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El pitcheo es lo que ha sido Gigante

Buster Posey fue el único jugador de posición que estuvo en ambos equipos campeones. Jeff Hanisch/US Presswire

Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": Algarabía, orgullo, delirio, amor por la ciudad y por el equipo, superioridad. Sólo algunos de los sentimientos que pudimos apreciar en los cientos de miles de aficionados que se dieron cita en las calles de San Francisco y alrededor del City Hall para el desfile de los campeones de la Serie Mundial y los discursos que le siguieron.

La gente de la ciudad ya no vivió una experiencia nueva, sino que volvió a palpar lo que hace apenas dos años habían saboreado por primera vez. La mayoría de los jugadores coincidieron en señalar que fue una aventura totalmente diferente a la que vivieron un poco más de 700 días atrás, pero no por ello menos emocionante o emotiva.

Los Gigantes son ahora sinónimo de élite, de orgullo, de títulos… de campeón.

Conseguir su segunda Serie Mundial en los recientes tres años, no ha sido una coincidencia, sino el producto de un gran trabajo por parte de la organización, a todos sus niveles. Por supuesto es imposible que un equipo que no trabaja bien consiga un campeonato, pero los estándares en la organización de la bahía son superiores a las otras novenas que han levantado el título de la Serie Mundial, no sólo por conseguirlo en 2010 y 2012, sino porque lo han logrado conformando un equipo con mucho futuro, y que está basado, inteligentemente, en lo más importante que existe en el beisbol: el pitcheo.

Hace dos años destacábamos cómo los Gigantes habían alcanzado el campeonato gracias a una rotación hecha en casa, y con un cuerpo de relevistas perfectamente bien seleccionados por la gerencia y muy bien manejados por Bruce Bochy.

Hoy, nada ha cambiado. Es cierto que las actuaciones de Pablo Sandoval, Buster Posey, Marco Scutaro y Gregor Blanco, entre otros, resultaron fundamentales para conseguir el título de campeones, y muy probablemente sin la colaboración de todos ellos, el objetivo nunca se hubiera cumplido, pero también es cierto que ésta edición del 2012 de los Gigantes, demostró lo que muy pocos equipos con trofeos consecutivos (o casi seguidos como en éste caso), han logrado.

Al grano: solo uno de los ocho jugadores de posición titulares en el campeonato de los Gigantes en el 2010, fue titular en el nuevo título dos años después. El cuerpo de lanzadores se mantuvo casi intacto, con algunas adiciones y otros ausentes, pero en cuanto a los regulares en el terreno, San Francisco ganó con dos equipos totalmente diferentes.

En la Serie Mundial de hace dos años ante los Vigilantes de Texas, Buster Posey era también el receptor, y resulta ser hoy el común denominador de estos dos equipos que han desfilado como campeones por las calles de San Francisco.

Aubrey Huff, el primera base del 2010, hoy no fue factor para el título. Ha venido de dos temporadas muy malas e incluso ni siquiera vio acción durante el "Clásico de Otoño". Pero la organización desarrolló rápidamente a una de sus selecciones del 2009 para que apenas tres años después, tuviera la capacidad de adueñarse de la titularidad y cubrir ese puesto con notas altas: Brandon Belt.

Hace dos años, Freddy Sánchez cubría la segunda colchoneta. Meses después de aquella Serie Mundial, el intermediarista comenzó su eterna batalla con las lesiones, de la que no ha podido recuperarse todavía, por lo que la oficina, sabiendo que era un punto que necesitaba reforzarse, trajo a Marco Scutaro de los Rockies de Colorado, cambiando la vida del venezolano, y cambiando el rumbo de la Serie de Campeonato ante los Cardenales de San Luis.

Las paradas cortas de los Gigantes, en manos de Edgar Rentería, quien además dio el batazo de la victoria en aquel juego final del 2010 en Arlington, están ahora en poder de otro de los peloteros encontrados por los scouts de la organización. Brandon Crawford fue seleccionado en el 2008 y con la etiqueta de "shortstop" titular del equipo por muchos años más, por lo pronto ya se estrenó con su primer anillo, aún antes de poder desarrollar a tope el potencial que de él se espera a nivel de Grandes Ligas.

Para terminar con el cuadro, Pablo Sandoval se encontraba "fuera de forma" hace dos calendarios, por lo que San Francisco utilizó a Juan Uribe, quien hoy en día prácticamente no vio acción con los Dodgers, también afectado por múltiples lesiones, permitiendo que el "Kung-Fu Panda" se adueñara de la esquina caliente, retornando al corazón de los aficionados y encontrándose al final con el trofeo al Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.

Los jardines del equipo campeón también han cambiado por completo. Pat Burrell, encargado del izquierdo en el 2010, hoy visitó al equipo en el clubhouse simplemente para darles ánimos antes de la serie, ya en su calidad de pelotero retirado, mientras Gregor Blanco, firmado al final de la temporada anterior tras haber salido de los Bravos de Atlanta, el equipo en el que creció, y haber pasado efímeramente por Kansas City y Washington, se convirtió en el dueño absoluto de la posición, después de demostrar sus habilidades en otros jardines y hasta como primer bat.

Qué decir del gran trabajo de Angel Pagán. El cerebro del outfield y el que encabezó la alineación en la recta final. El hombre que le dio seguridad a Bochy en muchos aspectos, heredando el puesto del jardín central que hace dos años perteneciera a su compatriota Andrés Torres. Pero el 7 de diciembre del 2011, ambos boricuas cambiaron de costa, y mientras Torres vivió un amargo año en Queens con los Mets de Nueva York, Pagán encontró la regularidad, la consistencia y la salud que le habían faltado en la Gran Manzana.

Por último, Cody Ross, que de dar batazos oportunos con los campeones de hace dos temporadas pasó a formar parte de una de las peores campañas en la historia de los Medias Rojas de Boston, cedió su puesto a un Hunter Pence, cuyos números ofensivos en la postemporada podrán no espantar a muchos, pero cuyo discurso y liderazgo en el vestidor fueron fundamentales para levantar a éste equipo psicológicamente hasta llegar al objetivo.

Mientras sólo Buster Posey se mantuvo entre los titulares, lanzadores que suman ahora dos anillos, como Matt Cain, Madison Bumgarner, Tim Lincecum, Jeremy Affeldt, Santiago Casilla, Javier López, Guillermo Mota, Brian Wilson y Sergio Romo han dado la muestra, por el gran trabajo y visión de la organización de los Gigantes, que el beisbol se sigue ganando con pitcheo, sentencia que resalta aún más cuando se trata de un cuerpo de lanzadores hecho en casa.