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Lágrimas de bronce

LONDRES -- Ahí lo tienen a Juan Martín Del Potro, llorando otra vez en el viejo infierno verde de Wimbledon. Esta vez es la alegría lo que mueve sus hombros. Lo que lleva a la incredulidad y lo echa hacia el suelo. Esta vez, ganó, y nada menos que frente a Novak Djokovic, para quedarse con la primera medalla argentina en estos Juegos Olímpicos.

Lo hizo con una autoridad notable, con un tenis de alto vuelo, con un marcador de 7-5 y 6-4, y con una emotividad sentida. "Otra vez, como hace tres años, quedé en la historia. Y eso nadie me lo va a sacar. Ni esta medalla ni mi trofeo del US Open", dice el argentino con la voz que le queda apenas finalizado el encuentro. "Hasta hoy a las tres de la mañana estuve llorando por motivos diferentes. Ahora me pasa esto... Es algo espectacular, increíble, Inmejorable", agrega enfundado en la bandera argentina, como buscando adjetivos.

"Soy el hombre más feliz del mundo en este momento. Después de un día malo contra Federer, no fue fácil recuperarse para jugar este partido. Pero tuve energía en mi cuerpo y en mi corazón para enfrentar este desafío, que era grande para mí", sostiene.

El tandilense se sumó a una lista de medallistas olímpicos albicelestes en esta disciplina que incluía a Gabriela Sabatini, la dupla Frana-Miniusi y la pareja Suárez-Tarabini. Las últimas dos también habían sido de bronce. Sin embargo, Delpo logró con su victoria lo que ningún singlista masculino había conseguido.

Juan Martín estuvo en uno de esos días en los que se dio todo. Desde el sorteo inicial, que ganó para elegir recibir, hasta los ojos de halcón aplicados para obtener puntos clave hasta la reacción en break points, el nuevo hombre de bronce del tenis nacional eligió el mejor momento para brillar como sabe. Su servicio funcionó, su derecha corrió para desbordar en velocidad y se quedó con un partido valioso.

"Creo que jugué muy cerca de mi mejor nivel, como contra Federer. A veces, contra rivales tan difíciles, eso no alcanza. Por suerte saqué bien, y logré cerrar el partido en el momento oportuno. Estaba tan nervioso... Creo que si no lo levantaba se habría puesto muy difícil", define el jugador, que también confiesa haberse apoyado en su familia y en el apoyo de su país para ponerse de pie tras la derrota que no le permitió a acceder a un partido por el oro.

El desarrollo del partido no parecía augurar cosas demasiado favorables: arrancó un poco mejor para Djokovic, que tuvo tres oportunidades de quiebre en un único game, el séptimo, del primer set, que ganó 17 puntos consecutivos con su saque durante el primer tramo del encuentro y que cerró tres games seguidos con el marcador de su contrincante en cero. El servicio, como en casi todo el encuentro, fue salvando a Delpo, que con un ace y un par de saques ganadores levantó tres puntos de quiebre que amenazaban dejarlo break abajo justo antes de una suspensión de una hora por lluvia.

En el regreso a la cancha, el argentino empezó a jugar cada vez más fuerte y más cerca de las líneas y Djokovic se fue fastidiando: un bebé llora y él pide que se lo den, para calmarlo. Una pelota le queda a media altura y le pega un zurdazo que termina en la tribuna. Protesta, le habla al cielo, se queja, pide suerte para él. Se parece más al antiguo Djokovic bufón, risueño y pendiente del público, que a la máquina demoledora que se convirtió en número uno un tiempo atrás.

Mientras tanto, desperdicia oportunidades de quiebre. Cinco en el primer set, una en el segundo. A Delpo le alcanza con romper una vez en cada parcial y apoyarse en su potencia (saques ganadores, servicio y derecha, drives profundos) para ir llevando el match hacia su costado.

Entonces va perfilando la concreción de un deseo y logra sacar para set. "Me temblaba todo, pero metí los tres mejores saques de mi carrera". Y logra un ace, y un par de servicios ganadores. Y vence al serbio que supo ser campéon en este césped. Y es tercero en los Juegos. Y llora. "Todavía no puedo creer que estoy en un podio junto con Murray y Federer, dejando a Djokovic afuera. Irme con la medalla es como un sueño, es un sueño", considera.

Y cierra con una frase que define su legado reciente: "Es un día fantástico para que Argentina festeje. Este regalo es para ellos, para que lo disfruten conmigo también. Esto es historia".