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¿Están listos para dar el salto?

Jim Harbaugh llegó procedente de Stanford y ha convertido a los 49ers en un candidato al Super Bowl. AP

BRISTOL -- Las pequeñas cosas hacen que el fullback de los Seattle Seahawks, Michael Robinson, sea un firme creyente. Trotará para entrenar al final de una semana agobiante sólo para encontrar al entrenador en jefe, Pete Carroll, con algún remedio para la inactividad. Podría ser una broma que Carroll ha estado preparando. Podría estar poniendo hip-hop a todo volumen en el sistema de sonido del equipo o la voz del entrenador podría estar llenando el aire mientras pasea jugadores del pasado estirando los músculos.

Independientemente de la táctica, el resultado suele ser el mismo: Los Seahawks de pronto se encuentran con nuevas energías.

Un veterano de siete años, como Robinson, encontraría difícil pensar que un entrenador, cuyos mayores logros llegaron cuando estaba en USC, podría influir tan fácilmente en jugadores profesionales. Esa también es la ironía detrás del éxito que los Seahawks han disfrutado esta temporada. "Antes de que llegara aquí, solía pensar que los entrenadores de colegial no sabían cómo dirigir a jugadores maduros", declaró Robinson, quien es el mejor jugador de los equipos especiales de Seattle. "Tipos como Pete han cambiado mi opinión".

Para ser justos, Carroll no es el tradicional entrenador colegial. Acumuló 11 temporadas como asistente en la NFL, y tuvo dos estancias previas como entrenador en jefe en la liga (con los New York Jets en 1994 y con los New England Patriots de 1997 a 1998). Pero el éxito de Carroll es una señal de que la liga podría estar buscando más entrenadores de su clase, hombres que han dominado a nivel colegial. Los días en los que los entrenadores colegiales eran considerados una apuesta arriesgada en la NFL están quedando en el pasado. Más que nunca, parece como si varias oportunidades pudieran estar esperándolos en la NFL.

Chip Kelly de Oregon ha sido un nombre recurrente en los últimos dos años. Nick Saban de Alabama podría volver a la NFL --dirigió a los Miami Dolphins en el 2005 y en el 2006-- si alguna vez siente el impulso. David Shaw, de Stanford, y Jim Mora, de UCLA, que son dos entrenadores más con experiencia en la NFL, probablemente estarán pronto en la lista de algún equipo. Parte de lo que se dice proviene de su notable éxito a nivel colegial. El resto viene del trabajo que están realizando sus ex colegas.

Carroll ya tiene un título de la NFC Oeste --aunque con un equipo 7-9 en el 2010-- y sus Seahawks están peleando por otro lugar en los playoffs esta temporada. Han pasado dos años desde que Jim Harbaugh dejó Stanford y rápidamente ha convertido a los San Francisco 49ers en contendientes del Super Bowl. A los Tampa Bay Buccaneers también les encanta lo que han visto de Greg Schiano. Después de casi contratar a Kelly la pasada temporada baja, han visto al ex entrenador en jefe de Rutgers transformar esa franquicia.

Muchos escépticos se rieron de la disposición de los Bucs de poner una joven plantilla en las manos de un hombre que había pasado 11 años convirtiendo a Rutgers en un respetado programa colegial. Las burlas cesaron cuando la ofensiva de Tampa Bay explotó a mediados de la temporada, y los Bucs --un equipo que terminó la temporada pasada con 10 derrotas consecutivas-- se ha convertido en un contendiente legítimo por los playoffs.

"Cuando nos sentamos por primera vez para decidir quién iba a ser nuestro próximo entrenador, parte de nuestro plan era ir a las universidades e identificar a los mejores entrenadores", señaló el gerente general de los Bucs, Mark Dominik. "Nuestra actitud era que la historia no dicta el futuro".

Carroll indicó: "Hay algunas [oportunidades en la NFL]. Depende del mariscal de campo. Depende del equipo. La ofensiva 'spread' y la ofensiva rápida [que son las que más dominan a nivel colegial] son ejemplos perfectos de eso. Podrían no funcionar para todos, pero funcionan para quienes lo llevan a cabo. Lo importante acerca del fútbol americano colegial es que hay más disposición a ser diverso. Retan a la NFL a que los siga".

Los tres entrenadores que han entrado recientemente a la NFL después de dirigir programas colegiales se han ganado el respeto con diferentes enfoques. Robinson dijo que Carroll es el maestro del estímulo positivo, agregando que "el equipo nunca está abajo" debido a Carroll, el entusiasmo corre por todos lados. A Harbaugh tampoco le falta energía, pero lo que lo distingue de los recientes entrenadores de los 49ers es la mezcla de estrategia y extravagancia. Ningún jugador de San Francisco puede recordar a un entrenador que le importara tan poco lo que la gente pensara de su imagen pública.

Cuando Harbaugh asistió a su primer campamento de entrenamiento con el equipo, no era raro para él a una masa de gente y abrir su camino entre un par de jugadores para poder hablar. No fue diferente cuando el equipo estaba intentando firmar al receptor abierto agente libre, Braylon Edwards, la temporada pasada. Como Edwards recordó, "[Harbaugh] se sentó por 20 minutos en la cena y hablamos de fútbol americano antes de irnos. Respeté el hecho de que no fuera un tonto.

"Cuando lo escuchas hablar, no está tratando de motivarte con sus palabras", indicó el apoyador de los 49ers, Patrick Willis. "Te habla como un amigo. La mayoría de los entrenadores tratan de llevarte lejos con grandes discursos, pero él sólo nos dice lo que tenemos que hacer y cómo vamos a hacerlo".

Schiano ha dejado su huella en los Bucs con sus habilidades organizaciones. Cuando Tampa se concentró en él, estaban más que intrigados por cómo estaban listos para la NFL algunos de sus mejores jugadores --incluyendo al corredor de los Baltimore Ravens, Ray Rice, y al esquinero de los New England Patriots, Devin McCourty-- y cómo Schiano construyó un programa alguna vez humilde en uno ganador.

"Greg tiene una fuerte personalidad en el buen sentido", expresó Dominik. "Sabíamos lo que el fútbol americano significaba para él y sabíamos que necesitábamos ser más responsables. Al final del día, quieres ver resultados. Y hemos comenzado a ver eso aquí".

La mayor ventaja que tenían Carroll, Harbaugh y Schiano era su conocimiento de la NFL. Carroll tuvo sus dos experiencias previas como entrenador en jefe en la liga. Harbaugh pasó 15 años en la liga como mariscal de campo y dos como asistente con los Oakland Raiders. Schiano también estuvo en el cuerpo de entrenadores de los Chicago Bears de 1996 a 1998, dirigiendo a los backs defensivos en su último año. Esas experiencias les dieron a cada hombre algo fundamental para sobrevivir a nivel profesional: credibilidad.

El primer golpe que cualquier ex entrenador colegial recibe en la liga es la pregunta de si puede lidiar con adultos en lugar de hacerlo con jóvenes. Cada entrenador colegial es prácticamente su propio rey con el poder de dictar el destino de todos en su programa. No hay tope salarial, no hay contratos inflados, no hay enfrentamientos con un gerente general sobre movimientos importantes de personal. Indiscutiblemente es una vida mejor, en particular para aquellos que reciben lo que hombres como Saban (4.83 millones de dólares), Mack Brown de Texas (5.193 millones) y Bob Stoops de Oklahoma (4.075 millones) ganan anualmente.

Sin embargo, la tentación del fútbol americano profesional puede ser fuerte para las personas con egos sanos. La clave es darse cuenta de la diferencia entre manejar personalidades y manipular adolescentes.

"En la NFL, tienes que ser un entrenador despreocupado", declaró el ex receptor abierto de la NFL, Joe Horn, quien jugó para el ex entrenador en jefe de Louisville y Arkansas, Bobby Petrino, con los Atlanta Falcons en el 2007. "Tienes que dejar que los muchachos se diviertan y ser una figura paterna en algunos aspectos. Llegas a la NFL diciendo que será a tu estilo y los jugadores te darán la espalda".

Esa dinámica es una de las principales razones por las que los equipos de la NFL se negaron por algunos años a los entrenadores universitarios. Aunque algunos entrenadores notables de la NFL se hicieron de un nombre a nivel colegial --incluyendo a Bill Walsh, Jimmy Johnson y Tom Coughlin-- la historia no ha sido amable con la mayoría que hace la transición. La década pasada nos dio mucho material. Ya sea Steve Spurrier (quien tuvo marca 12-20 en dos años con los Washington Redskins), Butch Davis (quien terminó 24-34 en sus más de tres temporadas con los Cleveland Browns) o Dennis Erickson (40-56 in en seis años con Seattle y San Francisco), la idea general era que ningún entrenador de alto perfil que llegara del colegial era demasiado grande para fracasar.

Horn específicamente recordó lo rápido que Petrino bombardeó a los Falcons, después de llegar con una reputación de genio ofensivo a la NFL procedente de Louisville. Petrino no pudo ganarse el respeto de los jugadores al inicio de su mandato, de acuerdo a Horn, y su desdén creció cuando renunció con tres partidos por jugar en su primera temporada para tomar el puesto en Arkansas.

"Teníamos muchos veteranos", refirió Horn. "Y se reunían para ir a hablar con Petrino acerca de ciertas cosas. Pero él no era ese tipo de entrenador. Su mentalidad era que uno hiciera su trabajo y las cosas estarán bien. Yo respetaba eso, porque su trabajo no era ser alguien despreocupado. Algunos chicos no querían eso".

El actual entrenador en jefe de Oregon State, Mike Riley, también puede relacionarse con la sensación de agobio en la NFL. Cuando los San Diego Chargers se acercaron a él para que fuera su entrenador en jefe en 1999, recién había terminado su segundo año con los Beavers. Riley tenía experiencia como entrenador en jefe a nivel profesional, pero había sido con los Winnipeg Blue Bombers de la Canadian Football League y con los San Antonio Riders de la World League.

En ese momento, Riley creía que la oportunidad era demasiado buena para dejarla pasar. Mirando hacia atrás --después de que terminó 14-34 en tres temporadas con San Diego-- dijo, "Realmente estaba mal preparado. Había tratado con tipos que eran profesionales y mi énfasis siempre ha sido que los jugadores quieren ser dirigidos y tratados bien. Ese es el común denominador conmigo. Peor a nivel colegial, estás lidiando con jóvenes en diferentes niveles de sus vidas. Tienes más que hacer y estás lidiando con sus padres. El desarrollo es bueno en la NFL, pero también se necesita el rendimiento".

Riley reconoció que los entrenadores universitarios podrían encontrar más oportunidades en la NFL por una razón obvia: el fútbol americano profesional está comenzando a usar más elementos del fútbol americano colegial. Los entrenadores profesionales y los ejecutivos solían burlarse de que la ofensiva 'spread' nunca encontraría un hogar en la NFL. Ahora es difícil encontrar equipos que no estén utilizando alguna variación de esa formación. Los mariscales de campo multidimensionales eran tratados como una interrogante. Hoy, son selecciones de primera ronda, y Cam Newton, de los Carolina Panthers, y Robert Griffin III, de Washington, incluso están ejecutando la triple opción.

Terry Shea, ex entrenador de mariscales de la NFL, que ha sido mentor de selecciones altas del draft como Griffin y Matthew Stafford de los Detroit Lions, agregó: "Lo que están viendo en la NFL en este momento es la punta del iceberg. La NFL comenzará a hacer más cosas con el pasador. Si observan jugar a los Pittsburgh Steelers en este momento, la única diferencia entre lo que Ben Roethlisberger hace en la lectura de opción y lo que un mariscal universitario hace, es que Ben no corre con el balón".

"Definitivamente se está viendo esa tendencia ya", indicó George Whitfield, quien entrenó a mariscales como Newton y Andrew Luck. "Probablemente el 60 por ciento de la liga está usando la formación escopeta. Llegas a tercera oportunidad y tres cuartos de los equipos están en esa formación. Solía ser un problema para los mariscales de campo de formación 'spread', porque los críticos se preguntaban si podrían alinearse bajo centro. ¿Cuándo fue la última vez que vieron a Tom Brady recibir un balón bajo centro?".

Estos cambios hacen que alguien como Kelly, de Oregon, sea una mercancía caliente. Dominik dijo que los Bucs estaban intrigados por su éxito a nivel colegial --los Ducks se han ido 45-7 bajo su mandato y promediaron 50.8 puntos por partido esta temporada-- porque Kelly es "la mejor mente ofensiva del país".

Robinson, de los Seahawks, también dijo que Carroll era un entrenador fascinante porque "tuvo mucho éxito a nivel colegial. USC fue dominante por tanto tiempo que había que preguntarse cómo lo estaba haciendo".

Los escépticos dirán que el dinero tuvo algo que ver con el camino de Carroll, especialmente después de que USC fue golpeado por las violaciones a la NCAA a su salida, y fue despojada de su campeonato nacional del 2004. Sin embargo Carroll también aprendió cosas en la universidad que lo ayudaron en su tercera oportunidad como entrenador en jefe de la NFL. Lo más importante, descubrió que ser un entrenador en jefe de nivel profesional tiene que ver con el poder. Cuanto más se tiene, más se puede determinar su propio destino.

Cuando los Seahawks contrataron a Carroll, recibió control total sobre los movimientos de personal. De pronto, el hombre que alguna vez fue considerado muy bueno para dirigir un equipo de la NFL tenía los recursos para hacer lo que quisiera. Carroll remodeló la plantilla en una temporada.

"Cuando estaba en New England, había mucho que hacer conmigo", señaló Carroll, quien ganó el 56 por ciento de sus partidos en sus tres temporadas con los Patriots. "Pero tuve una visión más clara de mi filosofía en USC, y eso es mucho de lo que estamos haciendo aquí. La autonomía que tienes en la universidad es enorme. Yo nunca tuve el poder en New England para hacer ciertas cosas, pero eso es lo que tengo aquí".

Otro factor que afecta las oportunidades a nivel profesional para entrenadores colegiales es la necesidad de sangre fresca. La NFL ha alcanzado un punto en el que la lista de potenciales candidatos para asumir el puesto de entrenador en jefe es poco profunda. Los coordinadores solían ser los prospectos más probables para tomar los puestos de entrenador en jefe, pero ahora muchos de los que cumplen esa función son hombres que han sido despedidos como entrenadores en jefe. Tan sólo este año, hay 23 coordinadores que se ajustan a esa descripción. "La liga es extremadamente volátil", indicó Dominik. "Cada año, cerca de seis tipos perderán sus empleos".

Es por eso que Carroll dice que los mejores candidatos para dirigir del fútbol americano colegial son los que ya han estado en la NFL. "Si no han estado en la liga, puede ser una especie de choque cultural", señaló Carroll. "Tienes que ser muy preciso en todo lo que haces porque todos son muy buenos. Es un gran proceso. Tienes que poner atención a todos los detalles. Los que no hacen eso por lo general fracasan. Pero si has estado ahí antes, es sencillo elaborar tu plan"
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