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Más que un amistoso

BUENOS AIRES -- Finalmente pudimos ver un excelente espectáculo futbolero. Tanto Brasil como Argentina, estuvieron a la altura de las circunstancias y de la historia.

Brasil, como siempre, con un Neymar, Fred y Tiago Neves afianzándose en sus puesteos, muy inspirados; Argentina con un Martínez, un Nacho Scocco sorprendente, un Montillo que nos hizo acordar a un verdadero diez como hace décadas no vemos.

No puedo dejar de decir que hubo todo un descubrimiento: Peruzzi. Con apenas veinte partidos en primera división, el joven jugador de Vélez Sarfields, Peruzzi asoma como un maestro en su puesto.

A Peruzzi hay que cuidarlo como el oro, no abundan buenos jugadores en su puesto y tiene la jerarquía y la juventud para llegar al Mundial de Brasil en gran nivel.

Cerro, el volante también de Vélez, rindió mucho y puede ser incluido en la lista de Sabella para los partidos que vendrán.

Hasta hace poco, yo mismo cuestionaba en este espacio, la verdadera necesidad de tantos cambios y pruebas en el equipo. Ya se ven. Hubo muchas sorpresas muy gratas para el equipo. Al Burrito Martinez también hay que tenerlo en cuenta.

Hubo risas, chistes, tiraditas de pelo, mucha buena onda dentro de la cancha, entre los jugadores de ambos equipos. Muchos se conocen entre ellos o juegan en el mismo equipo, pero éste era un partido oficial, estaba en juego una Copa y tantos los argentinos como los brasileños querían ganarla.

El partido lo ganó Argentina, pero la Copa se la llevó Brasil. Y esto es solo anecdótico, lo importante es que Argentina recuperó el nivel, jugó muy bien adentro de la cancha y le pudo ganar a uno de los mejores equipos del mundo.

No aburrieron, entregaron todo y lograron mantener a todo mi barrio frente a los televisores. Y cuando Argentina marcó el segundo gol, en el minuto 45 del segundo tiempo, el barrio salió a saltar a las calles como si hubiésemos ganado la final de la Copa del Mundo en Copacabana.

No todos los días, tenemos el lujo de ver un partido tan intenso, grandes goles e idas y vueltas para el recuerdo. La fantochada de los penales quizás oscureció todo el brillo de los 90 minutos. Pero de alguna forma, hay que darle un ganador a esto.

Brasil ejecutó mejor desde los 12 pasos y lo que no pudo ganarse dentro de la cancha se lo ganó al final del partido. Neymar pateó el penal final, el del triunfo.

Argentina cambió su cara y ante un rival de peso internacional, un rival de toda la vida. Pudo darse el gusto de ganarle con jugadores jóvenes y debutantes. Lo cual indica que hay que hacer hincapié en los protagonistas del ámbito local.

Sabella, evidentemente, continúa buscando valores, tratando de cambiarle la cara a esta selección. Y de a ratos, lo logra. De a ratos, este equipo nos hace soñar a todos.

Ganarle a Brasil siempre es una felicidad.

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