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La cubierta y el techo

Las lonas generan humedad, el techo sólo en proyectos... Getty Images

NUEVA YORK -- En la segunda semana del US Open hace su entrada un personaje no deseado, que no es la lluvia, sino Brian Earley, un señor sin garbo, vestido de traje, con cara de preocupado y un handy al oído. Seguirán maldiciendo al ver su entrada a las pistas principales en rol de árbitro principal, ya que el pronóstico del tiempo para Nueva York indica que, desde aquí hasta el lunes, sólo habrá respiro el jueves. Los demás días, agua en mayor o menor cantidad. Los partidos Del Potro-Roddick, Djokovic-Wawrinka, Tipsarevic-Kohlschreiber, Sharapova-Bartoli, podrían durar tres días.

Con este panorama, el US Open tendría, por quinto año consecutivo, una final de lunes. De hecho, es probable que ese día se tome como fijo para finales aun sin lluvia, ya que los directivos de la United States Tennis Association anunciaron que, a partir de 2013, los hombres tendrán un día de descanso entre semifinales y final, como en los otros Grand Slam. Todavía no decidieron si será sábado-lunes o viernes-domingo.

Mientras tanto, la pregunta que surge es... ¿por qué no poner lonas para que la espera sea más corta? La respuesta es básica: la humedad que se acumularía debajo de las mismas también haría necesario tomarse un tiempo para secar la superficie. ¿Y qué pasa si se eleva la lona, formando una carpa como sucede en Wimbledon?

"Si encontrás una respuesta a eso, te ganas el Pulitzer. En estos años, jamás tuve una respuesta concreta", me dice Kamakshi Tandon, colega de ESPN.com. Adelanto el final de la historia: no tengo la explicación, jamás ganaré el Pulitzer.

Al menos, busqué una razón: en la oficina de la USTA me contestaron que "aún cuando se elevara la cubierta y se permitiera ventilación, igualmente habría una humedad que haría imposible el juego cuando terminara de llover". Habría que secar, quizá menos, imagino que sería más rápido el regreso de los jugadores. Un correo electrónico enviado a Tim Curry, director de comunicaciones corporativas de la USTA, acerca de la lona/carpa, no tuvo respuesta al momento de escribir este texto. Debe estar muy ocupado.

Hace un mes, en Toronto, campeonato golpeado por las lluvias, Novak Djokovic opinaba lo siguiente: "No veo la razón por qué los torneos de cemento no tienen lonas para cubrir las canchas. Después de la experiencia de este año, deberían considerar tenerlas para el próximo. Me explicaban que la superficie se vuelve muy húmeda con las lonas, pero podrían inflarlas, separarlas del cemento, como hacen en Wimbledon. Cada vez que llovía por 10 o 15 minutos, eran otros 45 para regresar. Perdimos mucho tiempo".

No hay torneo del circuito ATP disputado en cemento que ofrezca lonas. Es de suponer que los responsables saben mejor que nadie los métodos a considerar, pero también se debería creer que Djokovic opina con fundamentos. En el caso del Arthur Ashe, no existen bocas de desagüe con la capacidad de Wimbledon. Una colega me susurra: "Tener lonas significaría disponer de gente preparada en cada cancha, como en Wimbledon. No quieren correr con ese gasto".

Faltan cubiertas y también un techo. Según el New York Times, se hicieron cuatro estudios sobre el asunto del techo del Arthur Ashe en los últimos diez años, incluido uno encargado a una empresa búlgara. El problema es que el suelo no soportaría el peso de semejante estructura agregada, ya que el estadio fue construido sobre lo que antes era un depósito de basura. Por el diseño del Ashe, el techo que se necesita es cinco veces más grande que el de Wimbledon. Como apuntaba el colega Christophe Clarey, el problema fue no haberlo previsto cuando se construyó, en 1997.

Gordon Smith, jefe de operaciones de la USTA, le comentaba al New York Times que la idea es quitar el concreto de la última bandeja, reemplazar esas ubicaciones por un material más liviano, que les haría perder entre 300 y 400 asientos de los 23.200 actuales. El techo también sería construido con el material menos pesado posible, para mantener el peso actual del Ashe. Todavía no se ha encontrado la tecnología eficaz. Una idea, ya desechada, era la de tener columnas externas que soportaran el techo.

El compromiso es instalarlo, pero no se sabe cuándo. Se estima un costo de nueve cifras. El Armstrong, segundo estadio en importancia, con capacidad para 10.000 personas, no presenta problemas de peso de estructura, pero sólo tendrá techo cuando su hermano mayor lo haga. El US Open es el único Grand Slam que no tiene cobertura retráctil en sus estadios principales, o no le puso fecha a su construcción, como Roland Garros.

Sí hay planes de renovación inmediatos, que no incluyen el techo: en junio, la USTA anunció un proyecto para la próxima década que incluye la reconstrucción del Louis Armstrong (será movido hacia el noreste, y tendrá una capacidad de 15.000) y el Grandstand (se mudará a una parte del terreno no utilizada en el suroeste del Billie Jean King National Tennis Center), construcción de pequeñas tribunas para que el público pueda disfrutar cómodamente los entrenamientos en las canchas auxiliares. Éste es el último año con el Grandstand como lo conocemos, debajo del techo del Armstrong. La previsión es que, después de las renovaciones, 10.000 personas más podrán ver tenis por día. También se creará un pasillo más grande para que la gente se traslade al nuevo court 17.

Mientras, debemos soportar la transición. Tras la última suspensión del martes a la noche, los tickets debieron ser cambiados por dinero, entradas para otro día o para el año próximo. Por ahora no hubo quejas de jugadores, pero podrían surgir como el año pasado, cuando Roddick, Nadal y Murray se reunieron con Earley por el asunto de los "rain delays". En los próximos días, seguiremos viendo cómo entra Brian a suspender los partidos, insultaremos por lo bajo cuando lo haga, aunque nada de esto sea su culpa.