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Di Matteo, otra víctima de Abrámovich

El Dt ganó la Champions, pero no alcanzó AP

LONDRES -- El técnico italiano Roberto di Matteo se convirtió en la última víctima de la impaciencia del magnate ruso Román Abramóvich, que ha destituido a ocho entrenadores en nueve años y suspira por contratar a Pep Guardiola.

La gran inversión del ruso en el club londinense y su alta exigencia de resultados han convertido el banquillo blue en una trampa para una larga lista de entrenadores, algunos tan prestigiosos como José Mourinho o Luis Filipe Scolari, que han tenido que abandonar su cargo prematuramente.

El último en añadirse a esta lista negra fue el italiano Roberto di Matteo que, a pesar de haber hecho realidad el sueño de Abramóvich coronando al Chelsea campeón de Europa en 2012, ha sido destituido tras una racha de cuatro partidos sin ganar en liga y con el equipo al borde de la eliminación en la UEFA Champions League.

Tras su despido, aunque el caprichoso magnate ruso quiere a Pep Guardiola como entrenador, todo apunta a que el catalán seguirá con su año sabático después de dejar el Barcelona, por lo que el principal candidato para suplir al italiano es hoy el también español Rafa Benítez.

El ex del Liverpool, sin trabajo desde 2010 y que según la prensa inglesa firmaría hasta final de temporada, dejó las puertas abiertas a los Blues: "No puedo responder directamente. Busco un club que pueda ganar títulos y el Chelsea es uno de ellos", señaló a la web Sport360.

Di Matteo, de 42 años, se convirtió en entrenador blue gracias precisamente al impulso de Abramóvich, que despidió al portugués André Villas-Boas en marzo pasado y lo colocó a él, hasta entonces su asistente, como interino hasta final de temporada.

A pesar de encontrarse con un equipo en construcción y jugadores cruciales como John Terry, Didier Drogba y Frank Lampard lejos de su mejor momento, Di Matteo supo infundir ánimos a una plantilla veterana que recuperó la esencia de su fútbol: mentalidad ganadora, defensa férrea y contraataques mortales.

Los resultados fueron sorprendentes pues el Chelsea se impuso al Manchester City en la final de la FA Cup y, tras una épica semifinal ante el Barcelona, los de Londres batieron al Bayern Múnich en la tanda de penales de la final de la Champions, haciendo realidad el sueño de Abramóvich.

La coronación de los Blues en Europa y el apoyo del vestuario al técnico italiano forzaron al ruso a renovar su contrato para otros dos cursos y confiar en él para transformar un equipo cuyas grandes figuras superaban ya la treintena.

Con los españoles Juan Mata y Fernando Torres en ataque, junto con el talento de los jóvenes Eden Hazard y Óscar, Di Matteo desplegó esta temporada un nuevo estilo de juego más ofensivo, vistoso y, al principio de temporada, muy efectivo.

Sin embargo, los resultados se torcieron el último mes, en el que no ha podido contar con Terry en defensa y coincidiendo con un bajo estado de forma de Torres, desafortunado de cara a portería.

El Chelsea ha encadenado cuatro partidos sin ganar en Liga, bajando de la primera a la tercera plaza, y tras la derrota 3-0 ante la Juventus está al borde de la eliminación en Europa.

Por ello Abramóvich decidió este miércoles relevar al italiano de sus funciones, sumando ya siete destituciones desde 2007, cuando el actual entrenador del Real Madrid, José Mourinho, abandonó el banquillo de Stamford Bridge por discrepancias con el ruso.

El portugués ha sido el entrenador más longevo en la etapa del magnate ruso como propietario de los Blues y desde su marcha el banquillo del Chelsea se ha convertido en un carrusel de idas y venidas de técnicos con el prestigio del brasileño Scolari, el italiano Carlo Ancelotti o el holandés Guus Hiddink.

A pesar de su extenso palmarés, ninguno de ellos pudo satisfacer las exigencias de Abramóvich y, a excepción de Ancelotti, que dirigió al Chelsea durante dos temporadas, fueron destituidos solo meses después de asumir el cargo.