ESPNdeportes.com 11y

El 0-0 lo dejó más cerca a San Pablo

BUENOS AIRES. – La primera final de la Copa Sudamericana 2012 entregó un 0-0 horrible entre Tigre y San Pablo.

El empate deja mejor parado al conjunto brasileño para el partido de vuelta, que se jugará en el Morumbí el próximo miércoles 12/12.

Vale recordar que, a diferencia de otras rondas de este mismo certamen, en las finales el gol de visitante no cuenta como "doble".

¿Qué pasó en este primer "round" en La Bombonera? Veamos.

MUCHO RUIDO, POCAS NUECES

Los hinchas de Tigre llegaron al estadio de Boca (no pudieron jugar en su campo por una cuestión reglamentaria de capacidad mínima para estas instancias) con una algarabía exultante. Sentían, convencidos, que su club disputaba el encuentro más importante de su larga historia. Y allí estaban, apoyando con ganas, cantando por un sueño.

Enfrente, el histórico San Pablo, uno de los grandes del continente, más acostumbrado a estos exámenes decisivos. Con un arquero legendario, Rogerio Ceni, que pisando los 40 años encabezaba la nueva búsqueda de un conjunto poderoso.

Pero toda esa enorme expectativa de unos por un lado; y toda la fortaleza que suponía la grandeza por el otro; no se trasladaron al campo de juego.

Pipo Gorosito dispuso un esquema bien cauteloso (4-4-1-1), que ya le había dado resultado contra Millonarios de Bogotá. Ney Franco, por su parte, paraba un 4-2-3-1.

Las intenciones de ambos entrenadores quedaban desnudas: la premisa era no perder, no tropezar, cuidarse, tratar de aprovechar el mínimo resquicio para rapiñar el desnivel.

Y, lógicamente, tanta avaricia determinó un desarrollo chato, pobre.

Hasta la frase de que "las finales son feas" le quedó grande a este match.

Eso sí, los primeros 5 minutos fueron electrizantes. Lo tuvo dos veces San Pablo (Lucas y Luis Fabiano) y en una ocasión Tigre (Maggiolo).

Pero después de esto, se diluyó el espectáculo.

A los 13, Luis Fabiano y Alejandro Donatti se agredieron mutuamente y el árbitro paraguayo Antonio Arias los expulsó.

Diez contra diez las previsiones se potenciaron. Gorosito alteró el dibujo inicial, rearmó la defensa retrasando a Galmarini, y mandó al enganche Botta como volante derecho. San Pablo siguió casi igual, ya sin centrodelantero.

En esos primeros 45 minutos, la posesión fue de los visitantes (63% contra 37%). Pero las dos aproximaciones, sobre el final, fueron para Tigre (dos tímidos remates, uno de Díaz y otro de Ferreira).

Para colmo de males, en el complemento vino lo peor.

Los paulistas le cedieron balón y terreno a los de Victoria. Botta volvió a adelantarse para acompañar a Maggiolo, pero lo de los locales no pasaba de "ir a los ponchazos".

Se lastimaban sólo verbalmente; y físicamente con codazos, empujones, forcejeos y planchazos. Futbolísticamente, nada por aquí y nada por allá.

Conclusión: ninguna ocasión de gol clara. Arrimaban, pero las barricadas defensivas ganaban la batalla.

El pitazo final fue un alivio.

Imposible encontrar un jugador que haya rendido 7 puntos, muy difícil buscar alguno que haya merecido un 6. Y eso lo dice todo.

MORUMBÍ, LA HORA DE LA VERDAD

"Allá será un partido diferente", dijo el zaguero central de Tigre Mariano Echeverría. Y agregó: "Ellos atacarán más y nos dejarán espacios".

Seguramente será así. San Pablo intentará marcar diferencias con sus "rapiditos" (Lucas, Jadson y Osvaldo), y aunque le faltará su goleador (Luis Fabiano), incorporará gente en ataque por los laterales. Tigre aguantará, y buscará dañar con el contragolpe y con la pelota parada.

¿Qué puede pasar? Es cierto que el 0-0 dejó la serie empatada. Tanto como que la definición será en Brasil. Y eso es un plus indiscutible a favor de los paulistas. Por ello, por historia y por plantel, creemos que San Pablo será el campeón.

^ Al Inicio ^