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El talón de Aquiles del Barcelona

BUENOS AIRES -- La jornada que pasó de la UEFA Champions League dejó la gran novedad del fin del invicto del Barcelona en su visita al Celtic de Escocia, un resultado que a priori era difícil de pronosticar.

Pero una vez superada la sorpresa, lo interesante es analizar el porqué detrás de un resultado. ¿Qué es lo que falló en un sistema que a veces da la ilusión de ser invulnerable?

La comparación más cercana con lo que consiguió el Celtic es lo que hizo el Chelsea del año pasado, sobre todo pensando en que el otro "verdugo" de los blaugranas en los últimos meses, el Real Madrid, le ha ganado planteándole un partido muy distinto, con presión más adelante y con mucha más predisposición para crear oportunidades para atacarlo.

En Europa se está empezando a hablar del "sistema Chelsea", pero no habría que olvidarse de que el primero que le encontró la vuelta al Barcelona con un esquema ultradefensivo fue el Inter de Mourinho. Así que estamos hablando de una pregunta que el Barcelona se viene planteando hace varios años: ¿cómo hacer para superar a una defensa súper reforzada, que defiende con cuatro o cinco en el fondo, pero con otros cuatro o cinco apenas unos metros por delante?

El sistema del Barcelona no tiene dos o tres días de antigüedad: tomó forma bajo el mandato de Guardiola y ahora lo heredó Villanova, pero de alguna manera fue Rijkaard quien empezó a insinuarlo, en línea con un mandato histórico para el club de buen trato de la pelota. Pero en los últimos años, lo que se convirtió en principio fundamental fue el monopolio del balón.

A cualquier equipo le resulta difícil cambiar el sistema de juego, y menos argumentos hay para hacerlo cuando la enorme mayoría de las veces tiene éxito, tanto desde el funcionamiento como desde los resultados. Pero eso no quita que haya que tener variantes, para cuando los caminos habituales se cierran.

En columnas anteriores hablábamos de cómo muchas veces al Barcelona le pesaba la falta de un nueve de área cuando las defensas se le cerraban. Eso hacía que, sin punto de referencia, la pelota diera vueltas y vueltas sin encontrar el atajo hacia el arco.

Pero en esta ocasión, nos parece que el problema más grande que tiene el Barcelona actual está en la otra punta, del lado del arco de Valdés: las lesiones y la falta de variantes hacen que la defensa que se podía recitar de memoria, la de Alves-Puyol-Piqué-Abidal, sea sólo un lejano recuerdo.

El único indiscutido en su lugar es Jordi Alba, ya que Mascherano juega regularmente como defensor central sin que sea su puesto natural. Otros rotan de puesto, como Adriano que pasa del lateral al centro, Busquets y Song que dejan el mediocampo para instalarse el centro de la defensa y otros cambios dictados por la necesidad.

La clave aquí es que el sistema de monopolizar el balón funciona mejor con una defensa firme. Así, los que se encargan de generar las oportunidades saben que tienen más chances de equivocarse, porque atrás hay especialistas en malograr los intentos del rival. Cuando la defensa se resiente y sus titulares no son los habituales, aumentan los riesgos.

Como ejemplo, recordemos que el Celtic le hizo dos de tres goles de pelota parada. Eso tiene que ver con el presente del Barcelona, con poca gente de estatura para controlar ese tipo de jugadas: Jordi Alba, por ejemplo, no debería estar encargado de una marca, como pasó en el primer gol del miércoles.

En mi opinión, y lo digo muy humildemente al haber sido delantero y no arquero, Valdés debería tener más iniciativa para salir a cortar centros. Sé que puede ser una actitud arriesgada, pero si no lo hace lo van a seguir fusilando. Se comprende que no lo haga, como a veces también le pasa a Casillas, cuando tiene cabeceadores con altura, pero con este presente, sería más sensato salir a anticipar que esperar que lo crucifiquen.

Otra prueba de cómo se sufre cuando los defensores no son "naturales" es el segundo gol del Celtic. Al intentar rechazar Xavi, Mascherano, al no estar preparado para el posible error de su compañero, queda desprevenido, haciendo que el atacante de Celtic aproveche ese metro extra que le sirvió para definir el partido.

Está claro que en el control del balón nadie le va a ganar al Barcelona: el Celtic tuvo 16,9% de posesión, un número bajísimo, con el que se hace muy complicado ganar un partido. Evidentemente, el equipo de Villanova hizo algo mal para perder contra un rival que tuvo tan poco la pelota.

Eso no quiere decir que Barcelona tenga que renegar de su sistema, que fue el que lo llevó a ser el mejor equipo del mundo, pero la defensa tiene que ir de acuerdo con esa filosofía. En un sistema así, hay gente que construye, que define, que da espectáculo... Y otros que tienen que estar preparados para subsanar errores.

EL RESTO DE LA JORNADA
No queríamos dejar de mencionar otros dos puntos relevantes de la fecha. El primero es el empate agónico que consiguió el Real Madrid ante un Borussia Dortmund que lo complicó en los dos encuentros y parece encaminado a arrebatarle el primer puesto en el grupo.

Pero lo que más vale la pena rescatar del Real Madrid es que fue fiel a su estilo, de ir a buscar una y otra vez un empate que merecía largamente, aún sabiendo que adelante tenía a un rival durísimo que lo podía liquidar en el golpe a golpe, como lo demostró en el segundo gol, una obra maestra del contraataque.

El Borussia Dortmund muestra, en ese sentido, la mejor cara de la honestidad que tiene el fútbol alemán: aún ganando es capaz de quedar mano a mano atrás por esa obsesión que tiene de recorrer el camino más directo hacia el arco rival.

En definitiva, el Real Madrid jugó de acuerdo a su potecial y respetando su historia, superó el trance de quedarse sin delantero centro por la lesión de Higuaín y consiguió el gol que tanto buscó y que puso justicia en el marcador. De paso, recibió una ayuda extra con el empate que obtuvo el Ajax contra el Manchester City, lo que le allana un poco más el camino hacia la segunda fase.

El otro tema a destacar es la clasificación del Málaga, empatándole al AC Milan de visitante y quedando a sólo un punto de asegurar el primer lugar. Es cierto que desde hace dos años el club está comprando jugadores como para tener pretensiones, pero eso nunca asegura nada.

Hay que destacar entonces la labor del técnico, el chileno Manuel Pellegrini, que ya había hecho un gran bautismo con el Villarreal y ahora está logrando un respeto en Europa aún mayor del que goza en su propio continente.

Felicidades.

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