitaba dar lo mejor de sí y una importante superación personal si soñaba con un sitio más importante (algo que en los pronósticos parecía reservado sólo a los que regularmente disparan sobre los 21 metros).

Por eso, aunque no obtuvo una medalla, el fierrero de Trenque Lauquen se transformó en histórico, como justo premio a su trabajo, a su dedicación, a su seriedad, a su excelente planificación junto al entrenador Llera y a su pasión atlética.

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