<
>

Apuestas que dan sus frutos

Getty Images

BUENOS AIRES -- "El que no arriesga, no gana". Frase usada una y mil veces. Pero esta vez calza a la perfección para Santiago Phelan y para Los Pumas. ¿Por qué? Sencillo. Tati, en sus difíciles cinco años de mandato, fue poniendo fichas en algunos jugadores, que hoy dan sus frutos. Y también en este inicio de temporada el entrenador del seleccionado argentino se animó por un cambio de mentalidad en el equipo, acompañado por la grandeza de un maestro del rugby como Graham Henry, último campeón del mundo como head coach de los All Blacks.

Quizás en Henry, ese hombre simple de 66 años que fue un Puma más en este 2012 tanto en la ventana de junio como en el Rugby Championship, el ex CASI encontró la llave para este presente alentador que quedó en claro con el enorme triunfo en Cardiff ante Gales por 26-12. ¿Por qué? Sencillo. Tati, del 2008 al 2012, tuvo que buscar nombres, variantes en puestos fundamentales tras lo que había sido la gesta del Mundial 2007. Y ese camino no fue fácil, porque a los estandartes que se alejaron como Agustín Pichot, Gonzalo Longo o Nacho Fernández Lobbe, se le sumaron diferentes lesiones que complicaron aún más el panorama. Y el juego, pese a la infinidad de intentos, no llegó a ser de la manera que todos esperaban.

Así y todo, en el Mundial de Nueva Zelanda 2011 se cumplió el objetivo y clasificaron a cuartos de final. Ese corazón Puma hizo otra vez su trabajo. Con esa chapa, Phelan renovó como head coach y se sacó un gran peso de encima, y pudo animarse a tener una identidad diferente en el juego. Henry colaboró muchísimo. Sobre todo en la mentalidad ganadora y en hacer tries. Algo que suena fácil, pero que no lo es. Junio fue el comienzo con un plantel renovado, siguió en el Rugby Championship y en la última etapa de ese torneo, si bien los resultados no fueron los deseados, también se vio una nueva intención en la cancha.

En el Millennium se notó mucho más el trabajo de tantos entrenamientos y meses de esfuerzos. Los Pumas impusieron su esquema ante uno de los mejores de Europa. Y todo lo que aprendieron en el Rugby Championship lo llevaron al campo. Del minuto uno al ochenta, Argentina trató de atacar. Fue paciente y los tries llegaron con jugadas elaboradas, dinámica pura y pases. La defensa volvió a ser el estandarte, porque como dicen los jugadores argentinos, de ahí se alimentan. Fue un partido casi perfecto. Un triunfo que necesitaban para revalidar que este camino es el correcto. Porque las victorias ayudan al clima de grupo, a seguir esforzándose, a soñar por dar otro paso para adelante.

La apuesta en el juego funcionó. Hoy Los Pumas saben qué tienen que hacer en la cancha y es una idea ambiciosa. Quizás como nunca antes. Pero varios de los intérpretes que eligió Phelan fueron una apuesta suya. A Juan Figallo lo llevó muy despacio, desde esa primera gira por Europa en 2008 cuando Chipi tenía sólo 20 años, y recién lo hizo debutar en 2010. Hoy, es un estandarte con apenas 24 años. En la era de Tati probó muchos compañeros para Patricio Albacete, porque ya no estaban Ignacio Fernández Lobbe ni Rimas Álvarez. Esteban Lozada, Mariano Sambucetti y Mariano Galarza, fueron algunos, y se quedó finalmente con Manuel Carizza. Hoy, el rosarino, es un eslabón clave y lo sacó a relucir en Cardiff cuando más se lo necesitaba por la ausencia de Albacete, lesionado con su club Toulouse. Manucho la rompió.

En la tercera línea, a los ya consagrados Juan Fernández Lobbe y Juan Manuel Leguizamón, se sumó Julio Farías Cabello. Otra apuesta de Phelan. En 2010 apareció el Flaco en la gira de noviembre, después de muchísimos años de estar alejado en el segundo nivel del rugby europeo. Hoy, el tucumano, también es una pieza importante. Y aparecieron otros que pueden bancar esa parada, como Leonardo Senatore o Tomás Leonardi, y Tomás De la Vega, uno que sumó minutos en junio y no en el Rugby Championship ni en esta ventana internacional, pero que es una verdadera promesa. Como otros que están en este plantel, que Tati llevará despacio: Manuel Montero, Tomás Cubelli, Juan Cruz Guillemaín, Nahuel Lobo y Santiago Cordero. Esta gira es un aprendizaje más para estos jóvenes, que también tienen que ser pacientes, aunque se mueran de ganas de entrar a hacer lo que más les gusta: jugar al rugby.

Si hablamos de apuestas, Martín Landajo no se puede quedar afuera. Nicolás Vergallo venía cumpliendo, pero con ese cambio de mentalidad y de juego, Los Pumas necesitaban un medio scrum con el estilo del formado en CASI. Antes el DT había probado con Agustín Figuerola y Alfredo Lalanne, en esa pelea por suceder a Pichot. Landajo no la desaprovechó su chance y hoy, es un conductor de lujo. Al lado suyo en el mítico Millennium estuvo Nicolás Sánchez, con la 10, ni más ni menos. Eso que tenía a Juan Martín Hernández y a Felipe Contepomi dentro del equipo. Pero Phelan se animó. El Mago dejó la posición de apertura y volvió a ser full back, algo que no hacía desde el 2006. La jugada fue acertada. El Cachorro, como lo conocen en su Tucumán natal, ya dio muestras que está a la altura y que es un proyecto serio. Habrá que hacerse la idea de verlo a Juani en otro lugar, no en ese que brilló en el Mundial 2007.

Hay más nombres. Juan Imhoff, un amigo del try. En 12 tests, el rosarino tiene 11 conquistas. Ese número es más meritorio si se cuenta que en sólo cuatro tests fue titular, y si se dice que los Wallabies o Gales fueron algunos de los que lo sufrieron, o que en el Mundial de Nueva Zelanda le apoyó a Georgia y Rumania. Él también fue una apuesta de Tati, porque brilló en Pampas y no dudó en poner fichas en él y llevarlo a la Copa del Mundo, casi de buenas a primeras. Hoy, el ex Duendes, parece que le gana la pulseada a un enorme jugador como Horacio Agulla. ¿Por qué? Sencillo. ¡Su vocación ofensiva y su olfato de try! En esta mentalidad ganadora y de hacer tries, él no puede faltar.

No todo termina ahí. Los Pumas tienen recambio, otra vez. Mucho se debe al trabajo realizado con el Plan de Alto Rendimiento, que empezó su camino en 2009. Pero también a Phelan. Sin apurarse, Tati fue pasito a pasito. El duelo con Gales fue una confirmación de que el trabajo da sus frutos. Y las apuestas, también.