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Sarmiento, el técnico de Maravilla

BUENOS AIRES -- Anteojos negros. Ropa negra. Sombrero negro, de ala corta al estilo tanguero. Es casi una marca registrada no solamente para el Team Martínez, sino especialmente para Pablo Daniel Sarmiento, a quien en Argentina todos conocen por "El Hueso" y a quien su pupilo Sergio Gabriel Martínez, llama siempre "Míster". Sin embargo, esta vez, en una cálida parrilla del barrio de Almagro ("El Patio de Liliana", un reducto del boxeo) no tiene problema en ponerse un delantal, un gorro de cocinero y posar para la cámara. Eso sí, no se saca los anteojos, puesto que son parte de su personalidad.

"Hace unos cuantos años que no venía a la Argentina, dos, en realidad, pero fue solamente de paso por Buenos Aires. En cambio, llevaba seis sin pasar por mi pueblo natal, Las Varillas, en la provincia de Córdoba. -afirma, sonriente-. Primero anduve por Villa María y luego, fui a Las Varillas, donde me crié, y en donde vive mi mamá, María. Hacer esta foto en una parrilla no me sorprende, porque yo de chico hice de todo: camarero, o sea que se lo que es atender de gastronómico, vendí diarios, limpié vidrios de autos, fui jardinero... Hace más de veinte años, yo le cortaba el pasto a una familia. Y ahora, cuando volví a mi ciudad, pasé por esa casa... No pensaba que podían acordarse de mí. Sin embargo, el dueño de la casa me dijo: 'Hola, Pablo, tengo algo que es tuyo...' Yo creí que era alguna camiseta vieja olvidada, ¿Qué otra cosa podía ser? No, no era eso. Era un viejo y enorme mueble de madera, que dejé cuando me fui. El hombre lo compró en una tienda de usados. '¿Sabes por qué yo sé que este mueble es tuyo?' -me preguntó-. 'Por esto'. Y sacó de un cajón un sobre lleno de viejas fotos mías, algunos recortes de diarios... Casi me pongo a llorar, me parecía mentira estar viviendo algo así...".

Pablo Daniel Sarmiento nació en Las Varillas, Córdoba, el 10 de junio de 1971. Debutó como boxeador profesional el 14 de mayo de 1992. Fue campeón sudamericano de los ligeros tras ganarle por puntos a Eduardo "Cirujano" Morales, en junio de 1999. El 14 de julio de 2001, se impuso a Billy Schwer en Londres y capturó la corona IBO (International Boxing Organization) de los ligeros. En total, contabilizó 50 peleas con 34 victorias (16 KO), 14 derrotas, 2 empates. Se retiró tras ser derrotado por KO en el primero ante Jessie Vargas el 30 de septiembre de 2009 en el Club Nokia, de los Ángeles. Desde el 2007, su campaña se hizo internacional. Radicado en España, combatió en Alemania, Gales, Guadalajara, Barcelona o Grakpan, Sudáfrica. Adonde había una oferta interesante, tomaba sus maletas y allí se iba.

Para ese tiempo, ya entrenaba a su amigo Sergio Gabriel Martínez.

"Cuando Sergio decidió irse a Europa, hace diez años, mi entrenador de ese momento, Juan Carlos Pradeiro -que había dirigido, entre otros, a Víctor Galíndez, el campeón mundial medio pesado- le dio un papelito con mi teléfono. La historia es conocida, ya se sabe que Sergio perdió casi todo en el camino, pero no el papelito. Cuando me llamó, yo no sabía bien quien era, y tuve que consultarlo con mi hermano, Gabriel. Entonces sí, me acordé de un muchacho llamado Maravilla que boxeaba muy bien y, por supuesto, lo ayudé y así comenzó esta amistad y este trabajo en conjunto. Primero lo dirigió mi hermano, pero luego, por razones particulares, él se separó y quedé yo junto a Sergio".

-Son más que técnico y dirigido, son amigos.
-Sí, somos amigos, vivimos juntos, pero a no confundirse. Nosotros nos divertimos mucho, la pasamos muy bien, disfrutamos de todo, pero cuando se trabaja, se trabaja. Ese es el secreto del éxito y no hay otra. Yo tuve la gran suerte de que me entrenara un maestro de primer nivel en la Argentina: Alcides Rivera. El creó a un boxeador de lujo como Gustavo Ballas, que fue el primer campeón mundial súper mosca WBA. Y a muchos otros que privilegiaban la defensa por sobre el ataque. Aprendí mucho de don Alcides y me gustaría tenerlo cerca para preguntarle más. Alcides siempre estaba de buen humor, siempre tenía una broma y uno siempre se quedaba con ganas de regresar al otro día al gimnasio, porque era un disfrute y eso es lo que creo, modestamente, que también hago yo. Sergio, en nuestro gimnasio, es uno más. Él le saca los guantes a un compañero como el otro puede darle agua. Y, creo, sin una gran disciplina, pero al mismo tiempo sin el disfrute de hacer lo que a uno le gusta, no se puede llegar a nada.

-Se los vio sonrientes cuando estaba por empezar la pelea con Julio César Chávez Junior...
-No era para menos. ¡Si habíamos hecho todo bien! No había manera alguna de perder. Nosotros, con Sergio, tenemos una frase favorita que es: "Disfrutemos todo esto" y eso fue lo que hicimos... Me acuerdo que, cuando subimos al ring, le grité, en medio de tanta locura: "Acordate, entrá a jugar, a divertirte" y Sergio me respondió: "La que hemos montado aquí, Míster!", porque es así como me llama Sergio, "Míster"...

-Sin embargo, luego se supo que, en el vestuario, hubo algún momento de tensión.
-Si, eso es cierto. Sampson Lewkowicz contrató a Naazim Richardson para que controlara el vendaje de Chávez. Richardson fue quien descubrió lo que se había hecho en el de Antonio Margarito, cuando peleó con Shane Mosley, que era dirigido por Naazim.

Somos amigos, vivimos juntos, pero a no confundirse: nos divertimos mucho, pero cuando se trabaja, se trabaja

-- Pablo Sarmiento sobre su relación con Sergio Maravilla Martínez

Sin embargo, Sampson luego lo designó para hacer el vendaje de Sergio, cosa que en realidad, siempre venía haciendo Russ Amber. Cuando vi cómo iba el trabajo en la primera mano de Sergio, lo llamé aparte a Sampson y le dije que esa venda estaba floja y que podría traer un problema, pero no hubo cambio alguno. Así que después, Sergio pagó las consecuencias, ya que tuvo una lesión en la mano. Para colmo, aunque el doctor Roger Anderson es el responsable de curar las heridas, no pregunten qué paso, porque no lo sé, pero cuando Sergio quedó cortado, me vi totalmente solo. Fue el peor rincón de mi vida. Y por eso, de ahora en más, pienso tomar el control de la situación, porque en la pelea más importante en la carrera de Sergio, tuve que hacer prácticamente todo yo solo. Eso no puede ocurrir nunca más.

-¿Ya se habló del tema?
-El tema se hablará en su momento. Después de la pelea, nos separamos con Sergio, porque él se iba a España y yo me volvía a Oxnard y prácticamente hablamos poco. Se, eso sí, que de la lesión de su rodilla está bien, que de la mano se está recuperando y también de un dolor muy grande que tuvo en el oído. De hecho, Sergio no escucha bien de un oído (uno de los dos, sinceramente no se) por algún golpe que recibió antes. Ni siquiera escuchó bien el fallo, pero... ¿Qué duda podía caber de su victoria, si fue una clase magistral de boxeo? Salvo el último round, Sergio ganó todos los asaltos.

-¿Te asustaste?
-No, no sería honesto si dijera otra cosa, porque uno tiene que saber muy bien cómo es el boxeador al que se conduce. Sergio es, además de un estupendo boxeador, un hombre de un corazón a toda prueba. Cuando me miró y me hizo una señal de que estaba lúcido, me di cuenta de que no había peligro, fue un golpe, nada más que eso, pero Sergio se paró y terminó pegando él, no se olviden de eso.

-Parece que la revancha no será hasta noviembre del próximo año...
-Más que parecer, es así. Yo creo que para mayo Sergio tendrá a otro rival y recién en noviembre será el desquite. Salvo por ese último round, todo lo demás fue de Martínez y se justifica la revancha solamente por ese último asalto, pero si pelean diez veces mas, Sergio le gana once.

-¿Te preocupa que la pelea sea en Dallas?
-Si, por la presión del público pero especialmente por los comisionados, porque Chávez Junior nunca fue demasiado controlado cuando peleó en Texas, pero por eso Sergio está pidiendo un control antidoping olímpico, que sea de alta exigencia.

-Si tuvieras el poder de elegir los próximos adversarios de Martínez, ¿a quiénes elegirías?
-Primero, al Canelo Álvarez en 160 libras, porque ya que le dio una lección a un mexicano, estaría bueno dársela a otro. Luego, la revancha con Chávez, aunque no va a ser pelea. Y luego, una pelea con Floyd Mayweather en 154 libras.

-¿Hasta cuándo puede seguir peleando Maravilla?
-Yo creo que está para hacer cuatro grandes combates en los próximos dos años y luego colgar los guantes.
-¿Eso incluiría una presentación en el Estadio Monumental de River Plate, en Buenos Aires, como se dijo?
-De esos temas no me ocupo, pero teniendo en cuenta todo lo que se mueve alrededor de Sergio y del boxeo, me parece que sería difícil salir fuera de los Estados Unidos, pero esa es mi opinión. Creo que esa historia salió de una broma que hizo José Bocassi, un buen amigo amigo, que dijo al pasar que sería un lugar ideal para hacer una pelea, pero eso fue todo...

-¿Seguís sosteniendo que Carlos Monzón y Martínez son los mejores boxeadores de la Argentina?
-Yo creo eso, y creo que Martínez se encargará de demostrarlo. De hecho nunca un boxeador movilizó a tantos argentinos fuera del país como Sergio. En el estadio, cuando enfrentó a Chávez Junior, había como cinco mil compatriotas. Ni Monzón consiguió algo similar... Y estamos hablando de un monstruo...

A Sarmiento le dicen "Hueso" porque durante un combate, así le gritaron. Y el periodista Guillermo Favale, que hacía la transmisión por televisión, optó por seguir mencionándolo de esa manera. Sarmiento dialogó con nosotros en una cena en la que también participaron Marcelo Domínguez, el ex campeón mundial de los medio pesados y Tommy Zalazar, quien fuera técnico de la Selección Amateur Argentina, entre un grupo de amigos en el que no faltaron algunos de los compañeros de redacción de la revista Ring Side, en la que escribe Maravilla Martínez.

En su viaje a Buenos Aires primero y a su provincia después, fue objeto de un sinnúmero de reconocimientos. Los fanáticos de San Lorenzo de Almagro lo ovacionaron cuando el vicepresidente del club, Hernán Etman, le entregó una plaqueta. "Voy a seguir subiendo siempre con la camiseta de San Lorenzo, en todas las peleas", dijo agradecido. En Las Varillas, fue reconocido como "Ciudadano Destacado" por el Intendente Pablo Rujinsky. Y además, participó de varios actos en su colegio original. Y también participará activamente para que Chiara, una niñita con una grave enfermedad, pueda viajar a China para someterse a una intervención quirúrgica.

Sarmiento tiene entre sus boxeadores a Javier "El Abejón" Fortuna, invicto en 20-0-0, 15 KO. El dominicano está listo para el campeonato mundial de los plumas, y estaría peleando el 8 de diciembre, en el MGM de Las Vegas, en la función en la que Manny Pacquiao enfrentará por cuarta vez a Juan Manuel Márquez. El rival de Fortuna podría ser el irlandés Patrick "The Punisher" Hyland (27-0, 12 KO), por la corona WBA que dejó vacante Pelenchín Caballero.

Entre otros dirigidos, Pablo Sarmiento cuenta a Gabriel Campillo (21-4-1, 8 KO, español, ex campeón mundial medio pesado), Alexander Brown, Azael Cosio (15-1-2, 12 KO, panameño). Y también entrena a la dominicana Dahiana Santana (30-6, 14 KO), titular pluma FIB.

"Prácticamente trabajo solo, no tengo ayudantes y por eso no puedo tener muchos más boxeadores. Hay que dedicarle un tiempo específico a cada uno, saber no solamente de su técnica, sino de su personalidad. De mi gimnasio tuve que sacar a dos compatriotas (se refiere a Héctor "El Tigre" Saldivia y a Israel Pérez) porque no se adaptaban como corresponde a las normas de convivencia. El boxeo es una disciplina muy dura. Maravilla Martínez es el mejor ejemplo, porque cumple con todo lo que se le pide. No tiene ningún privilegio, porque los privilegios no existen en nuestro gimnasio".

Padre de tres hijos, Juan Ignacio (21), Pablo Agustín (14) y Daniela (8), radicados en España, afirma que le encantaría que Martínez pueda entrenar en Córdoba para una próxima pelea, pero también sabe que no será fácil. Y admite que no cae del todo en el fenómeno popular que fue la pelea de su pupilo frente a Julio César Chávez Junior en la Argentina. "Tal vez sea mejor así -dice-, porque lo importante es no perder el rumbo, no perder la sencillez y seguir teniendo en cuenta que, ante todo, nada se consigue sin trabajo, esfuerzo y humildad para seguir aprendiendo siempre un poco más. Y eso, repito, Sergio Martínez es el mejor ejemplo".

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