Roberto Abramowitz 11y

Promesa cumplida en Washington

NUEVA YORK -- Mi memoria ya no es lo que era. Si no es que estuviera disfrutando mi primera comida del día en este momento, no sabría qué desayuné hoy.
Pero más o menos recordé que la familia de la NFL --aficionados y medios-- tacharon de locos a los Washington Redskins por haber pagado lo que parecía un rescate de secuestro a los St. Louis Rams por obtener el segundo casillero del sorteo colegial de este año.

El premio allí era el mariscal de campo de Baylor, Robert Griffin III, quien había dejado atónitos a todos que lo vieron jugar en la universidad.

Un jugador con talento y carácter especial. Sus números, especialmente en su último año, parecían acumulados en videojuegos: 291 de 404 pases completos para un 72.4 por ciento de efectividad para 4,293 yardas con 37 touchdowns y seis intercepciones. Y como si no fuera poco, corrió para 699 yardas más en 161 intentos. Llevó a los Bears a conquistar el Alamo Bowl por 67-56 sobre los Washington Huskies, y fue premiado con el honor más grande en la NCAA: el Trofeo Heisman.

Y sus estadísticas se opacan en comparación a su carácter.

RAÍCES
Griffin nació en Okinawa. Sí, en Japón. Sus padres, ambos sargentos en el ejército de Estados Unidos, estaban desempeñando sus labores militares en la base estadounidense en la isla más grande del país asiático.

Criado en un hogar donde la disciplina y los estudios predominaron, Griffin no sólo es un súper dotado atleta en dos deportes --corrió pista también--, fue un gran estudiante con un promedio de 3.67 (de un máximo de 4).

Los Redskins, especialmente desde que Dan Snyder los compró en el 1999, no ha sido exactamente un equipo a emular. Se han destacado por pobres decisiones empujadas por el dueño en su desespero por ganar y dejar su sello tatuado en el éxito. Algo que no ha sucedido.

Antes del sorteo colegial del 2012, los Redskins, bajo Mike Shanahan (que ganó dos Super Bowl al frente de los Denver Broncos), habían acumulado una marca de 11 y 21 en los dos años previos. Sus mariscales: un viejo Donovan McNabb, un errático Rex Grossman y un desconocido John Beck bajo centro.

Los grandes equipos de la NFL ganan con QB de jerarquía: Ben Roethlisberger en Pittsburgh, Drew Brees en New Orleans, Eli Manning con los Giants, Tom Brady en New England.

¿Grossman, Beck? ¿En serio?

RIFÁNDOSELA
La historia nos dice que Snyder había apostado por jugadores en decadencia como Mark Brunell, y en especial a Albert Haynesworth, a quien le dio 100 millones de dólares por siete años. Lo de Haynesworth en especial es un rasca-cabezas. Un ex jugador que prefirió anonimato me dijo que Haynesworth odiaba jugar fútbol americano, y una vez que lo convirtieron en multimillonario, su empleo principal se convirtió en todo menos una prioridad.

Apostó por un desfile de entrenadores en jefe: heredó a Norv Turner, contrató a Marty Schottenheimer, Steve Spurrier, Jim Zorn, Joe Gibbs y ahora Shanahan.

Ahora, estos mismos Redskins de Dan Snyder estaban apunto de apostar la casa una vez más. Había mil un razones por la cual cerrar los ojos, voltear la cabeza como si un autobús lleno de pasajeros estaba a punto de pasarse un semáforo en rojo.

Pero el ruido anticipado del derrapón y el estallido del choque nunca llegó. Es como si se hubiera tornado verde la luz instantes antes de entrar al crucero, todo estaba bien.

Los Redskins cedieron su primera y segunda selección del 2012 y dos selecciones de primera vuelta adicionales a los Rams por el derecho de seleccionar a Griffin detrás de Andrew Luck que se fue a los Indianapolis Coltsen la primera selección.

LA CRÍTICA
Yahoo! Sports tituló ese día que los Rams fueron los grandes ganadores en la subasta de Robert Griffin III. Bleacher Report analizó que el cambio apestaba a desesperación de los Redskins. En Harvard hicieron un análisis estadístico en donde declararon a los Redskins perdedores. Quizás/probablemente haya influido algo/mucho las decisiones que habían tomado en los últimos 13 años en Washington. Y por que no. Historia es historia al menos que cambies los hechos.

Pero los Redskins, a lo contrario de lo que opinó Bleacher Report, salieron oliendo como rosa en primavera. Robert Griffin III es todo lo que prometió y más.

No es muy a menudo en una temporada corta de 16 juegos como la de la NFL que los aficionados a un equipo puedan salir sonriendo de una derrota, especialmente una tan dolorosa como la que sufrió Washington en MetLife Stadium el domingo contra los New York Giants. Pero la demostración de talento, garra, e inteligencia de Griffin fue tal, que los campeones del Super Bowl necesitaron otro milagro de Eli Manning para ganar.

BRILLANTE DERROTA
Griffin pasó para 20 de 28 para 258 yardas, dos touchdowns, un pase interceptado, y corrió para 89 yardas más en nueve intentos. Maniató a la defensiva de los Giants que posteriormente fueron efusivos en sus halagos.

El liniero de los Giants, Osi Umenyiora, dijo que es el mejor mariscal que han enfrentado este año. En una palabra, "increíble".

"Es una lástima que es un novato", dijo después del partido. "Por que estará aquí para siempre, haciendo cosas así. Es una locura."

Justin Tuck, que se cansó de corretearlo por todo East Rutherford, también fue efusivo en sus elogios. "Estoy bastante enojado con los dioses del fútbol americano por ponerlo en la NFC Este", dijo Tuck en conferencia de prensa.

"Un quarterback así es distinto de los Eli (del mundo). Es difícil hacer un plan de juego contra tipos como él. Te mata un poco tu entusiasmo por el deporte cuando ejecutas tu jugada a la perfección y tiene velocidad de 4.3 para ganarte la carrera y realizar la jugada. No hay nadie en la liga que sea igual que él".

Los Redskins habrán perdido la batalla pero están armados hasta los dientes para la guerra por una década o más con tal de que Griffin se mantenga sano. Para los seguidores del resto de la NFC, en especial en la División Este, esas son muy malas noticias.

Pero para los que disfrutamos del espectáculo del fútbol americano, nos da una razón especial para despertarnos el domingo por la mañana. Sabemos que algo especial nos espera durante el día.

Las cosas le estaban saliendo tan mal a Snyder en Washington que tuvo que quitar miles de asientos en FedEx Field para poder mantener "llenos" en el estadio en los últimos años por que estaban perdiendo aficionados en cantidades industriales.

Griffin ha demostrado en cada jugada que esta vez Snyder no se equivocó en pagar un botín por su nueva... sí, superestrella.

Espero que recuerde dónde almacenó los asientos que sacó del estadio. Los va a necesitar de nuevo.

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