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Dos viejos conocidos

Djokovic sacó en cuatro sets a Ferrer Getty

NUEVA YORK -- Era imposible no tener empatía o lástima por la suerte que corrió David Ferrer. El empeño por superarse, su mejor tenis a los 30 años, carrera humilde y perfil bajo, segunda semifinal en el US Open, cuarta de Grand Slam, mal cálculo de la organización con las horas de juego disponibles antes de la tormenta del sábado y un final como se esperaba al regresar el domingo: Novak Djokovic, ya sin viento, recupera su verdadero nivel, le da vuelta el marcador y anota su nombre en la final del US Open.

Como decía el colega español Ignacio Encabo, de la agencia DPA: "Dos tornados frenan a Ferrer". El 5-2 del sábado con remolinos que proponían un desafío particular, fue convertido en set al regresar al Arthur Ashe en el domingo soleado, sin viento, humedad que no agobia. Sin embargo, Djokovic ya no tenía esa actitud perdedora –"Ayer no estaba preparado mentalmente para jugar ese partido", reconocería Marian Vajda, su entrenador"- y el drive cruzado funcionaba de manual. Ferrer sintió el golpe, buscó en el tercer set pero no pudo reponerse.

"Era otro jugador hoy y, para ser honesto, no tuve ninguna objeción en parar el partido ayer", reconocía el serbio. "Cada día es distinto y yo no me he sabido acomodar a las nuevas condiciones", comentó un voluntarioso Ferrer. "Es un partido de tenis, no me cambia la vida. Ni ganando mi primer Grand Slam me habría cambiado la vida", agregó el español con la perspectiva que lo caracteriza. Cambio de chip y ahora a pensar en la semifinal de Copa Davis con Estados Unidos.

Mientras, Djokovic y Murray protagonizarán la mejor final posible –por ranking; los gustos los pone cada uno- desde que supimos que allí no estaría Roger Federer. El análisis previo es recurrente: ante un historial muy parejo (8-6 para el serbio), dos victorias por lado este año, rivales que se conocen de la época junior, ninguno de ellos dueño de un saque inquebrantable, el asunto se resolverá en dos o tres puntos, en quién sepa administrar mejor la presión en los momentos clave.

¿Pesará más el historial en Grand Slam (2-0 para Djokovic, en la final de Australia 2011 y la semifinal del mismo torneo este año) o el enfrentamiento reciente, semi de los Juegos Olímpicos, que se llevó el británico? Murray se siente otra clase de jugador después del podio en Wimbledon, la medalla le ayuda a quitarse presión... Habrá que ver cuánto internalizó esa liberación del peso que ya no carga o cuánto hay de discurso para intentar convencerse él mismo de que eso realmente ocurre: todavía no ha ganado un Grand Slam en cuatro finales disputadas anteriormente. Por lo pronto, se lo vio este domingo de muy buen humor, compartiendo una práctica con Kevin Spacey (el actor, vestido con camisa y corbata), un día después de encontrarse con Sean Connery y Alex Ferguson.

Finalmente, el día de descanso de Andy Murray no debería influir demasiado: Djokovic se ha transformado en el jugador que mejor se mueve sobre cemento e hizo un trabajo rápido ante Ferrer: comenzó a las 11.20, completó los tres sets que necesitaba apenas 115 minutos más tarde. Más de 24 horas para reponerse (la final comienza a las 16.30, hora local) y las ganas de retener el título que le ganó el año pasado a Nadal. El ranking no será una presión para él –Federer continuará como Nº 1 de todos modos- pero sí es importante una victoria para recuperar la confianza tras las dolorosas derrotas en Roland Garros (iba por su primer título), Wimbledon y los Juegos (por partida doble, semis y medalla de bronce).

"Los partidos que jugamos siempre son parejos, se define por pequeños márgenes y es algo que hay que esperar mañana, porque tenemos estilos similares. Somos grandes rivales y estamos al tope del tenis hace un tiempo ya, nos conocemos bien", comentó Djokovic, quien analizó los cambios en el rival: "Creo que está yendo por los tiros más de lo que solía hacerlo. No sé si es por la ayuda de Ivan (Lendl) o no, pero ha mejorado esa parte de su tenis. Era lo que le faltaba, porque es uno de los más completos".

Será una guerra de puntos largos en la que ambos intentarán mostrarse más sólidos que el otro. Un gesto de frustración, una mirada al banco, será señal de que el rival está haciendo bien la tarea. Al final del partido, la relación volverá a ser la misma: colegas con gustos en común y buen trato: antes de las semifinales de ayer, Murray y Djokovic miraron en la misma computadora el partido de Eliminatorias para Brasil 14 entre Escocia y Serbia. "Tratamos de estar callados, pero bien dentro nuestro hinchábamos por nuestros equipos", dijo Djokovic con una sonrisa. Fue un 0-0 aburrido.

El último torneo de Grand Slam o Masters 1000 que no cayó en manos de los Big Four fue París-Bercy 2010, ganado por Robin Soderling. Si Murray se impone en el US Open, habrá habido equidad en el reparto de la riqueza: cuatro diferentes campeones en los Slams de 2012, los cuatro que dominan este deporte.