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No se puede desestimar a Abregú

Es tucumano de nacimiento, pero salteño por adopción. A los 28 años, tiene un record de 34 peleas, de las cuales ganó 33, 27 de ellas por la vía categórica, y una sola derrota, ante Timothy Bradley, el 17 de julio de 2010, por puntos. Su experiencia es mayor que la de su rival del próximo sábado en el Turning Stone Resort & Casino de Verona, en Nueva York (HBO, 10:15 p.m. ET, 1:15 a.m. PT). Thomas Dulorme, nacido en la isla de Saint Martin, pero criado en Puerto Rico, tiene 16 peleas, todas ganadas, con 12 KO. Entre sus derrotados figuran Chop Chop Corley o Charlie Navarro, pero se supone que Abregú le opondrá mucha más resistencia.

Al fino boxeo del puertorriqueño, se opondrá la fortaleza y el rigor del argentino. ¿Tiene posibilidades de ganar El Potro? Si, ¿por qué no? Nada está escrito del todo ni en el boxeo ni en la vida, y en el caso de Abregú, hay algunos factores que le permiten tener suficiente confianza. Ante todo, el argentino es un gran profesional, que a diferencia de algunos de sus compatriotas, sube en excelente forma y con una gran actitud ganadora. No es de aquellos que viajan para embolsar un dinero, sino de los que suben a un ring para ganar.

Otro tema tiene que ver con su experiencia. No sólo en el ring, por cantidad de combates (34 peleas contra 16, o sea un poquito más que el doble de encuentros profesionales) sino también en cuanto su propia vida de boxeador. No es la primera vez que sale de su país, ha entrenado con boxeadores de la talla de Shane Mosley y fue conducido durante un tiempo por el ex campeón mundial de los welters Carlos El Tata Baldomir, quien siempre lo elogió, justamente, por su actitud. "Siempre está entrenado, siempre quiere hacer algo más, a veces... ¡Me agotaba yo solamente de verlo!", comentó Baldomir más de una vez.

Si la actitud y el buen entrenamiento no siempre alcanzan –después de todo, son dos requisitos elementales en el boxeo y en la vida-, hay un factor que se debe tener muy en cuenta. Abregú ha definido casi el ochenta por ciento de sus victorias antes del límite, ya que suma 27 KO en 33 peleas. Logró conectar alguna mano potente frente a Timothy Bradley, pero no pudo superar el excelente boxeo de su retador, y cayó por puntos. En el orden local, superó a boxeadores como Raúl Bejarano (KOT 7, título sudamericano de peso welter), Sergio Finetto (KOT 5) o Roberto Reuque (KO 3), que le podían ofrecer una cierta resistencia y que, sin embargo, sucumbieron a sus manos.

Cuando un boxeador tiene poder en sus puños y determinación, nunca debe ser descartado totalmente. Con seguridad, Dulorme aplicará su buen boxeo y tratará de gobernar la larga distancia, para evitar los ataques del argentino, quien no es un clásico peleador abierto o de manos anunciadas. Por el contrario, Abregú, a quien todos llaman "El Potro" posee una línea ordenada y suele tener control de sus acciones. Sabe -- o debe saber -- que sin una línea controlada y una dosis de paciencia, tendrá mucho trabajo en imponer el mejor de sus argumentos, que es una derecha que suele tirar con mucha calidad y fortaleza. No es una tarea fácil para el argentino, pero tampoco tan imposible, sobre todo porque hay una pregunta que, hasta ahora, que sepamos, no ha tenido respuesta: ¿Cómo puede reaccionar Delorme ante una situación difícil o riesgosa? Cuando los rivales son accesibles, todo marcha viento en popa, pero el tema empieza cuando hay problemas, para poder solucionarlos. Abregú se ha caído ante Richard Gutiérrez, por ejemplo, pero se levantó y ganó por puntos, eso sí: se ha caído.

Es una pelea difícil para el argentino, pero es posible que también lo sea para Dulorme, quien es el favorito, pero que hasta ahora no ha estado frente a un rival de experiencia y pegada como el argentino. Tal vez la clave pase por la actitud. La de Abregú, para enfrentar a esta pelea con fuerza mental y ganadora, y la de Dulorme, si en algún momento la cosa se le pone difícil. Pelear en HBO significa un momento importante para cualquier boxeador. Y, a este nivel, todo indica que solamente hay lugar para uno, al menos, en el futuro inmediato. Tal vez Abregú pueda hacer la diferencia que marca una mano justa, en el momento justo, frente al rival justo.