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Hizo la diferencia

Del Potro hizo un partidazo pero cedió ante Djokovic Getty Images

BUENOS AIRES -- El abanderado cumplió. Juan Martín del Potro, que llegaba con dudas por una lesión en la muñeca izquierda, tuvo una muy buena actuación en el US Open y fue, una vez más, el mejor latinoamericano, como lo indica el ránking. El argentino trepó a los cuartos de final y se despidió dando batalla. En el debe quedaron la escasa cifra de 11 jugadores de la región en el cuadro individual y la pobrísima tarea de conjunto, con apenas tres en la segunda rueda, como no se daba desde 1974.

En el caliente cemento de Flushing Meadows, con humedad y algunas molestas lluvias, Del Potro volvió a meterse entre los ocho mejores del certamen, como pasó en 2009, cuando ganó su único Grand Slam, justamente en Nueva York. El año pasado, él cayó en la tercera rueda, al igual que sus compatriotas David Nalbandian y Juan Ignacio Chela, siendo el mejor otro argentino, Juan Mónaco, al alcanzar los octavos. En tanto, en 2010 fueron Nalbandian y Gisela Dulko los que se despidieron en la tercera ronda.

Por eso, hay que retroceder hasta ese histórico 2009 para encontrar a un tenista latinoamericano -sudamericano, como ya es una costumbre- dando pelea entre los mejores. Esta vez no pudo ser. Igualmente, lo suyo fue muy positivo y terminó tapando un poco el triste inicio de campeonato sufrido por sus compatriotas y vecinos. Con la baja obligada por lesión de Nalbandian a última hora, quien iba a ser el rival de Del Potro en el debut, jugaron sólo 11 sudamericanos en singles, todos ellos varones.

Si bien algunos rindieron bien pese a caer en la apertura, lo de Del Potro fue de otra dimensión, de otra altura, justamente tratándose de este gigante de 1,98 metro. El se encargó de ganarle el choque albiceleste a Leonardo Mayer en la tercera rueda y el otro jugador de la región que pudo conseguir al menos un triunfo fue el brasileño Rogerio Dutra Silva, eliminado en la segunda instancia por el serbio Novak Djokovic, segundo favorito y defensor del título, quien luego superó a Del Potro en los cuartos.

El recambio generacional, con muchos argentinos de una generación que se está despidiendo, más una alarmante caída del nivel de las mujeres, sin una entre las top-100, fue llevando a este presente complicado, con muy pocos jugadores en las grandes citas del calendario internacional. De hecho, como pasó en Wimbledon, no hubo presencia de América Latina en la llave femenina del Abierto de Estados Unidos.

Antes de entrar en lo que dejó el paso de Del Potro por Nueva York, hay un punto a tener en cuenta sobre la flojísima tarea grupal, ya que hacía 38 años, desde 1974, que no había apenas tres jugadores latinoamericanos en la segunda rueda del US Open. En aquella oportunidad, en canchas de césped, el argentino Guillermo Vilas y el mexicano Raúl Ramírez, los líderes de esa época, accedieron a los octavos de final.

Por eso, queda un sabor agridulce analizando la actuación global. Buscando ser optimista, hay ciertos jugadores que permiten confiar en un futuro un poco mejor, pero igualmente faltan más y mejores nombres para dar batalla en la elite mundial. Sin dudas, era Del Potro el que aterrizaba en suelo neoyorquino con los mejores antecedentes cercanos y fue el que no decepcionó, aún cuando a más de uno le haya dolido su derrota frente a Djokovic.

Esta vez, la Torre de Tandil, Nº 8 de la ATP y ex 4º, arribaba con la alegría de la medalla de bronce en singles en los Juegos Olímpicos de Londres, donde superó en ese choque a Djokovic, precisamente, y luego cayó ante el serbio en las semifinales de Cincinnati. La única duda pasaba por ver cómo respondería a una molestia en la muñeca izquierda -en 2010 le operaron la derecha-, que al fin de cuentas le hizo sentir dolor en algunos partidos y lo privó de pegar cómodo su sólido revés de dos manos.

Volviendo al panorama general de los latinoamericanos, se completó otra temporada sin ningún tenista de la región en las semifinales de los cuatro Grand Slam, sumando al Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y el US Open, e incluyendo a las mujeres y los varones. Esta situación se repitió con lo vivido en 2008, 2010 y 2011, es decir, que se dio en cuatro de los cinco años últimos. El anterior caso se había registrado allá por 1996.

En la cancha, Del Potro ratificó que es el indiscutido abanderado del tenis de América Latina y en Nueva York cerró su año más regular teniendo en cuenta a los cuatro 'Majors', ya que llegó a cuartos en Australia, Francia y Estados Unidos y perdió en octavos en Wimbledon. Es cierto que en su inolvidable 2009 se coronó en Nueva York, pero había sido eliminado en la segunda rueda en Londres. Por eso, dejó en claro que es cosa seria y está recuperando el terreno perdido tras aquel 2010 entre algodones.

En este torneo, el 7º cabeza de serie cedió apenas dos sets para trepar a los cuartos de final, el segundo en un partido que será recordado por siempre por los protagonistas y el público en general, ya que Del Potro dio vuelta la historia para vencer a Andy Roddick (20º favorito), en el choque que marcó el retiro definitivo del ídolo local del circuito. Ni festejó el argentino, como muestra de su respeto y caballerosidad, porque ese triunfo propio significó el adiós de un grande.

Para colmo, eliminó al mejor estadounidense post era dominada por Pete Sampras y Andre Agassi, siendo precisamente Roddick el último campeón anfitrión del US Open. Y se dio el lujo de decirle adiós a un líder de la ATP, como en su momento pasó con el ruso Marat Safin. Por eso, más allá de la determinación de su saque, de su potencia temible, de ese latigazo de derecha muchas veces incontestable para sus adversarios, el tandilense ni celebró y señaló a Roddick por ser el verdadero dueño de la película.

Ya el partido de cuartos de final fue otra cosa. Decididamente. Era el cruce probable cuando se sorteó el certamen y se hizo realidad. Djokovic, con corridas impresionantes, haciendo rápida la transición de defensa a ataque, con presencia y velocidad, no le permitió a Del Potro ni siquiera ganar un set. Debió el argentino adjudicarse el segundo, en el que tuvo un quiebre arriba desde el inicio, pero falló entre un par de errores suyos y ciertos tiros sensacionales del serbio.

Así las cosas, si bien padeció no tener la soltura habitual con su mano izquierda para poder impactar cómodo el revés de dos mansos, Del Potro demostró una vez más su altísimo nivel y un drive que intimida e impone un respeto mayúsculo. Con oficio y variantes, el campeón defensor supo contrarrestarlo. Fue la despedida del último latinoamericano y con todos los honores. Para tratar de hacer olvidar aquel comienzo tan negativo.