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El intento de Tommy Robredo

BUENOS AIRES -- Ganarse un lugar entre los mejores es difícil, pero, según dicen, mantenerse en los puestos de elite en el ranking es aún más complicado. Y él lo logró. Estuvo diez temporadas dentro del top-50, y seis entre los mejores 25. Además, claro, llegó a ser top-10 y alcanzó el número cinco en 2006. Pero ahora tiene otra batalla. El español Tommy Robredo volvió a jugar en junio, tras un impasse obligado de ocho meses por una lesión, y ahora intenta su retorno a la elite del ATP, con 30 años. Difícil cruzada. Ya subió del 471° al 113°. ¿Podrá esta vez?

El gran aliado del español en la primera parte del calendario 2013, sin dudas, será su ranking. ¿El 113°? No, el 50°, el protegido. Ese recurso que fue implementado por la ATP para cuidar a sus mejores jugadores en sus vueltas post lesiones (si estuvo inactivo por un mínimo de seis meses) y darles, al menos, la posibilidad de disputar nueve torneos de corrido con un ranking ficticio -un promedio de los primeros tres meses que pasó fuera de los courts- y sin contar a los que ingresa mediante wild-cards o por posición en el Sistema de Entradas, en un lapso menor a nueve meses.

Hecho este pequeño repaso de Robredo y su "ranking", queda destacar que al español aún le quedan cuatro torneos con protección y ya solicitó pedidos para estar en Brisbane y Sidney, donde actualmente está como primera alternativa al cuadro principal. Lamentablemente para él las fechas de su retorno no le coincidieron con la gira fuerte sobre polvo de ladrillo, superficie en la que tiene un 69% de efectividad (205-91) y ganó nueve de sus diez títulos.

Es cierto, su vuelta, tras las victorias en los Challengers de Caltanissetta y Milan, se dio en el clay de Bastad gracias a una invitación. Allí alcanzó los cuartos de final, donde cayó en tres sets ante su compatriota David Ferrer. Una semana después, en su debut con ranking protegido, el físico le acusó el cansancio del retorno a la acción y terminó perdieron en primera ronda ante el argentino Federico Delbonis por 5-7, 6-1 y 6-0. Pero luego fue el turno del cemento americano y ahí la historia no fue la esperada.

Las caídas en su presentación en Winstom-Salem y en la segunda ronda del US Open, en ambas ocasiones con "protección", lo llevó a tomar la decisión de volver a los Challenger sobre polvo de ladrillo para sumar puntos: finales en Genova y Sevilla. El cierre de la temporada tampoco fue de lo mejor, pero sus derrotas, al menos, se dieron ante jugadores de buen presente: Kei Nishikori (2° ronda de Tokio), Tommy Haas (2° ronda de M1000 de Shanghai) y Fernando Verdasco (1° ronda en Valencia). Cabe destacar que en los torneos asiáticos, vale decir, gastó otros dos certámenes con el 50°; en España recibió un wild-card.

Ahora, en enero, se viene el turno de la gira por Oceanía, con pedidos para los main-draw de Sidney y Brisbane. Seguramente también se dé una vuelta por el Australian Open -defiende octavos de final- y luego habrá que ver si llega para respaldar su buen caudal de puntos conseguidos en la gira latinoamericana 2011, en la que ganó el título en Viña del Mar e hizo semifinal en Buenos Aires. Complicado, sin dudas.

Más allá de todo, lo positivo para Robredo es que esa lesión que tantos problemas le trajo y que tan difícil fue de dar con el diagnóstico preciso es cosa del olvido. El tendón semimembranoso de la pierna izquierda, que lo llevó al quirófano, está en perfecto estado. Ahora sólo le queda dar lucha en la cancha. Su ilusión, en la tercera década de su vida, es volver a los primeros planos del tenis. ¿Podrá esta vez?

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