|
BUENOS AIRES -- La participación transcurre en alrededor de 40 segundos de una dura carrera. Son escasos segundos sin poder pensar mucho, simplemente pedalear y tener mucha tranquilidad para hacerlo bien y no cometer errores. A Mariana Pajón le resulta un tiempo suficiente para ser una estrella brillante en el bicicrós colombiano y desde hoy iluminando al mundo desde el cielo olímpico.  Mariana Pajón nació el 10 de octubre de 1991, en Medellín, hija de Carlos Mario Pajón y Claudia Londoño. Su padre un corredor de autos y su hermano aficionado al karting influyeron en su crianza, dotándola de su amor al vértigo y de la necesidad de respirar la adrenalina de las competencias. En el álbum familiar aparece la fotografía suya a los tres años montada a su primera bicicleta, indicando: "Aprendió en 15 minutos". A continuación está en otra, luciendo una remera de gimnasia rítmica, con el epígrafe: "Lo practiqué durante cinco años, me encantaba, es mi sueño frustrado". También está una manejando un kart, junto a una de igual dimensión jugando handball. Pero más allá de los retratos, su andar por los títulos se inició cerca de la cabecera del aeropuerto. Los aviones pasaban bajos, buscando la pista, y los practicantes del bicicrós se elevaban, saludando a los pilotos. Allí ganó Mariana su primera carrera. Tenía cuatro años. Se inscribió por su cuenta para enfrentar a los niños de cinco y demostró no la igualdad de sexos, sino la supremacía femenina. Creció compitiendo contra los hombres en un deporte donde las mujeres eran escasas en esa época. El dominio, la capacidad y la constancia para la práctica la llevaron a los más recónditos lugares del mundo, donde demostró su garra al arrebatarles títulos a sus más tenaces rivales. En Colombia se da el lujo de participar en la modalidad de Crucero contra hombres de su misma edad, a los cuales en muchos casos deja rezagados. Al hablar de garra y constancia, es obligatorio mencionar sus 15 fracturas de consideración sufridas en accidentes en distintos certámenes: en las manos, las rodillas, las clavículas y una rótula, enfrentando las lesiones con valentía y regresando a la actividad como si nada hubiese pasado. Es femenina, tímida y poco coqueta. Nunca posaría desnuda; a duras penas en vestido de baño. Le encantan los perfumes. Perdió la cuenta de cuántos tiene, porque en cada salida internacional se compra uno. Los que más le gustan son Diesel Green y Lacoste Pink. A la vez, le encanta vestise bien. Le gustan bastante los vestidos; tiene varios y siempre se los pone. También le fascinan los shorts y sale con ellos a la calle. Según dice, si pudiera ir a la pista de bicicrós de vestido, lo haría. Pensando en el futuro desea ser y seguir siendo olímpica. Lo de médica viene desde cuando jugaba con jeringas, se ponía guantes y le aplicaba inyecciones a las muñecas. Quiere especializarse en deportes. Si se le pregunta de amores, se ríe y responde: "mejor no hablemos de eso". Y es que tuvo novios, pero ahora no. Expresa sentirse toda una mujer y cuando corre con los hombres siente una manifestación muy especial de feminidad. Nunca sintió al bicicrós como un deporte machista, usa un casco rosado y nadie lo critica. Una joven muy particular desde sus primeros pasos. Para Mariana Pajón tener en su cuerpo nueve tornillos, dos platinas y un injerto es algo natural de su actividad, las caídas son algo con lo que debe convivir. Es consciente de estar en un deporte extremo, como es el BMX, pleno de riesgos. Pese a ello se anima cada vez más con cada salto. Obtuvo su primer título a nivel nacional a los cinco años y su primer título mundial a los nueve. En total, triunfó en 14 campeonatos mundiales de las más variadas categorías, dos nacionales de los Estados Unidos, nueve latinoamericanos y diez campeonatos panamericanos. En la actualidad es la campeona mundial de la categoría Elite Damas. Más no se le puede pedir a la Reina del BMX. ¿Están de acuerdo? (x) Algunos datos de esta nota fueron suministrados por Pablo Arbelaez del Diario El Colombiano de Medellín
|
