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Sabah, en busca de la redención

MÉXICO -- Miguel Sabah voltea hacia atrás y observa un cambio radical del joven que llegó a Chivas en relación al que hoy regresa al punto de partida.

Ya no es más el delantero que se sentía desplazado y que sufría en la banca. Como tampoco es, porque aclara que en realidad nunca fue un futbolista temeroso como se le etiquetó en su etapa con el Cruz Azul por declarar que su equipo había jugado con miedo ante el América.

Actualmente, Miguel es uno de los delanteros mexicanos más rentables, y por ello el técnico John van´t Schip lo eligió para reforzar su ataque.

Pero Sabah no olvida que un día de su adolescencia decidió dejar el paraíso de las playas de Cancún para conquistar la tierra prometida del Rebaño. Aquel muchacho de 15 años dejó de contemplar el mar para aventurarse en el césped de Verde Valle.

Eran tiempos complicados en el Club Guadalajara, y él arribó justo cuando la institución regida por una Asociación Civil entregó en arrendamiento al primer equipo a la Promotora Deportiva encabezada por el empresario Salvador Martínez Garza. La prioridad era armar a Chivas con figuras consagradas, por lo cual el proyecto de las fuerzas básicas era totalmente secundario.

Para la ligera suerte de Sabah, él ingresó a las fuerzas inferiores que manejaba Promotora con un suizo llamado Herman Kaelin, quien le tuvo confianza desde el comienzo.

Las otras fuerzas básicas, las de la AC eran dirigidas por José Luis Real.

Miguel confiesa que los inicios no fueron sencillos, sobre todo porque por momentos le ganaba la nostalgia.

"Era complicado porque no podía pasar con mi familia las fiestas de Año Nuevo, tenía que estar aquí en Chivas, en la casa club", dice Sabah ahora de 33 años en charla con ESPN.com.

Cada pasaje permanece grabado en su mente, y Miguel vuelve a disfrutar el viaje al pasado de aquella época en la que tenía que debía ganarse un lugar entre los gigantes a los que llamaban Súper Chivas. Ahí estaban Claudio Suárez, Ramón Ramírez, Alberto Coyote, y Missael Espinosa, entre otros.

"Me instalé en la casa club y empecé a jugar con la Segunda División, ya había jugado en la Tercera. Esos años fueron muy buenos porque a los 16 y 19 empecé a entrenar con la Primera y a la vez jugaba con la Segunda, así me traían, pero aprendí bastante porque en ese tiempo me tocó lo que eran las Súper Chivas con el Tuca (Ricardo Ferretti como técnico), y ahí te levantabas o te caías con el carácter que él tenía, pero me fue muy bien. Tuve el proceso necesario para poder llegar a plenitud a la Primera División".

Contrario a como sucede en la actualidad, en Chivas no se apostaba por darle oportunidad a los jóvenes, y Sabah sabía que lo suyo podría ser una causa perdida.

"Antes era casi imposible debutar, pero éramos pocos a los que nos tenían en cuenta, de los que están aquí Héctor Reynoso también fue compañero mío en ese proceso, y era muy complicado porque en ese tiempo había muchas estrellas que se habían ganado su nombre a pulso, y como joven era otro tipo de entrenamiento, debías tener más cuidado, no es como ahora que de pronto se puede relajear o hacer una entrada fuerte, ahí aprendimos bastante, y eso en lo personal me ayudó mucho".

Su debut se dio un sábado del 2000, pero el Rebaño ya había sido desmantelado, no estaba más el temperamental Tuca Ferretti como técnico, y muchos de sus monstruos sagrados se habían ido. El técnico que lo mandó a la cancha fue Hugo Hernández, en una derrota ante el Cruz Azul. Pero Sabah no volvió a aparecer sino hasta el Verano 2002, cuando Óscar Ruggeri era el técnico.

"Recuerdo que me mandaron a llamar de un partido en Primera A en Tijuana, y yo vine con toda la intención de quedarme, afortunadamente ya venía de planta a la Primera División, y desgraciadamente se lesionó Emilio Mora y se me abrió la puerta para jugar de centro delantero natural, debuté, demostré como joven que tenía todas las ganas. En ese momento no se me pedía más que seguir con esos deseos".

Pero la estancia en Chivas nunca fue sencilla, y luego de cinco años con tan sólo 21 goles en ese periodo tomó la decisión de dejar la casa rojiblanca para ir a la conquista de otro club grande: el Cruz Azul.

"Uno tiene metas, aspiraciones, obviamente mi forma de ser, mi carácter no me permitía estar en la banca, y más cuando demostrabas con goles en cada partido, eso me dio la pauta para tomar una determinación y buscar otros horizontes. Y así fue, se me abrió la puerta en Cruz Azul, fue muy difícil, pero aprendí bastante".

UNA DECLARACIÓN MALINTERPRETADA
Sin embargo, ahí Miguel se encontró con otro ambiente enrarecido por el ayuno de títulos de Liga que se arrastra desde 1997. Sabah llegó para cubrir una posición que no se llena desde la salida de Carlos Hermosillo, lo cual le generó mayor tensión con los aficionados y medios de comunicación. Cuando Miguel casi encontraba el equilibrio, este se rompió al declarar al final de un partido contra América que Cruz Azul había jugado con miedo, lo que se interpretó que él era temeroso de enfrentar los grandes compromisos. A partir de entonces, Sabah en un tono de burla se ganó el mote de el "Hombre sin miedo".

"En lo futbolístico aprendí bastante, la madurez fue más que notoria por toda la presión que vivía el equipo, y yo por ser el centro delantero del Cruz Azul no era cualquier cosa, y ustedes lo han visto han pasado muchos jugadores y es complicado. Pero me fue bien, obvio sí quería el campeonato, y no se dio. Aprendes de todo, hay veces que no puedes declarar lo que sientes o que no puedes decir cosas porque se pueden tomar en doble sentido, y de eso aprendí porque cuando llegué a Morelia no hablaba de cosas que me pudieran comprometer, y no por el qué dirán sino simplemente esa vez el problema se hizo bastante grande y a mí no me pareció; les dejé en claro a mis compañeros que no era así, que gracias a ellos yo estaba ahí y hacía goles".

Aquellos momentos fueron de los más escabrosos de transitar, ya que no había tregua en las críticas y mofas.

"Sí me molestaba, porque en la cancha lo he demostrado, si te pones a ver los partidos que jugué contra América anoté como cinco goles en seis partidos, entonces no era por ahí. Cada vez que me querían entrevistar para hacerme ese tipo de preguntas les contestaba lo mismo: si tuviera miedo no hubiera metido ningún gol, y mis actuaciones habían sido muy buenas. Me molestaba porque te etiquetan por algo que no es y por eso lo tomas a mal".

EL JEFE AL RESCATE
Su llegada a Morelia coincidió también con el regreso del técnico que se ha identificado con Morelia: Tomás Boy. A través de los años, el Jefe se ha caracterizado por motivar a sus jugadores, sobre todo a aquellos que se creían olvidados. El carácter de Boy fue estímulo puro para un Sabah que había perdido la confianza.

"Él ayudó que mi carrera se fuera para arriba, le estoy muy agradecido, lo sabe, porque fue una pieza muy importante en mi madurez como futbolista, y gracias a él mi carrera ha crecido bastante".

Fue la etapa en la que Miguel no solamente fue productivo para Monarcas, sino para la Selección Nacional, a la que prácticamente le aseguró el boleto al Mundial de Sudáfrica 2010 con un gol suyo ante Estados Unidos en el estadio Azteca.

EL PRESENTE ROJIBLANCO
Después de su recorrido por más de 15 años de trayectoria, Sabah retorna a sus orígenes. Y hoy quiere consolidarse como el goleador que apuntaba a convertirse en Chivas. Ha sido convocado de nueva cuenta para aportar su poderío ofensivo a un equipo necesitado de goles, y lo mejor es que se reencontrará con su antiguo compañero del Morelia, Rafael Márquez Lugo.

"Busco lo de siempre en mi carrera: ser un jugador importante para el club, un goleador, alguien que se rompa el alma por el equipo, ser un compañero dentro y fuera de la cancha, y lo que todos esperamos que Chivas sea un equipo protagonista, estar en los primeros lugares, clasificar a las Liguillas y ser campeones. Esa es mi mentalidad y vengo a ganarme un puesto y entregar todo".

Miguel Sabah ha cerrado su pasado. Ya no hay resentimientos por lo que pudo ser y no fue, ni mucho menos contra Jorge Vergara, tal como lo dijo en su presentación el lunes pasado, y como lo reitera ahora, aprendió a ser prudente en sus declaraciones. Y es que Miguel ya no es el joven de 15 años que salió de Cancún, Quintana Roo.