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La noche grande de Manny Machado

Los Orioles pasaron del sótano a la cima en fildeo luego que Machado se uniera al equipo. Peter Hapak para ESPN

Esta historia aparecerá en la edición del 7 de enero de ESPN The Magazine.

CUANDO LOS JUGADORES LEGENDARIOS salen del diamante por última vez, en el sistema de sonido del estadio se escucha la música para decirles adión, y los fanáticos les dan una gran ovación final. El mundo sabe que se les está diciendo adiós.

Las bienvenidas no son usualmente tan obvias. Pero el 12 de septiembre pasado, Manny Machado hizo una jugada en el Camden Yards que tuvo el efecto de anunciar su llegada de forma tan enfática como ninguna otra.

Los Orioles estaban empatados en el primer lugar con los Yankees en la división Este de la Liga Americana. Ese hecho de por sí ya era increíble: Los Orioles no habían tenido una temporada ganadora desde 1997, y aquí estaban luchando a mediados de septiembre, en cada contra los Rays, en la batalla por un puesto en los playoffs. Con dos outs en la novena entrada y el pizarrón empatado 2-2, el corredor emrgente de Tampa Rich Thompson se robó la segunda base. Y Evan Longoria, el mejor jugador de los Rays, se paró en la caja de bateo.

Un hit en ese momento rompería el empate. Longoria logró llevar al lanzador Jim Johnson de Baltimore al conteo completo de 3-2. El lanzamiento decisivo del cerrador fue un cambio de velocidad y logró engañar a Longoria. Logró darle a la pelota y sacó un débil rodado por la línea de la tercera base.

Machado se apresuró a correr hacia ella.

Machado tuvo buenos instintos en la tercera base a pesar de haber jugado la posición hace apenas un mes. Baltimore necesitaba el guante del chico de 20 años (los Orioles estaban entre los peores equipos de la liga en términos defensivos), pero teniendo al ganador del Guante de Oro 2012 J.J. Hardy sentado firmemente en la posición de Machado como torpedero, los Orioles decidieron intentar colocarlo en la antesala. Había jugado la esquina caliente en solo tres ocasiones en su vida: en dos juegos en ese verano en Doble A y un partido cuando tenía 13 años. Cuando recibió la llamada para unirse a Baltimore, Machado respiró profundo, tomó su teléfono y le envió un mensaje de texto a su amigo Alex Rodríguez, el tipo que él pensó que podría ayudarlo. "Era algo así como: Uh, Al. ¿Qué hago?", recuerda Machado.

Machado y Rodríguez tienen mucho en común. Ellos jugaron en la preparatoria en Miami, ambos fueron seleccionados en el sorteo a los 17 años (Rodríguez fue la primera selección en 1993; Machado fue la tercera selección en el 2010) y debutaron como profesionales midiendo 6'3" y con unos bates que prometían muchísimo. Machado utiliza el No. 13 a modo de homenaje a Rodríguez; A-Rod ha sido generoso con su tiempo, invitando al chico a entrenar con él en la temporada baja y pagando por la cena.

Cuando recibió los textos de emergencia de Machado en agosto, Rodríguez le dijo de forma segura que todo estaría bien. Pero mientras Machado se abalanzaba sobre la roleta de Longoria, parecía imposible que se lograra un buen resultado. Longoria corría de forma veloz hacia la inicial. A Machado no le quedó más opción que intentar atrapar la pelota con su mano desnuda. Sería, como poco, una jugada muy cerrada. "Él ya entiende los relojes internos", dijo el campocorto por excelencia de los Orioles Cal Ripken. "Él sabe cuanto le va a tomar hacer una jugada en comparación a la velocidad de un corredor. Manny entiende ángulos y posiciones. Es mucho mejor que yo a esa edad".

La atrapada fue limpia, y a medida que Thompson corría por la tercera base, Machado dobló su brazo. Él sabía que un tiro malo echaría a perder el partido y el primer lugar: Los Yankees estaban a punto de vencer a Boston y a moverse adelante en la columna de las victorias. Además vio que Longoria estaba cerca de la inicial. En otras palabras, hizo muchos cálculos en su mente. "No quería tener corredores en primera y tercera", dijo, "así que decidí intentar algo y ver lo que pasaba".

Disparó.

Thompson vio el movimiento y miró hacia la primera base, intentando seguir la trayectoria de la pelota. Pero no había pelota. La multitud emitió un grito contenido al unison, y ahora Machado se había virado, y se encaminaba hacia el plato, de frente al corredor. De alguna manera, seguía en control de la pelota.

A medida que el estadio estallaba de felicidad, todo se volvió más claro. Había hecho una jugada de engaño y ahora tenía el control. Le pasó la pelota a Hardy. Thompson, atrapado entre el campocorto y el receptor de los Orioles Matt Wieters, intentó llegar al plato. Wieters lo tocó. Se había acabado la entrada. "Fue la mejor jugada de mi vida", dijo Machado.

"Fue el momento en el que me dije, 'Wow, ¿este chico es una estrella'?" dijo el gerente de los Orioles Dan Duquette. Ripken añade: "Incluso con sus atributos físicos, el mejor activo que tiene Manny es quizás su mente".

La jugada en sí, esa jugada de engaño, vivirá por siempre en YouTube, y Machado se convirtió en un héroe en Baltimore esa noche. Los fanáticos de los Orioles habían visto 14 años de equipos perdedores, una era en la que los rivales divisionales Yankees habían ganado la Serie Mundial cuatro veces, los Medias Rojas la ganaron dos veces e incluso los ex perdedores Rays también llegaron una vez a la Serie Mundial en el 2008. Con una jugada – teniendo un partido y quizás una temporada en la balanza -- Machado logró vencer los fatales augurios que permearon la peor racha en los 112 años de historia de la franquicia.

Sin embargo, eso no fue todo para Machado. Se paró en la caja de los bateadores para abrir la parte baja de la novena entrada, se acomodó y le echó una mirada al relevista de los Rays Kyle Farnsworth. "Se ve calmado en la caja de bateo para un novato", dijo Duquette. "Tiene confianza y puede batear la pelota hacia donde le lancen".

Machado conectó el primer lanzamiento que le hizo Farnsworth hacia el izquierdo para un sencillo. Logró llegar a segunda base con un toque de sacrificio de Robert Andino por la línea de primera base. Nate McLouth se preparó para tomar su turno y dejó pasar el primer lanzamiento que le hicieron, bola. Con la multitud de pie, McLouth conectó un cohete hacia la línea del derecho que chocó contra la pared, en la zona buena por par de pulgadas. Seis minutos luego de la jugada en la antesala, con su puño en alto apuntando hacia el cielo. Machado cruzó el plato con la carrera de la victoria, y luego se unió al grupo alrededor de McLouth para celebrar de gran forma el triunfo.

Cuatro días más tarde, Baltimore aseguró su primera temporada ganadora desde 1997. Dos semanas después de eso, los Orioles llegaron a la postemporada por primera vez en 15 años. ¿Y luego? Bueno, la alguna vez ridícula sugerencia de que los Orioles podrían competir por el cetro de la Serie Mundial parece posible con Machado siendo pieza principal de este joven equipo. A pesar que terminó la temporada con promedio de .262, tuvo 26 remolcadas en 51 juegos. "Manny tiene la oportunidad de batear .300 con 25 o 30 cuadrangulares y 100 remolcadas cada año", dijo Ripken. "Va a ser una superestrella."

Pero para los fanáticos en Baltimore, él ya lo es.