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El base de la selección

BUENOS AIRES -- Apenas un puñado de partidos. Solo eso necesitó Pablo Prigioni para demostrar que puede jugar en la NBA. En este arranque de temporada su presencia no desentonó en ningún momento. La forma en que él se dirige a sus compañeros y estos a él, fluye naturalmente. Un excelente indicio.

En estos partidos Pablo transmitió presencia, oficio pero sobre todo, que sabe jugar, que conoce el juego a la perfección. Y eso es valorado en todas partes del mundo.

Hay que valorar que con el buen rendimiento que mostró en la pretemporada logró darles confianza al entrenador Woodson y a sus compañeros y eso le permitió comenzar la temporada participando de todos los partidos.

A los 35 años Prigioni ofrece una verdadera lección de ambición, de profesionalismo y dedicación maravillosa. Demuestra que no se conforma con haber llegado a la NBA, si no que además se esfuerza por tener protagonismo.

Esta anécdota lo pinta de manera contundente. Durante la pretemporada todos los días salían dos micros del equipo para llevar a los jugadores al entrenamiento, uno a las 8.15 y otro a las 9.15. Pablo tomó siempre el primero, para llegar antes, sometiéndose a sesiones extras de preparación física y tiros, antes de la práctica grupal, entre las 11 y las 14.

La sensación que me queda del juego de los Knicks en cada partido es que cuando él está en cancha los principales anotadores del equipo, como Anthony, Smith o Chandler, juegan tranquilos y felices, porque saben que les llegará el balón. Saben que el objetivo de Pablo es hacerlos jugar antes que nada, a diferencia de Felton, que es un base anotador muy desequilibrante.

Se nota que cuando juega con Kidd, ambos priorizan el abastecer a los anotadores. Ahí el equipo gana en ciencia. Es evidente que manejan el ritmo del partido y saben controlar el juego.

A los Knicks se los ve jugar en equipo y compartir el balón mucho más que en los últimos años, quizás la razón es que varios jugadores maduros hayan entendido que así pueden tener una temporada más exitosa como conjunto y que todos vivirán experiencias más positivas y felices en lo individual.

Al comienzo mencioné la palabra ambición y la de Prigioni no tiene límites. En silencio y en base a una gran inteligencia, dejó de lado la incertidumbre sobre su desembarco en la NBA, logró acomodarse al nivel supremo del básquetbol mundial y a todo lo que representa el "Mundo Knicks". Sin traumas se incorporó a una competición y a un equipo de máxima dimensión.

Todos los días, al finalizar los entrenamientos, Pablo realiza, a pedido suyo, ejercicios de velocidad para poder responder a las exigencias de los jugadores que enfrenta en el puesto, algunos de los cuales parecen volar, lo que ofrece otra muestra de su dedicación

Nueva York está teniendo un gran arranque y en los partidos con Orlando y San Antonio, por ejemplo, le tocó a Prigioni hacer entradas cortas, con pocos minutos en cancha. Situación difícil para destacar. Sin embargo, su gran mentalidad lo hizo producir minutos de calidad. Puede ser ese, el ofrecer un buen rendimiento en un corto tiempo en cancha, su gran desafío para las próximas semanas? Si lo consigue será un nuevo paso adelante en esta nueva experiencia en su brillante carrera.

Pablo Prigioni fue figura del básquetbol europeo, donde se ganó un respeto inmenso. Desde hace casi una década tenemos la suerte de tenerlo en la selección nacional, donde ratificó todas sus virtudes. Ahora está poniendo todo su esfuerzo en la lucha por ganarse un lugar en la mismísima NBA. Es un orgullo para el básquetbol argentino. Y un ejemplo a seguir.

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