<
>

Los verdaderos héroes

MÉXICO -- Se acabó la ilusión, los días de ensueño de atestiguar el espectáculo de esos súper héroes que realizan hazañas que para los simples mortales como yo, se antojan imposibles, pero que ellos logran llevar a la mágica perfección, esa que los convierte en reales herederos de los Dioses del Olimpo.

Sea desde los 10 metros de una plataforma, intentando superar la velocidad de la luz, volando sobre la pértiga o cruzando la imponente piscina con largas brazadas y derribando a su paso los récords, cada uno de esos imponentes atletas, que durante dos semanas buscaron la gloria olímpica que se traduce en esos pequeños pedazos de metal que les cuelgan al cuello para emular las gestas helénicas, aquellas que hace mas de dos milenios se coronaban con significativas guirnaldas reservadas solo para los más altos, más fuertes... más rápidos.

Todos ellos se convierten en seres especiales, en hombres y mujeres que se atreven a más, que sacrifican todo en aras de lograr el sueño que tal vez muchos tuvimos secretamente desde niños, pero que sólo ellos se atrevieron a convertir en realidad y que dio inicio con ese desfile de naciones el 27 de julio, cuando se congregaban en Londres 2012.

Entonces arribaron con la maletas cargadas de sueños y buscaron superarse a si mismos y a los rivales para dar la mejor exhibición, pero sólo los mas privilegiados, afortunados y entrenados regresaron con esa maleta atesorando el preciado metal que los convierte en dignos hijos de los Dioses del Olimpo.

Fueron 7 los metales que llegaron a casa... ¿Le parecen pocos... O muchos?

Depende, pero más allá de si es la mejor marca conseguida en una justa fuera de casa, ya que sólo en México 68 se sumaron 9 medallas, la delegación mexicana nos dejó un agradable sabor de boca, rompieron muchas de sus propias barreras más allá de lo que los exigentes quieran ver.

Hubo primera vez en diferentes instantes, en gimnasia con Daniel Corral y Alberto Michan en la equitación, un debut espectacular del clavadista Iván García en lo individual, ademas de su presea en sincronizados con Germán Sánchez, amén de que el Tri lo logró por vez primera en un deporte de conjunto.

El lugar en el medallero marca 39 con un oro, 3 platas y 3 bronces y tal vez no nos dice ni mucho, ni poco. Si comparamos con España que terminó en el 21 siendo el gran detonante europeo de la última década en diversas disciplinas, no es tan malo, sólo que los hispanos triunfan también en deportes no olímpicos como golf, autos y soccer profesional, ademas de la ausencia de Rafa Nadal en el tenis.

Pero las comparaciones son odiosas, y lo que en mi muy particular punto de vista puedo resumir del paso de nuestra delegación por Londres 2012 es que nuestros atletas son héroes... ¿Por qué? Me preguntará usted con toda razón.

Se lo digo sencillo, en un país como el nuestro, en franca crisis económica, alto desempleo, índices de violencia espeluznantes, sumergido en una cruenta y caprichosa guerra contra el crimen organizado y en el que los políticos están preocupados en arrebatarse el poder, los programas de desarrollo deportivo, créame, son lo menos importante.

Contra todo eso, aunado a la pobreza ancestral, muchos de nuestros chicos se atreven a cruzar largas distancias para entrenar día con día, año tras año, reciben escasos o nulos apoyos, los transportes y las instalaciones en su mayoría son deficientes, incluidas las del Centro Deportivo Olímpico Mexicano, cuando logran llegar al grupo de "alto rendimiento", la alimentación tampoco es la mejor, ni mucho menos los apoyos económicos para viajes de fogueo y hasta los uniformes no son los mas adecuados para la practica de sus diversas disciplinas... ¿Le sigo?

Luchar contra todo eso es cotidiano, de hecho nosotros como simples mortales nos enfrentamos también a muchos retrasos, producto de la falta de organización y educación en países como el nuestro, no es pretexto, pero de verdad créame que ver las condiciones en las que los deportistas tienen que crecer para llegar a la excelencia, son peor que una carrera de obstáculos, sin tenis y sobre una pista con tachuelas.

Pero los que tienen metido en los huesos el amor por el deporte, los que se quieren ver en un podio, esos siguen adelante por encima de todo y contra todo... ¡A pesar de todo!

Y de todos esos valientes, sólo un puñado logra ascender al podio, y recibir una de las tres medallas que son el premio a la excelencia, el oro para el campeón, plata y bronce a sus escoltas y el himno nacional enmarca la diferencia entre el primero y el resto de los competidores.

Todo esto es más que un simbolismo, es el espíritu de la vida misma, el esfuerzo, la entrega, la lucha por una causa, trabajar y forjarse a base de carácter y disciplina enmarcada en los Juegos Olímpicos, la fiesta deportiva que cada cuatro años nos reúne para volver a vibrar y atestiguar sus hazañas y regodearnos en ellas, vivir la victoria, el drama, el triunfo y la derrota como propios, aunque como espectadores, también formamos parte de ese movimiento que hermana y acerca a los pueblos y deja atrás diferencias raciales, ideológicas y de todo tipo.

Después de esto, nos negamos a creer que nuestros atletas mexicanos son grandes campeones y ¿por qué son héroes nuestros medallistas?