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"Tres grandes y un grandote"

LONDRES -- Heinz Gunthardt, ex jugador suizo, entrenador de Steffi Graf durante años exitosos de la alemana, conoce bien a Roger Federer. "El partido fue igual que en Basilea, con clara predominancia de los servicios. La diferencia ahora estuvo en que Roger quiso apurar las cosas por muchas razones, especialmente por el partido de mañana", dice, guiña el ojo derecho y amplía: "No digo que quiera perder, estoy seguro de que jugó a ganar y de hecho fue suyo el segundo set, pero desde ese momento podía verse que forzaba demasiado la velocidad, jugaba puntos muy cortos y cometía algunos errores infrecuentes, por ejemplo en la derecha".

El año olímpico tiene estas cosas: París y el Masters de Londres pegados, este último con final de lunes, dos semifinalistas que descansan un día cuando los otros juegan en días seguidos y la situación extraña del tenista que se sabe clasificado, inconscientemente cambia su plan de juego y a la vez no quiere fallarle al colega. "Estoy más decepcionado por David (Ferrer) que por perder, para ser honesto", dijo Roger. "Estaba pensando más en él que en Andy o Novak. No es que lo prefiera por sobre Juan Martín, de ninguna manera, pero quería darle la chance y prepararme de la mejor manera para semifinales".

Juan Martín del Potro, por su lado, sólo tenía una misión: ganar el partido. "No pensé en la clasificación o en las semis, sólo pensaba en hacer lo mismo que en Basilea. Me concentré mucho en el servicio y por eso pude hacer muchos aces". Hacía cinco años que Federer no perdía dos veces seguidas con el mismo rival en superficie sintética (David Nalbandian, en Madrid y París 2007); y hace diez le pasaba lo mismo (Lleyton Hewitt, su anterior verdugo), aunque siempre hay que remarcar que la velocidad de las canchas no es la de hace una década.

El grupo más accesible -dentro de lo difícil que es un Masters- tuvo al argentino entre los clasificados a semifinales. Funcionó la repetición de hechos como en 2009: primer partido perdido, segundo ganado y definición con Federer. Aquella vez, Roger creía tener en claro que un set le servía para pasar a semifinales, aunque necesitó de la confirmación de la ATP más tarde. Esta vez, con las reglas más claras, jugaba sin la presión de la victoria y la necesidad de no agotar el físico por si debe jugar dos partidos más.

"El partido de Roland Garros con él me sirvió mucho", consideró Del Potro. "Si bien perdí la ventaja de dos sets a cero, me dije: 'Le podés ganar, ¿por qué no?'. En los Juegos Olímpicos estuvo muy parejo y ahora estoy haciéndolo mejor que él. Igualmente, es el favorito para ganar el torneo, con Murray y Djokovic". Federer opinó que el mayor problema "es encontrar la manera de quebrarle el saque más consistentemente. No tuve muchas dificultades con el mío, sólo un quiebre, no está mal".

El argentino ganó un 78% de los puntos jugados con su servicio; el suizo, el 72%. Del Potro supo variarlo: fuerte a la T, otras veces con top al revés de Federer, para atacar en la segunda pelota. Roger se lució con el saque abierto a la derecha, colocación precisa. "Tuve un partido parejo. En el tercero, funcionó muy bien el saque, me daba puntos gratis, y jugué siempre con el primero. Que aparezca en momentos de definición, eso te da tranquilidad", le dijo Delpo a ESPNTenis.com.

El saque no "aparece" como la carta del mago en el bolsillo del sorprendido espectador. Es consecuencia de la actitud y tranquilidad del que lo ejecuta. Eso nos introduce en algunos puntos clave, necesarios para la victoria y complementarios al servicio...

1) El aplomo y actitud ganadora. El segundo triunfo consecutivo tras seis caídas ante Federer en 2012 necesitó de esa cuota de tranquilidad y actitud ganadora en los momentos importantes. En el final del primer set, Del Potro ganó 11 de 14 puntos. Salvo el primer game del segundo, no hubo baches en su juego. Es lo necesario para tener chances contra un rival así.

2) Las variantes de derecha. Hay una que es marca registrada, la invertida, ya la conocemos. La paralela servía para encontrar el revés y bajar la velocidad del punto si se veía comprometido. La cruzada es muy efectiva contra Federer, va muy rápida y al suizo no le gusta que lo pongan a correr por ese lado. Prefiere habitar de la mitad del campo hacia su revés. Hay una cuarta derecha, la "empujadora" (pensaremos un mejor nombre), que va pesada y profunda sobre el drive de Federer, sin ángulo, recta, sin vueltas. Roger, a quien le gusta jugar sobre la línea, suele verse superado por el peso de la bola y puede entregar la iniciativa.

3) Revés cruzado como nunca. A Del Potro siempre le pedimos que tire más paralelos, pero hay que remarcar lo cerca de la línea lateral que picó hoy el cruzado. Un frecuente problema del argentino contra Federer es que no siempre cruza la bola y se expone a los derechazos del suizo, quien lo espera "sentado" sobre su revés. Esta vez, Federer debió pegar más reveses que durante el último partido en Basilea.

"Tres grandes y un grandote", bromeó Del Potro sobre los nombres de las semifinales. "Juan está haciendo un gran trabajo, un tenis limpio, con el servicio en llamas, pegándole a la bola cuando tiene que hacerlo. Crédito suyo que me lo hizo más difícil en los últimos cuatro partidos", dijo Federer.

El argentino afirma que no tiene preferencias para las semifinales y así se nos presenta el Masters: no hay casi tiempo de disfrutar las victorias, hay que despertarse a la mañana siguiente y prepararse para correr otra vez.