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El lado B de una baja

La lesión de Nalbandian dejó de a pie a su compañero Schwank Fotobaires.com

NUEVA YORK -- Serena Williams avanza con la vista perdida, no quiere enfocar o detenerse en nadie para no perder la concentración, camino al escenario, el estadio principal. Tiene los auriculares puestos, podemos escuchar una voz femenina que alcanza agudos imposibles. Estamos en la sala de espera de los jugadores, una zona mixta a la que la prensa puede ingresar, y Serena pasa por al lado de una puerta blanca que dice Private. Allí dentro está Eduardo Schwank.

Al argentino le tocó el control antidoping, como a cada tenista que abandona el torneo sin jugar. Su retiro del US Open no fue por problemas físicos -aunque soporta uno desde hace unos días, molestia en el pubis- sino porque se quedó sin compañero para el doble. Un viaje de 10.000 kilómetros desde Buenos Aires para finalmente no poder participar.

Su historia fue el lado B del frustrado Del Potro-Nalbandian, uno de los mejores partidos que ofrecía la primera ronda del Abierto. "Me quedé duro", le dijo Nalbandian a Schwank al comunicarle su baja. Se habían entrenado juntos el domingo en la cancha 11 y el unquillense paró por un pinchazo en el costado de la espalda. Pensaron que era un espasmo, esperaron al lunes, y el asunto no mejoró. Nalbandian debió ofrecerle disculpas a su compañero: según el reglamento, si se baja un doblista, su pareja no puede buscar reemplazo.

La noticia de la baja de Nalbandian se conoció en el mediodía del martes en Nueva York. El ex top ten llegó por la tarde al club, para realizar los controles médicos, el antidoping y anunciar formalmente su abandono. En la sala de prensa, era ya de noche cuando confirmaron la información. No podían oficializar que Florent Serra –perdedor afortunado según un sorteo entre los cuatro mejores ranqueados que cayeron en la última de qualy, sorteo que se hace inmediatamente después del final de la previa- sería el rival de Del Potro, porque el francés debía cumplir con un formulismo: llegar a la mañana del miércoles a la oficina del torneo y firmar en un papel su intención de entrar como lucky loser. Serra escuchó el despertador a tiempo y, como cada día desde que perdió en la qualy, cumplió con el trámite.

"Son cosas que pasan. Ahora lo importante es que se David recupere y que pueda estar bien para la Copa Davis. Faltan dos semanas, confío en que esté bien", le comentó Schwank a ESPNDeportes. La razón oficial de la baja de Nalbandian, entregada en un comunicado a las 21.14 del martes, es una lesión en la zona intercostal. El unquillense no quiso hablar con los medios.

Era la segunda vez que Schwank quedaba colgado en el presente US Open. Antes de viajar, la intención era participar en el doble mixto con Gisela Dulko. "Como el año pasado jugamos juntos, habiamos quedado en volver a hacerlo, para tratar de llegar a la final o mejorarla". Antes de que Schwank partiera a Nueva York, Gisela le comentó su baja por problemas físicos. En 2011, cayeron en la definición del mixto ante Melanie Oudin y Jack Sock.

"Yo tampoco busqué otra compañera porque la idea, cuando perdiera en dobles, era volver a practicar para la Davis", cuenta Schwank, quien llegó el sábado con su entrenador, Juan José Seminara, y este miércoles parte de regreso a su país. Los cinco días fueron a pérdida: "El pasaje, el hotel y la comida, y de mi entrenador, los pagué yo. Ni una noche de hotel me reconocen, lo acabo de averiguar. Son cosas que pasan", sonríe, resignado. Por la molestia en el pubis, Schwank tampoco había querido jugar la clasificación en singles, aunque tenía ranking suficiente (hoy aparece 139º) para ingresar.

"No quise arriesgar, venia a jugar dobles porque se venía la Copa Davis. Tenía miedo de jugar dos o tres partidos en singles, por ahí romperme más y perderme la serie con República Checa". Enterado de la baja de Nalbandian el mismo lunes a la noche, Schwank aprovechó el martes libre para ir a Ground Zero, apreciar la Estatua de la Libertad, dos de los típicos paseos en Manhattan.

Pese al viaje fugaz sin competencia, Schwank siente que no fue en vano: "Fui a ver el Cirque du Soleil por primera vez. Es increíble. ¡Lo recomiendo!".